Prólogo

Con llamas ardiendo a su alrededor y el techo del departamento cayendo por las extensas llamas; yacía una persona ahí tirada en el suelo, sin oxígeno en el tanque no muy lejos de su cuerpo. No podía moverse porque un pedazo de concreto atravesó amabas piernas y asi logrará salir con vida cabía la posibilidad de que, quedé con problemas para caminar.

‹¿Es así como voy a morir? parece que en está ocasión no podré evadir a la muerte como en los últimos años, sabía que algo así podía ocurrir en cualquier instante cuando elegí ser bombero. Pese a eso, no me arrepiento de mi elección.

Lo bueno que ya no siento mis extremidades, me sorprende que no tenga miedo ni este ansioso todo gracias a las enseñanzas de mi abuela, gracias y pronto iré contigo.

Ya no puedo sentir el vapor de esas llamas queriendo devorar mi cuerpo hasta volverlo cenizas. Solo espero que cuando me alcancen mi cuerpo sea solo un cadaver frío, lo lamento por mis compañeros que no podrán darme un entierro adecuado.

Si muero no tengo arrepentimiento alguno en este mundo no hay nadie que me esperé. No hace menos de dos años enterré a mi única familia, mi abuela. Ella fue una de las razones por las que quise ser bombero, en sus años de juventud fue la mejor bombero. La otra razón era para salvar vidas y lo hice, salvé a muchas familia de este edificio con eso estoy más que feliz.

Aunque, me hubiera gustado romperle los dientes al dueño de este departamento por tener ese Leopardo negro en cautiverio, mis compañeros se encargarán de liberarlo.› Las gotas de aguas deslizándose por las esquinas de sus ojos, humean. Él decía no tener nigún arrepentimiento pero puede que si los tenga a final.

—No puedo engañarme a mi mismo.—Comentó débilmente.—Si tengo dos arrepentimientos, el primero es el no haber ganado lo suficientemente para no preocuparme por que comer.

Soñaba con un día ganar la lotería de cientos de dólares, por ello siempre compraba un boleto pero su mala suerte era mas grande que una montaña.

—El segundo arrepentimiento es no estar vivo para ver el reparto de los personajes de mi novela favorita, quería saber que actor sería el villano. Era un maldito pero me encantaba su diseño cuando salió en la portada del segundo volumen, empezando por su tersa piel morena. Era una barra de chocolate bastante exquisita.—Suspiro con pensar.—Si existe otra vida déjame nacer en una familia rica... No quiero trabajar.—Cerro sus ojos.

Fue su último deseo como último aliento antes de caer en el sueño eterno, o es lo que él creía. Su último deseo solo fueron delirios de un fanático a la fantasía y ciencia ficción no esperaba que Dios le concediera tales delirios ya que, se encontraba en la cama en una posee provocadora con sus esbeltas y suaves piernas al descubierto.

—Uh, ¿Ya estoy muerto?... ¿Qué ese olor?—¿Mi carne quemada huele así de bien?—Algo no se siente bien.—Abre sus ojos, él tenía una mirada bastante traviesa.

Mirá a su alredor sin entender nada en busca de respuestas; en su vida había visto tantos objetos caros y brillantes al grado de querer hacerlos suyos.

‹¿Qué está pasando aquí? No comprendo tal repentino desenlace, un momento me encuentro atrapado y al otro estoy acostado en la cama del Rey por lo cómoda que esta. Ya no hay nigún techo cayendo ni llamas arrasando con todo a su paso. ¡¿Acaso este es el paraíso?! Salve tantas vidas que Dios quiso recompensar mis...?!›

Él joven se estremecio al notar que había alguien más en la habitación, girado su rostro con rigidez hacia esa dirección donde provenía esa penetrante mirada, reteniendo un suspiro al encontrarse con tan profunda y afilada mirada.

Se sintió desnudo ante ese intenso color azul de sus ojos almendrados, ese azul es tan profundos que parecía violeta. Era como si esa persona pudiera ver atraves de todo e inclusive su alma misma. Como reflejo a lo desconocido y sentirse expuesto él cubrió con la colcha su sensual y, tan esbelto cuerpo sin percatarse de la ropa provocativa que llevaba puesta.

——¡Dios!—Exclamó ahogado mientras un "glup" paso por la garganta del joven y se escuchó tan fuerte en esa silenciosa habitación.

A su ver solo un Dios podía desprender tan intimidante e imponente aura como ese brillo a su alrededor, también por el hecho de que cree que está muerto y está tan aturdido que no se a dado cuenta que tal vez le conoce.

Y no era para menos también que el joven reaccionará de esa forma si enfrente había tal escultura viviente de casi dos metros, de largos cabellos azabaches y de armoniosa figura. Tal musculatura fina parecía tallada minuciosamente, demasiado majestuosa para ser de un simple mortal por lo que creía firmemente que esa era la escultura de un Dios.

‹¿Tiene que ser Dios, verdad? Imposible que ese ser sea un simple mortal con ese cuerpo tan fornido y esos rasgos fáciles fríos pero eso lo vuelve encantador. Convirtiéndolo en alguien difícil de obtener y hay que ver la ropa que lleva puesta es muy parecida a la que usaba los dioses griegos. ... Espera, estoy pensado en blasfemias.

Sin embargo, algo no se siente bien del todo aquí, ¿por qué siento que lo conozco de algún lado?› Pensó mientras seguía mirando a esa persona.

—¿Despertaste?—Preguntó con su voz grave.

—¿No es obvio?—Respondió valientemente aún cuando sabía que podría estar en peligro.

‹¡Vaya pero que voz es así de buena también! Pero, ¿por qué me está viendo con esas ganas de querer matarme? ¿Acaso cometí algún crimen que no sabía y por ello no podré reencarnar?› Se cuestiona sin dejar de mirarle.

—Si es así entonces sal de la habitación.—Demanda.—Podremos estar casados pero eso no significa que dormiremos juntos, no te hagas falsas ilusiones.—Se expresaba monótono pero en su voz seguías percibiendo esa frialdad congeladora.—No pienso consumar la noche de bodas, es innecesario porque no voy a tener nada contigo mas allá de ser un tranquilizante. No olvides que solo estás para guiarme cuando mi energía se descontrolé.

—¿Qué?—Solo tenía que abrir su boca para que ese atractivo cegador en él, se jodiera. ¿Pero de que rayos está hablando? ¿Casamiento? ¿Consumar el matrimonio?—¡Que se caso quién...!

Un agudo y tan desgarradora punzada penetró su cráneo, unos cuantos recuerdos que no eran suyos lo inundaron, no sabía que estaba pensando exactamente pero se dió cuenta que esto no era el cielo sino que tal vez el infierno.

—¡Caín!—Exclamo asombrando el nombre del contrario.

‹¡No me jodas, no me jodas! Ya decía yo que me parecía conocido este bastardo... ¡Estoy en el mundo de mi novela favorita y baya mierda de mundo!› Él no estaba para nada feliz con eso, porque una cosa es gustarte algo y leerlo la otra es vivir en carne propia lo que se vive en el mundo.

—Nunca te dí permiso para tutearme, soy tu comprador y tú únicamente la mercancía que me es de utilidad.—Lo ve fríamente—No olvides que te toleró únicamente porque...

—¡Qué te jodan maldito no por nada me caías mal!—No iba a soportar nigún otro insulto, ya había escuchado demasiado.—Ni que estuvieras tan bueno.—Hace una mueca de asco.

Si vamos a morir lo haremos con dignidad y con valentía, no retrocedí nunca contra esos jóvenes maestros que querían meterme mano tampoco lo pienso hacer ahora. Soy mejor bombero de la estación 115, apodado de muchas maneras entre ellas el perro de fuego.

—Permíteme corregirte, tú no olvides que si se te acaba el dinero nos divorciamos ese mismo instante.—Camina hacia la puerta.—Entonces veremos si hay otro guía compatible contigo, bastado.—Azoto la puerta.

Mentiras, el muy bastador si esta bueno en todos los aspectos. No se porque el autor lo creo con tanto esmero y amor a este tipo al punto de que no se puedo negar su belleza masculina. Sin embargo, hay que bajarle los sumos aunque pueda que no pase de esta noche ya que, tengo la mal suerte de estar casado con nada menos que con el villano de la novela. "Dos Espers defendiendo el mundo y amado a un solo guía."

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top