La arrastré durante todo el camino mientras ella se resistía.

—¡Suéltame! —gritaba.

No lo iba a hacer, no importaba cuanto me suplicara o más bien "amenazara".

—¡Si no me sueltas, te mataré! ¡Te mataré, maldito secuestrador! —seguía gritando.

¿Secuestrador? Otro término humano. Qué complicados estos humanos, aun así quería saber más. En vez de volver al castillo, la llevé a donde estaba aquella otra silueta oscura, que me había explicado amablemente sobre este asunto.