Touché


El resto de la tarde y la cena transcurrieron tranquilas para mí. Ni Brittany, ni ninguna de las otras chicas volvieron a hacer comentarios desagradables en mi contra. Aparentemente las había hecho callar a todas. Aunque tuve la sospecha de que durante la cena se pasaron tramando algo en mi contra. Hablaban bajito, me miraban y lanzaban risitas de vez en cuando.

Me costó mirar a David a la cara mientras comíamos, ni siquiera respondí cuando hizo una alabanza al delicioso pescado a la parrilla. Evelyn y él parecían más contentos que de costumbre. Sin embargo, Ethan no me había dirigido la palabra. Se adelantó a mí en la fila para servirse y cuando terminó se sentó en una mesa más alejada de la nuestra, sin siquiera lanzarme un vistazo. Tampoco se situó a mi lado cuando se cantó "Cumpleaños Feliz" al tío Jack y todos posamos junto a él para la foto grupal.

Entró a la pieza al menos una hora después de que yo fuera a acostarme. Se metió en el baño sin decirme nada mientras yo hablaba por teléfono con Curi, en pijama, sentada en mi lugar de la cama y tapada hasta la panza. Curi me había llamado hacía media hora más o menos para contarme que acababa de descubrir que la fiesta era el cumpleaños de la hermana de Julia, su antigua novia de primaria.

La recordaba muy bien, Julia le había dado su primer beso, en la biblioteca del colegio. Pero luego de dos semanas terminaron porque ella estaba demasiado celosa de que él se pasara todo el día conmigo, en vez de estar con ella.

—Trata de fingir que no la recuerdas —le dije mientras Ethan salía del baño con su pijama puesto—. No tienes que hacer caso de cada ex que encuentres en una fiesta, ni siquiera si sólo ha contratado tus servicios de fotografía para volver a tener contacto contigo.

Ethan se acostó a mi lado y se tapó hasta el tope con la frazada, dándome la espalda.

—Y no te preocupes por Trisha, —continué, reconfortando a Curi— no tengo idea de por qué se habrá molestado contigo, pero si no hiciste nada malo no tienes por qué preocuparte.

Miré de reojo el cabello de Ethan que sobresalía por debajo de la frazada.

—De hecho, no es la única que se ha enojado sin motivo esta noche. Ethan me ha ignorado por completo desde que... mmm, mejor lo hablamos luego —le dije y terminamos la conversación.

Dejé el celular al costado, sobre la mesita de luz y apagué la lámpara, acomodándome en la habitación a oscuras.

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La sed me hizo despertar en medio de la noche. A pesar de todo el alcohol que había ingerido, no había tomado casi agua en todo el día y me levanté con la garganta seca. Recordé el bebedero que estaba en el pasillo, por lo que me dirigí afuera.

El pasillo estaba completamente a oscuras, excepto por los haces de luz que se filtraban por la ventana del fondo. Sin embargo, no me costó trabajo dar con el bebedero, ya que se encontraba entre la puerta de nuestra habitación y la siguiente.

Me disponía a llenar un vaso con agua cuando una mano apoyándose en mi codo me hizo sobresaltarme. Giré mi rostro y me encontré con un chico que me parecía conocido, a pesar de que su semblante estaba cubierto por penumbras. Sin duda era el novio de Violeta, el que ella había contado que la había engañado con otra chica.

Lancé un grito sordo y él me sonrió.

—Hola, Jackie. ¿Te asusté? —dijo y no pude distinguir si estaba sobrio o no.

—Hola, no —mentí—. Eres Freddy, ¿verdad? —me pareció que así se llamaba.

—Así que te acuerdas de mí —me dijo. Había algo en su sonrisa que no me gustaba.

Terminé de llenar mi vaso de plástico con agua y traté de alejarme un poco, estaba demasiado cerca para mi gusto. Pero él colocó ambos brazos a mis costados, obstruyéndome el paso.

—Estoy teniendo una noche muy pesada, —empezó diciendo— Violeta no me deja dormir con ella en la pieza, así que me vi obligado a quedarme acá en el pasillo. Me vendría bien un poco de compañía.

Comencé a alarmarme y sujeté el vaso con más fuerza.

—Necesito entrar a dormir —le dije, abriéndome paso e intentando llegar hasta la puerta de la habitación. Pero él me siguió y me tomó del brazo, colocándome contra la pared.

—A pesar de lo que algunos digan, eres bonita —con la otra mano colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja y empezó a acercar su rostro al mío sin detenerse. Mi primera reacción fue derramarle toda el agua del vaso en el rostro y tratar de abrir la puerta de la habitación. Él contestó con violencia, me dio un empujón que me hizo ir de lleno contra la madera, provocando un ruido. Iba a gritar, pero él me tapó la boca con fuerza. —Sólo te estoy pidiendo un beso, no es demasiado —me dijo oprimiendo con ímpetu mi boca con una mano, hasta el punto en que empezaba a dolerme, y haciendo fuerza sobre mis brazos con la otra, para que no me pudiera mover.

En ese momento un impulso contrario nos hizo apartarnos a los dos. La puerta por la que estaba recostada se había movido, eso era seguro. Freddy perdió el equilibrio y fue a parar a la pared de enfrente. Y yo me acurruqué en un costado, asustada.

—Jackie, ¿estás bien? —esa era la voz de Ethan, que ahora me ayudaba a incorporarme.

Asentí y me aferré a sus brazos hasta ponerme en pie. Él me ayudó a entrar a la habitación y cerró la puerta cuando estuve adentro, quedándose él en el pasillo. Me apuré para subirme a la cama al momento en que escuchaba unos golpes afuera.

Ethan volvió a ingresar un momento después, respirando con dificultad por la rabia contenida, cerró la puerta con llave y se acercó a la cama. Me pasó un nuevo vaso de plástico lleno de agua y se acostó a mi lado. Le asentí en agradecimiento, me hallaba aún demasiado espantada como para hablar.

—¿Te lastimó? —me preguntó él y negué con la cabeza mientras bebía el agua. Dejé el vaso vacío sobre la mesita. Ethan no paraba de mirarme fijamente, como si fuera a romperme en cualquier momento. En realidad me sentía así, pero no quería llorar delante de él, así que apagué la luz y le di la espalda. —No estará aquí mañana cuando despiertes, lo prometo —me dijo con cariño.

—Gracias —fue lo único que pude contestar antes de rogar que me venciera el sueño.

_______________.._______________

Definitivamente Freddy no estaba en el desayuno del día siguiente y escuché a Violeta inventando alguna historia jactanciosa sobre que él debió retirarse en plena madrugada porque le avisaron que su abuela estaba muy enferma. Ethan todavía parecía molesto conmigo, aunque no tanto como lo estuvo el día anterior. Al menos ahora me dirigía alguna que otra palabra y parecía fijarse todo el tiempo en si estaba cómoda o no, aunque disimulara mucho para que yo no me diera cuenta.

El altercado de la noche anterior pasó a un segundo plano cuando Jason y un primo segundo me invitaron a un partido de vóley acuático en la pileta. Si hubiera descubierto este grupo anteriormente con seguridad hubiera pasado un fin de semana mucho más entretenido. Jason era demás amable y su novia, Danna, bastante más agradable que las primas de Ethan. Y luego estaba Rupert, su cita Josh no le había caído lo suficientemente bien así que lo mandó a la mesa de los mayores y me tomó a mí como compañera de Voley. Ganamos los primeros dos de tres partidos y hasta inventamos un pequeño baile de victoria, del que nuestros contrincantes se burlaron. Rupert no dejaba de aclamar que yo era su pareja ideal y que, de no haber sido gay, definitivamente hubiera sido yo su cita este año.

—Al menos así mi cita me dirigiría la palabra —le dije.

Ethan casi no se había acercado a mí y, conforme nos alejábamos de la noche anterior, más parecía volverle el enojo que había tenido antes.

—Nunca había visto un hombre que se moleste porque una mujer lo besó —me contestó Rupert mientras nos alistábamos para el siguiente partido—. Excepto yo, por supuesto, si alguna chica me besara me sentiría ofendido.

Los dos reímos a carcajadas.

—En realidad no sé si está molesto por el beso —le dije—. Sólo sé que lo está desde ese momento, pero no me he parado a preguntarle cuál es el problema.

Él se encogió de hombros y volvimos a la carga.

El partido siguiente terminó a nuestro favor, lo cual nos dio una victoria definitiva.

—Hacen buen equipo —tuvo que reconocer Jason cuando nos estábamos secando afuera de la piscina.

Algunas parejas ya se retiraban a sus habitaciones para preparar los bolsos y volver a la ciudad cuando un auto nuevo y moderno hizo su entrada por el portón principal. Brittany, quien había estado tomando sol al costado de la piscina se acercó a mí con paso decidido.

—Una vieja amiga mía está llegando para llevarme a casa y estoy segura de que la conoces —me lanzó una sonrisa cargada de superioridad mientras el auto se detenía y de él bajaba una mujer despampanante en un vestido corto y súper escotado—. Si tú no sabes quién es, te aseguro que Ethan sí lo sabe —me dijo antes de darse la vuelta con aires de gloria y volver a la reposera en la que se encontraba, sin sacarme de encima la mirada.

Pero yo también conocía a la mujer. Nunca antes la había visto en persona, sin embargo, la reconocí de innumerables revistas y desfiles de moda. Cindy Preston, quien también había sido la primera cita que Ethan trajo a este lugar.

La mayoría de los hombres se quedaron con la boca abierta al verla llegar hasta donde todos estábamos. Pero ella hizo caso omiso de todos y se fue directamente hasta Ethan. Como si Brittany lo hubiera planeado a la perfección: Cindy se acercó, tomó la quijada de Ethan entre ambas manos, le dijo un audible "hola, bebé" y le plantó un apasionado beso en los labios.

Mi rostro se deformó de inmediato. Debí haber sido demasiado obvia porque Brittany lanzó una carcajada aguda que se clavó en mis oídos. Pero Ethan, muy lejos de separarse de Cindy, llevó sus manos a su cintura y la acercó más a su cuerpo, mientras continuaba besándola.

Parecía que se iban a comer la cara y de solo verlos me entró nauseas, así que sin importarme nada me di la vuelta y me retiré yo también hacia las habitaciones. Me fui sin dar crédito a lo que había pasado, aunque de una cosa sí estaba segura: Brittany me había derrotado.

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