La razón por la que se fue
Llegó el sábado, el día más esperado. Aparte de la emoción del casamiento, me pasé toda la mañana detrás de la mudanza de casa. Ordenando todo en cajas durante las primeras horas y trasladando lo que faltaba con ayuda de Curi y Trisha después del mediodía, y los muebles, con el camión de mudanza que contraté. Trabajamos sin parar durante todo el día, así que para eso de las tres de la tarde, ya teníamos toda la casa vacía y gran parte del departamento nuevo armado.
Preferí evitar mirar a la cara a mi amiga durante demasiado tiempo, porque las dos estábamos inundadas por la melancolía. Ella más por haber tenido que cerrar la tienda, pero no sabía nada de la sorpresa que le daría cuando se terminara el centro comercial y nos entregaran la nueva tienda que le pertenecería.
Sólo pensar en eso me llenaba de regocijo.
Le había propuesto trabajar conmigo en el refugio. No es que le haya agradado demasiado la idea, pero la convencí. De todos modos, yo sabía que sólo sería temporal.
La donación de Norman al refugio había llegado el día anterior, logrando que todos se pusieran muy contentos. Habíamos decidido usar el dinero para contratar más personal y ampliar la capacidad del albergue.
Agnes se ocuparía de invertir una parte en la comunicación necesaria para conseguir más afiliados a la causa que colaboren mensualmente.
Así que todo estaba marchando de maravilla allí.
La ceremonia comenzaba a las ocho de la noche, así que estuve lista una hora antes. El timbre sonó y fui a contestar rápidamente.
Ethan se encontraba allí. Lucía el traje más elegante que le haya visto hasta ahora, se había hecho un corte de cabello, que le sentaba maravillosamente bien, y su aroma era embriagador.
—Oh, Dios —soltó al verme. Hizo un ademán de llevar las manos a los bolsillos, pero una de ellas se desvió, resbalando al costado.
—¿Qué? —exclamé y me apuré en comprobar si no se había desprendido la hebilla que sujetaba mi peinado. Pero estaba en su sitio correspondiente, así que me costó interpretar su expresión. —¿Tengo algo malo? —tal vez se me arruinó el maquillaje sin que lo notara.
Él sonrió al notar mi expresión de susto.
—Para nada, te ves preciosa.
Desvié la mirada porque me sentí avergonzar.
—Gracias... ¿Vamos? —le dije, y salimos al pasillo de nuestro piso.
—Veo que estuviste trasladando todo hoy —comentó mientras descendíamos por el ascensor.
Él no había estado por ahí en todo el día. Los sábados solía trabajar tanto como lo hacía entre semana.
—Ajá, costó un poco pero lo logramos —contesté con alegría—. ¿Buscaremos a Cindy por el camino?
—No.
Eso se sintió extraño.
¿No llevaría a su novia al casamiento de su padre?
—Pero asumo que sí va a ir... —agregué para confirmar.
—Claro —dijo él—. Tiene algo antes, pero estará ahí más tarde. ¿Por qué lo preguntas?
Pues porque tiene que presentarse, obviamente.
—Por nada... sólo me surgió la duda —contesté.
—Kurt y Trisha van juntos, ¿no?
—Sí.
—Y Oliver también va —comentó.
—¿Oliver? ¿Acaso no te llevas mal con él?
Me miró extrañado.
—No desde que prometió ser una mejor persona —rio—, y no me quedó otra opción más que creerle —se encogió de hombros.
—Me alegra que se lleven mejor —comenté.
La limusina estacionó frente a la casa de David, donde se llevaría a cabo la ceremonia.
El lugar tenía una encantadora, pero sencilla decoración y aún no había casi nadie por allí.
Ethan se dirigió a ayudar a su padre y yo me encontré con Evelyn, quien estaba preparándose en su habitación. La asistí con los últimos detalles antes de salir, unos minutos pasadas las ocho.
La música sonaba acorde en el patio trasero, que ya se encontraba repleto de invitados. La novia empezó a caminar decidida sobre la alfombra, en dirección a David, que la esperaba emocionado. Ethan me hizo una seña para que me ubique a su lado, delante mismo del altar.
Todos sus parientes estaban allí, afortunadamente nadie había dado la espalda a los novios en un día como éste. Incluso Norman se había presentado con su esposa.
Brittany también. Llevaba un vestido plateado, largo y elegante, con un pequeño tocado de perlas decorando su cabello. Se encontraba al otro lado de Ethan cuando me acerqué, y hasta mostraba una ancha sonrisa.
—Ustedes serán los próximos —nos dijo ella, luego de saludarme con júbilo.
Me sonrojé en menos de lo que dura un segundo.
¿Cómo podía decir algo así? Sabiendo que su primo era novio de su mejor amiga.
Ethan no pudo contener la risa.
—Claro que no —le dijo—. Ella se casará con algún tonto y yo me quedaré soltero como el tío Jack.
Los que estaban alrededor rieron, incluyendo al tío Jack.
El sacerdote dio inicio a la ceremonia y todos lo escuchamos atentamente. Habló sobre las bondades de vivir en pareja, los votos matrimoniales y el futuro incierto pero próspero que les esperaba.
Cuando dio por finalizada su bendición, nos acercamos a felicitar a los nuevos esposos. David desbordaba alegría, y lo hizo más aún cuando Ethan le dio un abrazo fraternal. Evelyn tenía los ojos rojos de la emoción, estaba muy bonita en su vestido largo y blanco.
Entonces nos dirigimos al sector de la cena y cada uno se sentó alrededor de la mesa que le fue asignada.
Me ubiqué al lado de Ethan y no pude evitar notar que todos los asientos ya fueron ocupados por Curi, Trisha, Brittany, un chico fornido que era su acompañante, Jason y su novia Danna.
—¿Estás seguro de que estamos bien ubicados? —le hablé bajo a Ethan cuando nos acomodamos.
—Claro —me susurró de vuelta—, Brittany prometió ser buena con tus amigos. Así que no te preocupes.
Yo no me refería a eso, me refería a que allí no había lugar para cuando llegara Cindy. Pero lo dejé pasar de todos modos. Tal vez el evento le coincidió con algún desfile muy importante y no alcanzaría a llegar para la cena.
Y, de hecho, la comida culminó sin su presencia.
Él le dio un apretón a mi mano antes de ponerse de pie para dar comienzo al brindis.
—Deséame suerte —pidió.
El discurso que Lydia le preparó fue perfecto. Era breve, sencillo y directo. Hasta tuvo un tinte gracioso que estuve segura de que fue agregado por él mismo.
Me recosté contra el respaldo de mi asiento, observando cada gesto que hacía. Me encantaba verlo tan contento, jamás pensé que estaría así en la boda de su padre.
—Tal vez deberías disimular que se te cae la baba —me sugirió Trisha, quien estaba ubicada a mi izquierda, al momento en que Ethan volvía a ocupar su lugar.
—¿A quién se le cae la baba? —preguntó él y mi codo se fue a impactar en las costillas de mi amiga.
—A mí —soltó ella para defenderme—. Por Kurt, obviamente.
Solía referirse a él por su nombre ahora que eran novios, porque decía que su apodo sonaba muy infantil. Pero yo lo llamaba como siempre. Ese apodo le había puesto yo misma, porque cuando aún éramos muy pequeños a él le costaba pronunciar la unión entre la "r" y la "t", articulando en su lugar algo parecido a una "i".
—¡Mi vida! —Curi la abrazó y la cubrió de besos.
Ethan y yo estallamos en risas.
—¿Ves? —le dije a él—. Estas expresiones de sofocante cariño tengo que aguantar cada vez que estoy con ellos —rodé los ojos divertida.
Él me dio una mirada astuta.
—No los culpo —se encogió de hombros—. Algo así estaría ahora yo con la chica que quiero, si pudiera.
Me desinflé en mi asiento.
No estaba segura de poder soportar una escena de él besuqueándose con Cindy cuando ella llegase.
Me puse de pie, sin responderle, aprovechando que empezaba el vals con los novios en el centro de la pista.
Los demás me siguieron y nos ubicamos alrededor, con el resto de los invitados que miraban concentrados.
Brittany tomó a Ethan del brazo.
—Cuando los novios finalicen su primera pieza, tú debes bailar con Evelyn para empezar la segunda —le dijo.
El baile inaugural estaba por terminar, así que él se dirigió más adelante, con su prima circulando detrás. Pero ella volteó a mitad de camino, volvió hasta mí y me estiró.
—Jackie, tú tienes que bailar con tío David. Ven.
La miré con asombro, pero ella me jaló del brazo, forzándome a seguirle el paso.
—Tú tienes que hacerlo primero —le dije, procurando no tropezar—. Eres su sobrina.
Yo tenía entendido que esos protocolos eran por parentesco, cercanía o algo así.
—Pero tú eres su nuera y él te adora, ve —ordenó, prácticamente sacándome a la pista en dirección a ellos. El segundo vals iniciaba en ese momento, así que no me quedó de otra que dirigirme hasta los novios e invitar a bailar a David. Ethan me sonrió al llegar junto a nosotros y tomar a Evelyn de la mano, para ofrecerle la pieza.
Pensaba disculparme por el atrevimiento de ser yo la primera en sacarlo a bailar. Porque yo no era su nuera, y Brittany evidentemente había perdido la cabeza. Pero lo vi tan contento de bailar conmigo, que me quedé en silencio.
—Si no fuera por ti, Jacqueline —me susurró él—, Ethan no hubiera estado aquí conmigo en este día tan importante. Gracias por todo lo que hiciste por nosotros.
Sonreí, intentando que no se me aguaran los ojos de la emoción. Luego de que nos quitaran la fotografía, se acercó la madre de Brittany a tomar el vals y noté que Norman ocupó el lugar de Ethan en el baile con Evelyn.
No me hubiera imaginado que él la invitaría a bailar. Tal vez mis palabras de la última vez sí habían producido algo en su interior.
Ethan se acercó a mí y me ofreció su mano. La tomé con timidez y llevé la otra a su hombro, mientras él colocaba la suya en mi cintura para movernos juntos lo que duraría esa pieza. Varios parientes comenzaron a ocupar la pista, situándose en parejas porque ya se estaba por cerrar el vals para abrir el cambio de ritmo de baile.
—¿Brittany y Cindy están peleadas? —le pregunté. No se me ocurría otra explicación para que ella quisiera emparejarme con su primo, sabiendo que la otra era su novia. No había forma de que yo me metiera en la relación de Ethan, por mucho que me agradara tener al fin la aprobación de su prima más querida.
—No, para nada. ¿Por qué? —me preguntó.
—Por nada...
—Britt te está tratando bien, ¿verdad?
Asentí, pero ahora entendía incluso menos. El fotógrafo llamó nuestra atención y nos detuvimos un momento para que nos tome una fotografía.
—Es sólo que no la comprendo. Creo que piensa que estamos juntos o algo así... —me dio vergüenza decírselo, pero no quería que la confusión de su prima le trajera problemas con Cindy.
Él se sorprendió un poco.
—Sólo ignórala, ya le aclararé después que no es así —dijo con algo de timidez también—. Es que llegaste a caerle tan bien que... olvídalo.
—Ella también me agrada más —le dije, haciéndolo sonreír.
Él tomó un poco de distancia porque el DJ hizo el cambio de música, poniendo una más movida para dar término a la etapa formal del casamiento. Curi y Trisha, seguidos de Jason y su novia, se acercaron a nosotros para bailar también.
—Ethan, te apuesto que mi pareja y yo bailamos mejor que ustedes —le dijo Trisha, con una sonrisa desafiante.
Él Curvó los labios.
—En tus sueños, Trish —le dijo.
Curi y yo nos miramos pidiendo auxilio, mientras ellos nos obligaron a movernos con más ánimos para iniciar su absurda competencia.
Yo era un completo desastre. Mi principal problema era que no podía sacar los ojos de los movimientos de él, y me costaba concentrarme en los míos. Es que su sensualidad me maravillaba cada vez que lo veía bailar. Y cuando llevó su brazo por encima de mi cabeza, haciéndome girar sin soltar mis manos y pegando mi cuerpo de espalda a su pecho, sentí su respiración en mi nuca y me derretí por un instante. Me hubiera ido al suelo, por la repentina debilidad de mis rodillas, si él no me hubiera devuelto a mi posición original enseguida.
A pesar de todo, creo que Curi era incluso peor que yo. No tenía ritmo para nada y parecía quedarse quieto delante de Trisha, como cuando bailaba conmigo, mientras ella hacía el intento por forzar un baile. Comenzó a perderle la paciencia en un rato.
—Si sigues así nos van a ganar —le reprochó, pero esto sólo logró que se pusiera más nervioso y casi la hiciera tropezar por un mal movimiento.
—Lo siento, vida —le dijo él. Y yo reí por la ternura que me daban.
—Enfócate en mí —me susurró Ethan, acercándose a mi oído con delicadeza y produciéndome un escalofrío— O perderemos. Y sabes que odio perder.
Tomó mi cintura y dirigió mis pasos, por lo que empezamos a contar con bastante ventaja. En especial porque Trisha estaba a punto de matar a Curi con la mirada y a ella no le era tan fácil guiarlo a él.
—Si perdemos no volveré a hacer eso que te gusta —le insinuó ella después de un buen tiempo en que estuvieron en decadencia. Levantó una ceja y remojó sus labios sin dejar de mirarlo.
Me descoloqué por la repulsión.
—¡Trisha! ¡Por favor! Les dije que nunca quería oír algo de eso —me quejé mientras los demás reían a carcajadas.
—Estamos hablando de comida, no seas malpensada —contestó ella, pero vi que le guiñó el ojo a Curi.
—No puedo soportar esto —le dije a Ethan, rodando los ojos.
—Están perdiendo —me respondió entre risas—. Espera un rato más y ganaremos.
¿Podía ser tan competitivo?
Siguió moviéndome a su ritmo, pero al cabo de al menos siete músicas, Curi ya estaba cansado y desesperado al entender que perderían.
—Ethan —lo llamó—. Vamos a resumirlo todo en un solo movimiento. Si yo puedo hacerlo y tú no, Trisha y yo nos declaramos ganadores indiscutibles. ¿Trato?
Él me miró con expresión de victoria.
—No hay nada que Kurt pueda hacer y yo no —dijo con presuntuosa convicción. Pero la seguridad de Curi me hizo dudar—. Trato hecho —le respondió, antes de que yo pudiera advertirle.
Entonces mi mejor amigo tomó a su novia y, con un movimiento, recostó su torso en el aire, fijándole un apasionado beso en los labios.
Ethan detuvo sus pasos y los miró acobardado. Definitivamente no se lo esperaba.
Luego llevó los ojos a mí.
—Voy a hacerlo —anunció, dejándome con la boca abierta.
—¡No! —exclamé.
Hasta me sentí ofendida, pero él se sobresaltó por mi negativa.
—Vamos, Jackie. ¡No podemos perder contra eso! —se lamentó.
Pero me di la vuelta y abandoné la pista, ofuscada.
¿Cómo pretendía besarme teniendo novia? Ni siquiera Oliver me pediría algo así.
Bueno, tal vez Oliver sí. Pero Ethan no era como él.
Me siguió afuera de la pista, al momento en que me dirigí hasta donde servían las bebidas y tomé una copa de champagne.
—No puedo creer que perdiéramos por algo así —se quejó, agarrando una cerveza—. Sólo era un beso inocente.
Lo miré con mala cara.
—Lo que no puedo creer es que propusieras algo así —crucé los brazos sin soltar la copa—. ¡Te desconozco! ¿Tan mal están las cosas entre ustedes dos?
Frunció el ceño, sin siquiera comprenderme.
—¿De qué hablas...?
Norman se acercó antes de que pudiera responder.
—Ethan, ve a despedirte de los hermanos de tu abuelo —dispuso.
Él asintió y se dirigió a un grupo de ancianos que estaban hacia la salida.
Su tío me dirigió la mirada.
—¿Cómo va todo con él? —preguntó, probablemente notó que yo estaba molesta.
—No sé qué le pasa —me descargué—. Ni siquiera lo vi tomar mucho como para decir que eso lo haya afectado.
Él soltó una leve risa. Tomó una copa de la mesa de bebidas y la levantó hacia mí.
—Sea lo que sea, van a estar bien —profirió—. Y creo que todos estamos listos para un nuevo comienzo. No me gustaría que tú y yo fuéramos la excepción.
No pude evitar sonreír.
¿Me estaba ofreciendo Norman una disculpa a su manera?
Levanté mi copa y brindé con él.
—Me alegra descubrir que no es tan malo como pensaba —confesé.
Él agachó un poco la mirada y bebimos de nuestras copas.
—Lo fui —objetó, al bajar el brazo—, durante mucho tiempo. Contigo, porque creí que eras un obstáculo para Ethan. Y mucho antes de eso, con mi hermano, porque siempre tuvo todo lo que yo quería.
Sus ojos me mostraron arrepentimiento y humanidad. Por primera vez, su semblante me recordó más a David y a Ethan que a él mismo.
—Estoy segura de que David podrá perdonarte...
Me sentía muy bien al entenderme al fin con él. Se había equivocado, es verdad. Sin embargo, nunca es tarde para intentar ser mejor.
Él negó. —Le hice algo que no merece el perdón de nadie... —reveló, para mi asombro.
Lo miré sin comprender.
—No sé qué es lo que habrá hecho —le dije—. Pero todos merecemos la oportunidad de redimir nuestros pecados.
Él colocó una mano en mi hombro y me mostró una sonrisa sincera pero avergonzada, como si se acabara de percatar de que se estaba abriendo demasiado a mí.
—Lo que no entiendo es qué haces que aún no estás con Ethan —inquirió, para cambiar el ambiente—. Ya deja de perder el tiempo, Jacqueline.
Dicho esto, se retiró.
Vacié mi copa y miré a Ethan, que seguía conversando a lo lejos con sus parientes.
Ojalá pudiera estar con él en realidad.
En ese momento una voz sonó detrás de mí. Me costó un poco reconocerla al principio.
—La mesa de las bebidas es mi favorita en todas las fiestas... ¡Hola Jackie!
Volteé y, para mi asombro, Oliver se encontraba allí.
—¡Oliver! —lo saludé con una sonrisa— No te veo hace un siglo. ¿Por qué llegas tan tarde?
—Es que estábamos en otro lado —contestó, mostrando todos los dientes como siempre—. Te ves bien —agregó, antes de que pudiera preguntarle a quién se refería con "estábamos".
—Tú también —admití. Resultaba inusual verlo en ropas tan elegantes, y hasta se había peinado.
—¡Claro! —Expresó entre risas—. El amor me hace muy bien.
Tomó una cerveza de la mesa y la llevó a la boca.
—¿Estás muy enamorado ahora? —reí por dentro. Evidentemente consiguió una chica que le hizo olvidar a Cindy y por eso había desaparecido tanto tiempo.
—¡Más que nunca! —admitió—. Ahora soy el novio más fiel y dulce del planeta —me guiñó un ojo—. No volveré a meter la pata con ella —llevó una mano detrás de su nuca, entre risas—. Y, hablando de meter la pata, tu novio está hablando con una chica —hizo una mueca de "Uhh, lo que le espera".
Seguí su mirada hasta Ethan, quien ahora se encontraba conversando con Mandy, una de sus primas.
—Ethan no es mi novio y lo sabes —le dije, rodando los ojos—. Es novio de Cindy.
Él me miró con exagerada extrañeza.
—¿Cómo puede ser novio de Cindy? —Preguntó con ironía —. Si ella es mi novia.
¿Cindy, su novia? Me descoloqué por completo. ¿Éste chico consumía drogas o qué?
—¿De qué estás hablando, Oliver? —le pregunté, negando con la cabeza.
Él lanzó una carcajada.
—¿En dónde estuviste viviendo el último mes, Jackie? ¿En un termo? —Volvió a apretar mi nariz como ya lo había hecho una vez— Cindy dejó a Ethan para volver conmigo —explicó.
Pero eso era imposible. Ethan y yo habíamos pasado casi una tarde entera juntos y él no me dijo nada de eso. Creí comprender lo que Oliver trataba de hacer y puse los ojos en blanco de nuevo.
—No me digas que ésta es otra de tus tretas para separarlos... —apoyé las manos en mis caderas— No te creo nada.
Él sonrió con burla.
—Entonces no me creas a mí —dijo—, créela a ella —apuntó con el dedo a una espléndida Cindy Preston, que acababa de llegar junto a nosotros.
—Hola Jacqueline —me saludó.
—Bebé, bebé —se apuró en decirle Oliver— ¿Puedes creer que Ethan no le dijo nada de nuestro noviazgo? Pensé que, a estas alturas, los dos ya estarían colgados el uno del otro como koalas —carcajeó.
Ella nos miró con extrañeza.
—¿Y tú tenías que decírselo? Tonto —le regañó.
El alma se me comprimió dentro del cuerpo, al instante en que la verdad me cayó como un trozo de hielo resbalando por mi nuca.
—No pensé que se lo ocultaría a Jackie —explicó el otro.
—Es que no sabe lo que ella siente por él —le contestó Cindy—. Justamente se fue de viaje en su idea de olvidarse de ella.
La pesadez que invadió mi estómago y la falta de aire me hicieron sentir mareos.
Él llevaba un mes soltero. Y yo no tenía idea.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top