Dedicado a @Belen_escritora

Ella llegó volando —se le hacía tarde—, agarró del perchero, la mochila rayada en la que guardaba crayones, hojas de dibujo, tapitas de gaseosa y globos de cumpleaños. Hizo un huequito en el centro de esos, sus tesoros, se quitó las alas, que la habían transportado hasta el jardín de infantes, las dobló con sumo cuidado, las guardó bien el el fondo de su bolsa— junto a un barquito de papel que le regalaron el año anterior—, y entró en la salita, con una sonrisa que la felicidad dibujaba en su rostro.

—Buenos días niños.

—¡¡¡Buenos días seño!!!