Querida Elena:

Desde el helado otoño de mi ciudad, despego los pensamientos como hilos de seda y los desovillo hasta tu perfumada primavera.

Hemos llegado al acuerdo de pasar por alto nuestro cumpleaños; todo se detuvo, las cosas cotidianas cambiaron su cauce y no vale la pena seguir envejeciendo como si nada, como si no fuera importante. Te traigo algunas propuestas para desafiar la monotonía del tiempo quieto a que nos condena la espera. Dejemos que los viejos dolores que nos acompañan, se ahoguen en el silencio.

Te invito a volar, y juntas seremos,

dos niñas pequeñas, colmadas de sueños,

que esconden sus alas, por miedo al invierno.

Te invito a reír, pensando en la magia,

de una gran galera con palomas blancas,

que girando al mundo, acerque distancias.

¡Vamos!, que los ojos se agranden de vida,

que broten jardines colmados de flores,

y al pasar nos miren como a sus amigas.

Te invito... no temas,

si el cuerpo no quiere, el alma sí vuela,

te espero con tortas en la enredadera,

que perfuma el aire, al salir de la escuela.

Cerremos los ojos, miremos pa' dentro,

la niña que fuimos, nos sigue sonriendo,

desde la portada de un libro de cuentos.

Para @ElenaOrtegaMarti,con todo el cariño de mi corazón.