Querido Tío Stan:

Hola tío, es algo raro escribir esto después de transcurrir ya diez años de tu muerte. Pero no es como si ya no me doliera, porque si lo hace. Sé que eras anciano y viviste ya muchas cosas, pero yo vivo en tus ojos que tu mayor arrepentimiento es no haber pasado más tiempo con nosotros. Más que acabas de recuperar al tío Ford.

Te extraño mucho, quiero que estuvieses aquí conmigo. La cabaña se volvió silenciosa, cerramos la atracción de turistas pues nadie sabía traer a los turistas como tú, ahora solo viven Ford y Soos.

Desde que Dipper y yo volvimos a California no hay un solo día donde no te extrañe o piense en ti, Dipper también lo hace, nos distanciamos un poco pero no te preocupes es solo por que vivimos en diferentes ciudades ahora.

Me hubiera gustado que estuvieses nuestra graduación, o en otro verano a nuestros 13 años recibiéndonos de nuevo con esa sonrisa amorosa, verme en el altar en la boda y el hombre de mis sueños, que tú formarás parte de las fotos y del corazón de la familia de mi esposo.

A veces no puedo evitar pensar y preguntarme.
¿Qué aventuras nos habría esperado en ese verano?
¿El tío Ford nos habría contado lo que paso allá en el portal?
¿Qué otros misterios pudimos haber descubierto?

Ese verano nunca llego y nunca lo hará. Tu moriste en el Raromargedon, no se que paso yo estaba tirada en el suelo y paso tan rápido. Estaba entre la inconsistencia y la realidad por lo que los recuerdos son distantes.

Espero que descanses en paz, fuiste un estafador, pero eras una persona con un enorme corazón.

Te quiere, Mabel.