Capítulo 27💌
— ¡Mamiii! — Alyshi vino corriendo hacia mí en el sofá, cerré la laptop para prestarle atención.
— ¿Qué pasó pequeña? — pregunte intrigada viéndola un poco alterada.
— Necesito ayuda con el regalo de papi y creo que necesitaré más hilos.
— Vale, vale ya voy ¿Sabes lo que le harás? — pregunte guardando lo que tengo escrito en Word y deje la laptop en la pequeña mesita.
— Algo así...
— No sabes mucho ¿No? — negó con una mueca. — Estamos en las mismas...
— Veamos que tienes hecho. —la seguí hacia su cuarto que está llena de hilos y un amiguri a medio hacer.
— Estoy haciendo uno de los personajes de Stranger Thing, pero siento que es muy poco y el hilo también es poco. — la mamá de Noah la ha estado llevando a clases de tejer estos meses y lo que lleva de curso aprendió bastante, le gusta es buena en eso.
— Vale entiendo... Se puede decir que su vida es muy... Rutinaria, pero recordando algunas cosas, él quiere conocer lugares, explorar.
— ¿Por qué? — suspire viendo el personaje entre mis manos.
— En realidad... No lo sé, supongo que no ha recolectado el dinero. Hagasmole un regalo en conjunto. — le estiré las piernas del muñeco mirándola.
— ... Lo siento mami, pero quiero darle algo hecho por mí, no sólo un muñequito.
— Vale... — respondí un poco triste al verla.
— Pero te puedo ayudar con la torta.
— Gracias. — Kero llegó acostándose en mis piernas — hola pequeño.
— ¿Sabes qué regalarle?
— Pues después que vi a tu muñequito se me ocurrió una leyenda japonesa...
— ¿Leyenda?
— Sí, de los osos, si le haces un oso de peluche, se lo regalas a la persona que quieres y esa persona le pone un nombre al peluche, tú y esa persona estarán juntos para toda la vida.
— ¿En serio? — asentí al verla.
— En un anime que vi la protagonista se lo regaló a su crush y él le puso su nombre, también le hizo un osito a ella.
— Awww que tierno.
— Sí, solo espero que no sea tan difícil... Alyshi se acerca el frío le puedes hacer a Noah un gorro...
— ¡Unos guantes, bufanda y unas medias! Sé cuál es el hilo perfecto para hacer esas cosas y que le dé calorcito.
— Entonces es perfecto, vamos a comprar lo que necesitamos. — me pare del suelo extendiendo mi mano hacia ella.
— ¡Será divertido! — me miro con una cara que no pude interpretar. — Lo siento mami, tengo que ir al baño es urgente.
— Corre al baño.
— Está bien. — salió corriendo de la habitación.
— ¡Avísame para limpiarte! — escuche la puerta cerrarse y empece a llamar a Emmett por teléfono.
¿Hola?
Hola Emmett, necesito que me ayudes a entrenar a Noah, si quieres hasta llevátelo de fiesta no importa, se necesita que llegue tarde.
¿Por qué?
Alyshi y yo le estamos haciendo sus regalos de cumpleaños.
Vale, veré que hago.
Gracias, en serio.
Colgó a la vez que Aly me llamó.
***
Estamos en una tienda donde venden variedad de cosas, hilos para tejer, lienzos, foami de todos los colores hasta ahí escarchados, cartulinas, cosas para manualidades y más.
— Mami, no me pasará nada, quiero ir a la parte de los hilos.
— Aly, pero…
— Carolina está en la cárcel, tranquila estaré bien.
— ¿Segura? ¿Segurísima? — asintió varias veces.
— Sí, estaré bien, además traje unos Walikietokis para que podamos hablar si pasa algo, no me tardaré. — suspire agarrando el que me extendió.
— Está bien, pero no te alejes mucho.
— Copiado. — la miré alejarse con un carro de compras pequeño.
No pensé agarrar más cosas de las que necesito, el carro está totalmente lleno, hay lienzos, pega en barra, marcadores, resaltadores, grapas, stickers, cartulinas, pinturas al frío, pinceles, cortadores, tijeras con formas, cintas adhesivas con dibujos y colores, entre más cosas que no van en la lista.
Alyshi en su carrito lleva muchos hilos, y revistas que encontró de modelos y patrones para tejer.
— ¿Podemos comprar también plastilina? — preguntó señalando el que está al lado de la caja de compras, agarre la cajita y la puse en la mesa donde la chica está pasando los productos con el aparato.
— ¿Aly me puedes traer por favor dos libros de mandalas? Están allá, mira. — cuando los vio salió corriendo y en santiamén ya estaba a mi lado. — Gracias, pequeña.
— Es un placer, mami.
Después de que la chica dijera el monto, pagara y Alyshi ayudaba a meter las cosas en las bolsas, y ponerlas en los carros para poder transportarlos a mi auto, estamos de camino hacia la tienda de antigüedades.
— ¿A dónde vamos? — cuestionó Alyshi viendo por la ventana.
— A la tienda de antigüedades para comprar una caja dónde está todo para los osos y las instrucciones de cómo hacerlos, siento que este es el único lugar que vende eso, ya que esas cajas son viejas.
— ¿Ya no hacen más? — negué con la cabeza estacinamdome, ya que el semáforo está en rojo.
— No que yo sepa, tal vez en Japón sí, pero cómo ya hay lugares donde una máquina crea el peluche que tú quieras, lo remplazó.
— Ohhu.
— Sí. — suspire dirigiendo la vista otra vez a la carretera. — Lo bueno es que yo vi unos la otra vez que fui, podrás explorar la tienda, pero nada más te compraré una cosa.
— ¿En serio? — pregunto con sus ojitos brillosos.
— Sí, pero recuerda una cosa. — asintió viéndome. — ¿Te dije que uno de esos libros de mandalas es tuyo?
— Creo que no.
— Pues es tuyo. — reímos, mientras avanzamos y Aly prende la radio buscando algo que le guste.
— ¿Por qué no hay nada bueno que me guste?
— Ni idea, mi pequeña.
Entramos y sonreí al ver al dueño de la tienda.
— Hola. — sonrió con dulzura viéndonos.
— Hola, señor bien y ¿Usted?
— Muy bien gracias por preguntar ¿Tu ¿cómo estás, pequeña?
— Bien, gracias.
— ¿Es tu hija? — interrogó observando a Alyshi.
— Sí, lo es. — los ojos de la niña me vieron con sorpresa y con emoción.
— Hola… Me llamo Alyshi. — respondió Aly con timidez.
— Hola pequeña, mucho gusto. — estrecharon sus manos en un saludo.
— ¿Qué vinieron a comprar?
— Una caja donde están los materiales para hacer un oso de peluche ¿Todavía quedan? Lo otro que vinimos a comprar fue algo para Alyshi.
— Entiendo, sí, todavía quedan, la única que ha venido a comprar en este año eres tú. Están en ese estante.
— Gracias. — Aly se fue caminando hacia otro estante, mientras que fui al que me digo el señor.
Hay varios modelos, pero me decidí por uno beige con una bufanda marrón claro.
— ¿Aly conseguiste algo? — asintió embelesada observando una lámpara de esas viejas que giran y hay formas de figuras por todo el lugar. — ¿Te gusta?
— Sí, así puedo dormir sola en mi cuarto sin que tú y papi se queden esperando a que me quede dormida para que no me aparezca ningún monstruo o algo que me asuste.
— Entonces esto será. — lo agarré viéndolo en buen estado.
— ¡Mami mira! Es un sombrero parecido al cantante de la banda que a ti te gusta.
— Sí, se parece al sombrero de Izasa. — también lo agarre dejándolo frente al señor en donde se paga, compramos y salimos dejando las cosas atrás.
— ¿Ahora a donde vamos?
— A comprar los ingredientes para la torta de papi.
— ¿Te puedo ayudar a hacerla?
— Claro mi florecita. — la miré antes de parar en la tienda.
***
— Veamos… Ya tengo el cacao, la leche, los huevos, la crema Chantilly…
— Mami falta la harina de trigo. — expresó Alyshi viendo el carro de compras.
— Estoy completamente segura que lo anotaste en esa pequeña hoja.
— Sí pequeña, muchas gracias.
***
— ¿Hola? — pregunté por teléfono cerrando la puerta con la última bolsa en manos.
— ¿Cómo que gustaste un montón de dinero? — cierto se me olvidó mencionar que desde la firma de libros, se han vendido más por ende tengo más dinero y Noah es el encargado de administrar mi cuenta.
— Pues… Es un largo cuento… — puse la llamada en altavoz para acomodar todo lo comprado y seguir hablando con él.
— Uno que no puedes saber papi. — respondió Aly pasándome lo que hay en las bolsas.
— ¿No?
— No.
— ¿Y por qué no?
— Pues porque no.
— Esa no es una respuesta concreta Aly.
— Bueno, lo siento, pero es lo que puedes saber por los momentos.
— Que mala ¡Ah! Llegaré tarde hoy, saldré con Emmett.
— Tranquilo está bien.
— Ay que mal papi, no podrás ver la lámpara nueva que tengo.
— ¿Tienes una lámpara?
— Sí, mami me la compró hoy porque me da un poquito de miedo la oscuridad, y así ustedes no tienen que interrumpir lo que están haciendo para venir a mi cuarto hasta quedarme dormida o yo ir al suyo.
— Pero a nosotros nos gusta que duermas con nosotros.
— ¿Si? A mí también, pero ustedes tienen que dormir solos, ya que son adultos y creo que ahí cosas que los adultos que son novios hacen cosas en la noche que los niños no pueden ver.
— ¿Por qué dices eso? — cuestiono viendo al teléfono para ocultar mi sonrojo.
— Porque la abuela me dijo que ustedes a veces, más que todo en las noches necesitan privacidad.
— Bueno… Mentira no es.
— ¡Vieron! Ya es momento de que duerma sola.
— ¡Dios como has crecido! — exclamó Noah sorprendido.
— ¿Noah tienes las llaves?
— Sí, tranquila, no te preocupes por eso.
— Vale.
— Uy, tengo trabajo, ¡Las quiero!
— ¡Y nosotras a ti! — respondimos al unísono con una sonrisa.
Y pasamos una tarde nosotras dos, riendo, cantando y haciendo los regalos de Noah como madre e hija.
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