Tu mayor sueño.
Albita:
Sofía, ¿recuerdas ese nombre?
Hoy, mientras pasaba la tarde mirando el azul celeste del cielo desde el balcón de mi habitación, vinieron recuerdos que me llenaron de impotencia.
Quizás no merezca perdón de Dios y mi alma esté destinada a quemarse en el fuego eterno, pero sigo soñando despierto con las miles de posibilidades que perdimos; que hice que perdiéramos.
Llámame iluso, tonto o descerebrado, aceptaría cualquier ofensa con tal de hacerte ver que me arrepiento y ese nombre: "Sofía", reafirma mi postura.
No pude cumplir todos tus sueños, pero ahora quisiera haberlos hecho realidad, hasta el último de ellos. Nunca me dejé convencer por tus lágrimas ni por tus súplicas, preferí obviar tus deseos y anteponer los míos. ¿Por qué, si yo también quería formar una familia con el amor de mi vida?
Recuerdo las tardes en las que te encontraba recostada al umbral de la puerta, tejiendo ropa para "nuestra futura bebé", como tú misma decías. Puedo escucharte diciendo que sería una niña, la niña más hermosa y adorable del pueblo, y que le llamaríamos Sofía.
¡Cuántos dilemas nos trajo ese sueño de maternidad frustrado! ¡Cuánta decepción se nos otorgó como condena!
Ahora, con el peso de los años sobre mi espalda, quisiera haberte dado el don de ser madre; volver atrás y no ser cobarde, decirte que podemos engendrar todos los niños que desees, que seré el hombre y el padre más ejemplar.
La culpa me carcome porque al final formé una familia, pero no fue contigo.
Cuando te abandoné quise sentar cabeza. Conocí a Ana, mi difunta esposa y madre de mis dos hijos: Augusto y Marcos. Llegué a quererla, pero jamás me sentí completo. Era como si mi corazón no le perteneciera...
Tú, mi cielo, serás siempre la razón absoluta de cada uno de mis latidos cardíacos.
Con amor, Carlos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top