"Te amo"

—Dilo una vez más, por favor...

—Oyuki...

[...]

—¡Izuku-san! Ya terminé, vamos, empiece a decir las cosas que le gustan de una chica —exigió Yotsuba, poniendo a todas las demás chicas presentes ante la expectativa de la respuesta.

—Ehhh, ¿es necesario esto? —preguntó viendo a su amiga de la infancia la cual asintió con una sonrisa—. Bueno... la primera cosa que me gusta de una chica es que... sea divertida.

Una característica bastante usual de pedir en una pareja, nada llamativo pensaron las Nakano. La siguiente en terminar fue Ichika, que exigió el trueque de su esfuerzo por otra respuesta.

—A ver, me gusta que sea seria cuando la situación lo requiera.

Eso hizo que las hermanas pensasen automáticamente en Yotsuba y esta se descartó a su misma con un mirada perdida que los hizo reír a todos. A continuación fue Miku quien culminó con su trabajo y preguntó por la tercera característica.

—Que sea linda... es decir, que sea a alguien a quien pueda mirar durante horas y siempre encontraré algo bonito que decirle —añadió sonrojado.

Eso era más detallado, analizaron las pretendientes. En ese aspecto ninguna se preocupaba, afortunadamente la genética las había hecho endemoniadamente atractivas físicamente, Oyuki no tenía nada que envidiar a las Nakano, si bien no tenía un cuerpo tan voluptuoso, su cara era tallada a la perfección, y sus ojos ámbar eran como ver El Oro en persona. Hipnotizantes, imposibles de quitarles la mirada una vez empiezas a detallarlos.

—Terminé mi parte —anunció Itsuki levantando la mano con una sonrisa.

—Me gusta que sean inteligentes, no solo en el aspecto matemático. Hay varios tipos de inteligencia.

Las hermanas Nakanoke eran inteligentes... inteligentes para ser tontas. No era un secreto para ninguna de ellas, pero por el otro lado. Oyuki miró al chico con ilusión, él le devolvió la mirada y le dedicó un sutil guiño qué pasó desapercibido por las Nakano, que estaban recuperándose del golpe de su idiotez.

—Te-terminé —balbuceó Nino.

—Quiero una chica que me ame, y que ella pueda ser amada. Esa es la más importante de todas.

—Como era de esperar de Midoriya-san —dijo Yotsuba riéndose—. ¿Tienes alguna chica en mente?

Todas se sorprendieron por la manera tan inocente en que lo preguntó, tan directa, sin disimular para obtener respuestas sin que el chico se diera cuenta, parecía estar loca. Pero eso no era importante ahora, volvieron a ver al chico que estaba poniéndose ligeramente colorado en las mejillas, se notaba que están pensando.

—Y-ya acabaron sus tareas, así que no hay más respuestas de mi parte —contestó escapándo épicamente de dar una respuesta que comprometa el equilibrio.

—Ohhh que cruel —se quejaron Yotsuba, Ichika, Niño e Itsuki—. ¡Eso no vale, tramposo!

—Que cuidadoso eres, Izuku —dijo Miku esbozando una sonrisa—. Como los generales.

—Oh, si... jejeje.

—Ya terminé yo también —proclamó espontáneamente Oyuki, haciendo que todos se descolocaran por completo.

Ichika, la mayor de la hermanas se llevó una mano a la boca y vio a la peli negra con ternura. Nino, la segunda al mando, se quedó en blanco, al igual que Miku e Itsuki. Yotsuba celebró con el puño a lo alto.

—Joo, Oyu-chan también quiere saber, Izuku-kun. Vamos, responde.

—¿T-tu también Takebayashi-san? —estaba acorralado, no pienso que ella lo colocaría entre la espada y la pared.

—Vamos, responde. Es un trato, ¿no es así? —preguntó un tanto burlona la oji ámbar.

—A ver... a veces pi-pienso en...

[...]

Izuku era alguien fácil de intimidar cuando no estaba modo héroe. Eso lo sabía todo el mundo, en más de una ocasión quintillizas se aprovecharon de ello, obteniendo varios momentos con él, pero quien realmente sabía ponerlo contra las cuerdas era Oyuki. Al final del día por mucho que las Nakano se esforzaran, había una brecha evidente. Oyuki fue primero que todas ellas, el cariño de ambos era ampliamente superior al de los demás, por eso cuando entre ella y las Nakano se "declararon" la guerra por Izuku, no dudó ni por segundo de su victoria. Desde el día en que lo orilló a responder por aquella chica que ocupaba sus pensamientos supo que era ella. La sensación de saber que el chico solo tenía ojos para ella la llevó al cielo.

No estés asustado —susurró mientras se sentaba sobre el regazo del pecoso—. Prometo no morder muy fuerte.

Las demás nunca fueron sus rivales, ni siquiera estuvieron cerca de sacarla a ella del noble corazón del chico. Una guerra que ya tenía vencedora antes de empezar. Era un éxtasis para la oji ámbar, ella amaba a Izuku más que cualquier otra persona. Takebayashi no tenía duda de eso, solo ella podía proteger al prospecto de héroe solo en sus manos podría estar bien.

Bésame sin miedo, soy toda tuya, y tú todo mío, mi premio —ordenó dejando al descubierto toda su zona superior, dejando solo su falda como única prenda de vestir—. Esto es el amor...

Ni Momo, ni Uraraka, ni Ichika, ni Nino, ni Miku, ni Yotsuba, ni Itsuki estaban a la altura. ¿Cuándo perdió la cordura? No lo sabía pero le fascinaba estarlo, sólo por él, su preciado amor predestinado. Haberlo separado de las demás que un capricho, pero no le importaba, no quería que ninguna de sus alumnas siquiera lo intentara de nuevo. Izuku tenía dueña. "Solo puedo ser yo".

Solo estamos nosotros, no te contengas —musitaba, tomándolo de la mandíbula y plantándole un apasionado beso—. Eso hace la gente que se ama... Tú me amas, ¿verdad?

Todavía tenía fresco en la memoria el día en que oficialmente él la escogió. Estaba esperándolo bajo la luz de la luna, sentada sobre la hierba, imaginando la cara de sus alumnas al darse cuenta que no las escogieron, no quería mentir, se estaba excitando a cada segundo que pasaba. Por eso, cuando escuchó el sonido de las pisadas cerca de ella sonrió tétricamente en su interior.

Por eso me escogiste ese día, ¿lo recuerdas? —instigó mientras lo enrollaba con las piernas al mismo tiempo que este la arremetía contra la pared haciendo gritar como loca—. Dilo ahhg...

Obvio se lanzó a besarlo en cuanto le vio, ni siquiera la dejó dar su discurso cuando ya le estaba devorando la boca a besos, mientras demostraba todo ese amor que llevaba tanto tiempo reteniendo, con el rabillo del ojo vio uno de los ventanales de la escuela. Ahí, en el segundo piso estaban paradas las hermanas viendo como el chico al que depositaron su confianza en que las escogiera, se resguardada en el calor de otra mujer. Solo pudieron llorar, mientras se abrazaban entre ellas como siempre.

Mierda, dilo de una vez —ladró mientras apretaba con los dientes la almohada que tenía a disposición, una de las mejores cosas de estar en una relación sexual activa con él era su capacidad para hacerla gemir como perra—. Dije que lo ¡ahhh! —soltó un gran grito, él estaba depositando su semilla en su interior, ni tenía palabras para describir lo mucho que le encantaba culminar así.

Los primeros meses de relación fueron toda una aventura, Oyuki no paraba de presumir que Izuku la había escogido, fue con Inko en cuanto pudo, la avisó a sus padres, y como no, se los restregó a las Nakano hasta la saciedad. Lo mejor o peor de lo otro es que ellas no dejaban de estar tristes. Realmente amaban al chico y verlo tan feliz con otra mujer era un golpe muy directo a su corazón. Él lo dijo, quería una mujer inteligente, ella era una genio, quería alguien que fuese serio cuando lo necesitaba, ella lo era, quería una mujer divertida, Oyuki lo hacía reír sin mayor dificultad, quería alguien linda, ella era hermosa, quería alguien a quien querer y que lo quiera. Oyuki estaba enferma por él.

¡Te amo! —otra carga abrumó a la pelinegra que sólo terminó por sacar la lengua y rendirse ante el miembro de su novio ahora prometido.

Me encanta —pronunció totalmente satisfecha, su vientre estaba esperando deseoso el día en que fue embarazada por aquel hombre, ella lo deseaba y cada sentón lo buscaba descontroladamente—. Dilo una vez más, por favor.

Ella volvió a empezar a saltar sobre el miembro de su prometido. Sacando la lengua para que él la besara como sólo él sabía hacerlo.

Oyuki... —dijo con una voz profunda y ronca de tantos jadeos—. Te amo mas que a nadie, por eso quiero que seas mi esposa.

Otra vez del hogar de ambos volvieron a sonar todo tipo de sonidos lascivos.

¡En esta, y en todas las vidas!

[...]

El día en que llegaron las invitaciones para la boda de Izuku y Takebayashi hubieron muchas lágrimas por parte de la familia Nakano. Las quintillizas sabían que Oyuki las odiaba, cuando se declararon la guerra les ganó la soberbia y dijeron que 5 vs 1 era una pérdida de tiempo, Nino fue la más altanera. Cuando perdieron, la ex tutora les hizo tragar tierra de su bonita relación. Era su venganza, pero aquella invitación era una daga al corazón.

«Hola chicas, espero les llegue esto a tiempo. Han sido invitadas a nuestra boda, les tengo asientos en primera fila, ya saben, es lo más cerca que estarán en toda su vida de estar en el altar con Izuku, ¡suerte!»

—Yo debería estar ahí —musitaron apretando el puño viendo con llamas en los ojos a la mujer que les arrebató el amor de su vida.

"Ganó la amiga de la infancia, perras".










A veces pienso... en alguien como tu.

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