8

Kit:

—Invasor, responde.

Por esta razón es que existen los caminos, caminos que ahora han bloqueado los reyes.

El sujeto que me tiene me mueve el hombro y separo los labios para responder, pero antes de hacerlo, siento como el arma deja de rosar mi piel para luego ver como el hombre cae al suelo.

—¡¿Qué demon-

La marquesa a salido no se de donde y le ha cortado el cuello al tipo.

No tengo tiempo de analizar la situación y aprovecho la distracción de los hombres para golpea a otro de ellos con el bolso que cargo, la cabeza le suena por las latas de comida que cargo dentro y se tambalea cayendo hacia atrás.

—Sentenciaste tu vida.—Murmura otro y se viene sobre mi, mientras el primero sigue en el suelo con la mano sobre la cabeza.

El machete lo levanto a tiempo y su cuchilla choca contra este, mientras a mi lado la marquesa mantiene su distancia con el único tipo de pie.

—¿Y tú quien eres?

—¿Qué carajos trae ahi? ¿Piedras?—Se queja el tipo que se encuentra en el suelo.

Pierdo fuerza y mi espalda cae contra el suelo, el hombre se me viene encima y le grita al sujeto de al lado.—¡Ya levántate!

—Veamos que tienes, linda.—Escucho que le dicen a ella, pero no alcanzo ni pestañar, solo que del rabillo del ojo descubro que la marquesita sigue sorprendiendo, sobre todo en esas habilidades de pelea.

—¡Mierda!

El machete cae de mis manos y esquivo el ataque del cuchillo, me muevo de lado y retrocede su arma, volviéndolo a acercar, pongo las manos y detengo que vaya a mi rostro.

Joder...

Mi mano se llena de sangre y no creo...

Todo sucede muy rapido, porque el hombre encima de mi cae aplastándome y toso un par de veces viendo quien se encuentra detrás.

—¿Qué... pero hace un moment...

Mi mirada va hacia el hombre con el que luchaba la marquesa, esta sobre el suelo, noqueado.

Joder, sigo luchando con uno mientras ella ya ha derribado a dos.

—¿Estas bien?—Pregunta ella y yo empujo el cuerpo que se encuentra sobre mi.

La marquesa se agacha a recoger su haladie incrustada en la espalda del sujeto y detrás de ella veo que el tipo al que golpee se ha levantado y tiene la espada del otro en la mano.

Carajo.

—Detrás-

No logra quitar el haladie a tiempo, pero lo que hace es llevar la mano al moño en su cabeza, de donde saca un arma puntiaguda y lo lanza directo hacia el tipo.

La punta se incrusta en el cuello del hombre con una excelente puntería  y este se lleva la mano al cuello.

Los ojos se me abren mucho.—¡¿Pero... de donde sacas tantas armas?!

La marquesita resopla y se mueve hacia el.

—No bajes la guardia, dos estan noqueados, por los otros dos no puedo hablar.—Camina hacia el sujeto.—Necesito mi prensador.

¿A eso le llama prensador?

—No-

Ella se acerca al tipo y este tropieza cayendo al suelo.

—Morirás antes que llegues al pueblo, da lo mismo.

Le quita el "prensador" y el hombre comienza a desangrarse, luego regresa a mi lado mientras permanezco en shock.

¿Qué demonios acabo de presenciar?

—Bueno, ahora solo queda uno.—Me mira refiriéndose al hombre noqueado.—Vámonos antes de que lleguen más.

Lo hago, pero sigo impresionado por lo que acabo de ver.



(***)




—¿Nos hemos perdido?—Pregunta la marquesa mientras reviso el mapa.

—No, solo busco una nueva ruta alterna.—Contesto.—Mi plan era quedarnos en el pueblo de Lavinia, pero has asesinado a tres de sus hombres...

—De no haberlo echo nos hubieran matado o peor aun.—¿Hay algo peor que morir?—Nos hubieran entregado a los reyes.

—Claro, eso es peor que morir.

—¿Eres mensajero..

—Prefiero el termino cartero.

—Eres cartero.—Me corrige para mi sorpresa.—¿Y no sabes de lo que son capaces los reyes de Lavinia? 

—Créeme, lo se.—Le contesto.—Soy de Damaria y capturaron a nuestro actual rey.

—Entonces...

—Solo déjame buscar una ruta alterna.

Serán un par de noches más en el bosque, ahora de Lavinia, pero... es mejor a lo que pudo llegar a pasar.

—Si te preocupa no eran parte de la guardia de Lavinia, ni nobles. Asi no lucen los nobles, son hombres que creen que con tomar algunas piezas de metal y poniéndoselas ya lo son.

—Estas muy bien informada.

—Soy una marquesa.

Guardo el mapa al ya hallar una ruta y le veo el muslo descubierto, donde se encuentra su haladie en una correa con funda.

—La arma que cargas tiene una herradura, el sello de los herreros de Lavinia.

—¿Por qué es sorpresa? Todas las armas vienen de Lavinia.

—Y también sabes pelear.

Ella junta las cejas.—Si espero que otro me salve moriré y ya lo demostraste.

—Lo siento, marquesita, tal vez debieron elegir a alguien más capacitado...

—Con la amenaza que hay ... ¿Crees que no notaran que una marquesa viaja a Arcelia?

—¿Amenaza? Entonces sabes porque los reyes decidieron cerrar los caminos.

Vuelve su mirada seria.

—Ya vámonos—Da un paso, pero se detiene, entonces noto que esta mirándome la mano, la misma que vende un poco con un pedazo de mis ropas y ahora de ese pedazo esta escurriendo sangre.

—Mierda.

Ella suspira.

—Armemos la carpa.—Me dice ella.

Frunzo el ceño.

—Vayamos por la nueva ruta mañana, además ya nos alejamos bastante del cause.

—Tardaremos más de lo planeado si no...

—Ya lo se.—Me interrumpe.—Estas herido. 

Tal vez su tono es el que no me hace insistir y asi lo hago.



(***)



Me sorprende que la marquesita me ayude a poner la tienda, incluso a encender la fogata y ahora...

Ahora esta tratando mi herida.

Que bueno que empaque medicamentos.

—No te muevas, ya casi acabo.—Asegura y rasga un pedazo de su falda para luego envolver con este mi mano.—Trajiste medicamentos, pero no vendas.

—En mi defensa, estabas apurada, marquesita.

Me aprieta con fuerza el nudo y pone los ojos sobre mi, volviendo a ajustar.

—Mierda. Ajústalo más fuerte, no voy a dejar de llamarte asi.

Me rio.

—Que insufrible.

Termina de vendar y mi mirada encuentra la suya, por un instante me quedo viendo su rostro hasta que ella se aparta, entonces me doy cuenta que lo que realmente pasa.

—Es bonita.

Se vuelve hacia mi.

—Las cicatrices.

—No hace falta mentir, Kit. Lo llevo en el rostro todo el tiempo.

—No miento.

Se me queda viendo y la veo pasar saliva, entonces ingresa a la carpa, me preparo para dormir cuando ella vuelve a hablar.

—Ya no estamos en Damaria.

—¿Marquesita?

—El clima a cambiado.—Si, es cierto.—Y tienes una herida, si no quieres que se infecte o que los insectos pongan huevos sobre ella mientras duermes, te sugiero...

—Ya entendí.—Le interrumpo, eso de los insectos poniendo huevos ha sido convincente.—Entrare a la carpa ¿Feliz?

—Como quieras.

¿Quién la entiende?

Apago el fuego y me meto con ella dentro de la carpa, me acomodo con el brazo estirado, mientras ella se acurruca con las colchas.

—¿Cuánto es el viaje a Obsidiana?—Pregunta viendo mi mano.

—Casi la misma distancia, esta vez cuando veas los volcanes lo sabrás.

Mantiene los ojos sobre los míos y no la tenia tan cerca desde que se puso insoportable la primera noche, y ahora detallo muy bien su rostro, pero sobre todo los labios.

Esos labios...

El corazón se me acelera y me volteo dándole espacio.

—Descansa. Mañana partiremos a Obsidiana, Murphy.

Tarda en responder, pero finalmente consigo que lo diga.—Buenas noches, Kit.

Justo ahora... ¿Por qué  te la quedaste viéndola, Kit?

Cierro los ojos y me duermo sin darme una respuesta.




Parece que Kit & Murphy encontraron la manera de llevarse mejor, pero el viaje apenas empieza.

Nos leemos.

>>Yiemir.

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