Relato II
El poeta está nervioso tiene sus manos sudadas y teme que ella no llegue a venir. Piensa en la posibilidad de que lo deje colgando en la lista de espera, todo el lugar está ambientado con muchas flores y en específico "cattaleya".
Empieza a recordar todo lo que lloró con ella, todo lo que sonrió con ella... Lo que la ama a ella. Piensa y siente que valió cada segundo esperarla para llegar a este momento.
Se queda vagando en sus pensamientos sin darse cuenta que se avecina el amor de su vida... La dueña de su corazón, su mejor amiga, su novia, la mujer que le enseñó a amarla con tanta intensidad que sería complicado olvidarla en las siguientes vidas. Lucía un hermoso vestido escotado en color rosa suave, los invitados al verla se levantan para reverenciar a la Dios que, para él, camina entre los mortales.
Al poeta se le logran salir varias lágrimas pero eso no le impide que deje de sonreír, ella ha sido su mayor fortaleza y su más grande debilidad, se podía escuchar la voz de Ed Sheeran como sinfonía con Perfect envolviendo a aquellos dos enamorados. Siempre ella deslumbrando a todos robándose las miradas, no para de mirar a su alrededor y admitía dentro de ella que sentía miedo. En cambio, el poeta que batalló tantas que se dió cuenta que la más fuerte que tuvo fue esta... Batallar por amor.
El atardecer era el mejor pintor con sus obras de arte en el cielo, el poeta la esperaba en el altar y ella por fin tomaba su mano y mira al destino vestido con toga y túnica para bendecir su amor ante la Corte Celestial. Es entonces cuando comienzan los votos... Y el poeta, con voz temblorosa y rasposa dice:
- Todos los que están aquí presentes me siento el hombre más afortunado al estar deslizando no a una mortal, sino a la Diosa que ha sido el pilar de mi vida. -Se detiene para limpiar las traicioneras lágrimas que adornan sus mejillas - Ahora, puedo y quiero gritarle al mundo que ya no estoy solo y tu ya no estas sola -Se acerca a tomarle la mejilla con ternura a su pequeña Catta -El amor lo puede todo, eso me dijeron una vez. Prometo entregarte mi vida y con ella mi alma, si algún día gano cien dólares noventa y nueve son tuyos. Ya no hay más dolor, y sé que en esa pancita viene la otra mujer que conquistará mi corazón...
Al terminar la ceremonia, el poeta se escapa robándose a su ahora esposa y llegan a una pequeña fuente que según dicen era de los deseos. Y le pronuncia la promesa más pura a la Diosa que llora en silencio con la sonrisa arrugada:
- Ante esta fuente, ante esta vida. Te juro que voy a amarte con todo de mi, lo que creí y no existía y lo que siempre se mostró al mundo. Prometo calentarte cada noche -Toma su mano - Tú cuerpo ya no sentirá frío porque estará acompañado del mío.
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