Estuviste a punto de responderme, pero Jaime nos interrumpió.

"Ximena, este fin de semana estuve adelantando el proyecto de física. Únicamente falta la conclusión y el glosario. Te pasaré el trabajo para que lo termines" dijo con tono galante.

Genial, tenía un pretendiente. Pero no eras tú.

Lo miré. Y después te vi a ti. Te eché una indirecta y le dije que era un gran amigo, a lo que rodaste los ojos.

Cometí mi tercer error cuando le pregunté cómo podía agradecérselo.

"Esperaba que preguntaras eso" fue su respuesta.

No me dio buena espina.

"Puedes darme un beso como agradecimiento" dijo el estúpido.

Yo me indigné.

Y tú te reíste.

Tuviste el descaro de reírte. ¿No que eras mi mejor amigo? ¿Por qué permitiste que me dijera eso?

Si le hubiera dicho algo así a Eva, te habrías indignado. Lo habrías insultado, amenazado e incluso golpeado, pero conmigo te dio risa.

¿En serio eras tan buen amigo como decías serlo?

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