La siguiente semana volviste a hacer el intento de hablarme como si nada hubiera pasado. Al principio no te respondí.

Reclamaste diciendo que había pasado una semana y seguía sin hablarte, hasta que dijiste algo que me sacó de mis cabales.

"Oye, siento haberte dejado sola en el proyecto, pero pasó algo bueno de todo eso, por fin pude hablar con Eva...".

¿Era en serio?

A pesar de que oír eso se sintió peor que una bofetada, me atreví a hablar.

"¿Y eso qué? Ya sé que te importa más esa bruja que tu amistad conmigo, ¿pero por qué todo tiene que girar en torno a ella? Deberías superarla, ¿no crees? Que ningún bien te hace estar idiotizado por una perra así".

Frunciste el entrecejo y te atreviste a reclamarme.

"Ximena, no es que no valore tu amistad, pero necesitaba hablar con ella. Y no la insultes, tú no sabes las cosas que puede estar pasando".

¿Qué podía estar pasando ella? Su vida era perfecta.

"Me imagino. Antes le preocupaba ser la mejor capitana, verse bonita y ser admirada por todo el mundo. Ahora parece que su objetivo es ser la más odiosa del colegio y despreciar a todos".

Genial, estábamos discutiendo por ella.