129 - Final

No supe por qué decidí mandarle todas esas cartas a Víctor. A pesar de todo, no lograba superarlo, había cosas que no comenté con mi amigo, así que pensé que, si él sabía todo lo que había provocado en mí, me iba a ayudar a salir adelante. Tal vez fue una estupidez, pero ya lo había hecho. ¿Me arrepentía? Sí, pero ya no podía deshacer esa acción. ¿Me había ayudado? No lo sé, pero lo cierto es que ya no pensaba tanto en él, aunque puede que el estrés de la universidad haya tenido que ver. Lo único que esperaba era que no me dejara de hablar.

La universidad ya había comenzado y tuve que ir a la capital del estado para empezar mis estudios. Era pesado pero me gustaba.

Era un sábado y decidí ir a casa a visitar a mis padres y arreglar unas cosas para llevarme al departamento donde me estaba hospedando. Me encontraba arreglando unos papeles y separando unos libros, cuando mi madre entró a mi habitación.

—Ximena, ¿estás muy ocupada?

—Un poco, pero me puedo hacer un espacio, ¿por?

—Tienes visitas —sonrió y se hizo a un lado para que Víctor entrara. Tenía una sonrisita que adornaba su rostro

Me quedé un poco impresionada porque no había recibido respuesta desde que le mandé las cartas.

—Hola, Víctor. —Me acerqué a saludarlo. Él lucía tan arreglado y fresco y yo estaba en fachas. Ya me había visto así con anterioridad pero no es que me agradara ese hecho.

—¡Hola! —Exclamó y me dio un fuerte abrazo que correspondí en seguida.

Mamá nos dejó solos para que pudiéramos hablar.

—¿Cómo estás?

—Bien, ¿y tú?

—Muy bien —respondió. Noté que llevaba puesto el reloj con forma de pelota de basquetbol y no pude evitar sonreír un poco.

—Amm... —me quedé en silencio, no encontraba las palabras adecuadas para continuar. Me sentí avergonzada por haberle recordado mis sentimientos cuando creyó que ya los había superado.

—Oye —bajó la mirada—, leí tus cartas... Lo siento.

—No tienes por qué disculparte —murmuré más apenada que antes.

—Sí tengo, Ximena, fui un idiota contigo y estuvo bien que me lo hicieras ver —me miró a los ojos—. No sabía que te había lastimado tanto, fui un tonto. Se supone que soy tu mejor amigo, pero fui la persona que peor te hizo sentir... No te merezco... No merezco tu amistad.

—Oye, no digas eso, yo fui la idiota por haberte mandado todo eso a tu departamento, sólo olvídalo, ¿quieres?

—Pero...

—Y no tienes por qué disculparte, tú sólo seguiste a tu corazón para poder estar con Eva.

—Sí —sonrió un poco—. Por cierto, te manda saludos.

—¿A mí? —Me sorprendió oír eso—. ¿No me odia?

—Para nada, ¿por qué lo dices?

—Porque me invitó a su cumpleaños y al de Erick en vacaciones y le dije que no tenía ganas de ver su cara —comenté. Víctor alzó una ceja—. No me mires así, tenía un mal día y me desquité con ella, dile que lo siento.

—No se molestó —rio un poco—. Dijo que agradecía tu sinceridad.

—Claro que sí se enojó.

—Tal vez un poco, pero ya se le pasó.

—Oh... Es bueno saberlo. Por cierto, dime que no le mencionaste las cartas.

—Estaba leyendo las últimas cuando ella llegó a mi departamento —dijo. Me sentí morir de vergüenza.

—¡Dime que no las leyó!

—No lo hizo, me dio privacidad y se fue para que terminara de leer.

—Menos mal —suspiré—. ¿En serio no me odia?

—No, dice que espera que encuentres a alguien que valga la pena y que te ame mucho.

—Genial, yo fui una perra y ella es un lindo angelito —dije sarcástica.

—Hey, no digas eso. —En otro momento, habría aprovechado la oportunidad para decir un montón de halagos hacia su novia, pero esa vez se quedó callado. En verdad trataba de no hacerme sentir mal, cosa que agradecí infinitamente.

—Como sea, dile que gracias -sonreí con sinceridad.

—Sí... Por cierto, las cartas fueron emotivas, te pusiste agresiva en unas partes —comentó, haciéndome reír con fuerza—, pero admito que me llegaron. Incluso lloré un poco —dijo rascando su nariz y desviando su mirada. Alcé una ceja.

—No te creo.

—Es verdad, pero sólo fueron unas cuantas lágrimas, nada del otro mundo.

No pude evitar volver a carcajearme.

—¡Eres increíble!

—Lo que más me dolió fue lo de la camisa rosa, tú sabes que no me gusta usar ropa de ese color, ¿tienes idea de cuántas veces me la tuve que poner? -Me reclamó. Yo me mordí el labio inferior para no soltar otra risotada-. ¿Por qué no amarillo pollo? Lo habría tolerado más.

—¡Amarillo pollo! —Exclamé como estúpida y volví a reír. Él negó con la cabeza aunque estaba igual de divertido que yo.

Luego de calmarme, volví a hablar.

—Por cierto, también pasó tu cumpleaños y no te di nada, no sabía que ibas a venir a verme, ya después te doy tu regalo. —Era el primer cumpleaños que no me tocaba celebrar con él, pues cada quien se encontraba viviendo en una ciudad diferente por motivos escolares.

—No te preocupes por eso.

Decidí preguntar por Eva.

—¿Eva vino a la ciudad?

—Sí, vino a ver a su familia.

—Mándale mis saludos.

—Está bien, yo les mando tus saludos a Eva y a Erick.

Hice una mueca al escuchar ese nombre.

—No, a él no, sólo a Eva.

—¿Por qué? —Alzó una ceja con diversión.

—Porque me cae mal.

Mi amigo rio al escuchar eso.

—Ya ni Ariana le tiene tanta aversión.

—No, pero yo sí. —Miré mis uñas con desinterés.

—Creo que es mutuo.

—Genial.

Víctor volvió a reír.

—Sabes que los que se odian muchas veces terminan casados, ¿verdad? —Dijo para fastidiarme. Lo fulminé con la mirada.

—No me jodas —dije, haciéndolo reír más fuerte.

—Bueno, ya. Por cierto, nunca te lo dije pero siempre le gustaste a Enrique, aunque creo que ya lo sabías.

—Sí.

—Es un chico genial.

—Lo sé —sonreí.

—Amm... Está bien.

Víctor quería que me fijara en Enrique, de hecho me gustaba un poco pero todavía tenía que superar ciertas cosas, no era tan sencillo. Lo cierto es que hablábamos por chat cada vez más seguido.

—Oye —continuó—, voy a ir al cine con las gemelas y Pamela —dijo el nombre de su prima—, ¿quieres venir?

—Me encantaría pero tengo cosas que hacer.

En otro momento habría dejado mis actividades para salir con él, pero debía establecer bien mis prioridades, primero me encontraba yo y después los demás.

—Está bien, tal vez otro día.

—Me gustaría mucho.

Después de platicar un ratito más, Víctor dijo que tenía que irse.

—Se me hace tarde, las gemelas y Pamela van a matarme si no llego a tiempo.

—Ve con ellas y diles que las quiero.

—Sí, yo les digo.

—A ti también te quiero, mejor amigo. —Extendí mis brazos hacia él.

Una vez más, Víctor me abrazó con fuerza.

—Y yo a ti, mejor amiga.

Y así, Víctor se despidió y se fue. Yo me quedé pensando en todo. Sí, él amaba a su novia pero eso no significaba que no valorara mi amistad, el simple hecho de haberme ido a visitar y preocuparse por mis sentimientos lo demostraba.

Él era mi mejor amigo, no estábamos destinados a ser algo más. Eso no significaba que fuera algo malo, al contrario, comprendí que como pareja no habríamos durado, sin embargo esperaba que nuestra amistad fuera eterna.

A veces un amor correspondido no es tan malo, te da lecciones, te vuelve más humano, te hace conocer ese sentimiento tan bonito y devastador, pero una vez que lo superas, te convierte en alguien más fuerte.

Mi mejor amigo me enseñó, sin saberlo, lo que era el amor no correspondido, pero también me dio una gran lección: los buenos amigos están para ti cuando los necesitas.

Si bien en un momento su amor por Eva lo cegó, me sentía feliz por ambos al notar que la relación que ahora llevaban era más madura, más sincera, más provechosa.

Y eso no era todo, después de esa charla que tuvimos gracias a mis cartas, me quedó la satisfacción de saber que iba a contar con mi mejor amigo para siempre.



FIN

Compartí esto con mucho cariño, Ximena es uno de mis personajes más queridos, así que espero que les haya gustado tanto como a mí me gustó escribirlo.

Ahora me gustaría saber sus opiniones, si les gustó, si les cayó bien la protagonista XD porque sé que a varios, por lo menos en LMQ, no les agradaba tanto.

No nos despedimos, nos seguimos viendo por aquí cuando suba El excéntrico Esteban.

Recuerden que si gustan pueden entrar al grupo de WhatsApp de la historia :3





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