Nuestra escuela ganó el partido por un punto. Los reclutadores se veían satisfechos con los resultados.

Tus amigos te cargaron para celebrar tu victoria, pero yo sabía que a ti no te gustaba eso.

Un día, cuando teníamos como cinco años, tu padre te lanzó varias veces en el aire para atraparte pero tú te pusiste a llorar, no te gustaba la sensación de ir cayendo.

En ese momento tus amigos comenzaron a aventarte en el aire y agarrarte. Tú te tensaste en seguida. Te lanzaron tres veces más, pero quisiste zafarte de ellos en un mal momento, pues el movimiento no permitió que tu amigo te atrapara.

Y te golpeaste la cabeza en el suelo.