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Intercambiaron unas palabras y posteriormente ella te abrazó. Segundos después, te levantaste del asiento y la rodeaste con más fuerza.

Una vez que se separaron, luciste más animado. Ella te daba un consuelo que nadie más podía ofrecerte.

Cuando no estabas con Eva, Ariana y yo te tratábamos de reconfortarte, pero no parecía ser suficiente.

Ahora que yo me había alejado de ti, los ánimos de Eva sí lograban sacarte de tu angustia.

En ese momento pensé que mi decisión de haberme alejado de ti era correcta.





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