9. Segunda respuesta.

Hoy es un nuevo día. Último día de trabajo y luego tendré dos días para descansar un poco de tanto papeleo y estrés.

Me visto y desayuno como todos los días. Cojo mis cosas y salgo directamente al buzón a buscar la sagrada carta de M. La recojo y me meto al auto, la leeré cuando llegue a la oficina.

Conduzco hacia el trabajo. Llego y subo al edificio. Mientras me dirijo a la máquina de café saludo a Chris y Anna, y entro a mi oficina. Me siento en el escritorio y comienzo a leer la carta. ¿Qué esa M es la inicial de su apellido? ¿Qué persona que conozco tiene un apellido que comience con esa letra? ¡Ay, no se me ocurre nadie en estos momentos! Por lo menos ya sé algo más, tengo aunque sea una pista pequeña. Sigo con mi trabajo mientras pienso en quién tiene un apellido con esa inicial. En eso, recibo una llamada de un número desconocido.

(Llamada)

—Helenita, ¿Qué tal? —es Daniel— ¿Cómo va el trabajo?

—Te dije que no me dijeras así... El trabajo va bien. ¿Por qué me llamas?

—¿Recuerdas que soy tu cliente? Jasmine me ha preguntado cómo van los avances de la redecoración... ¿Cuándo podrías venir a comenzar con todo? —Después de todo lo que me había dicho Daniel, había olvidado que es mi cliente y tengo que trabajar con él.

—Está bien. ¿El lunes? Y te recuerdo, desde ahora nuestra relación es estrictamente profesional.

—De acuerdo. El lunes entonces. Te espero ansioso —corta la llamada.

Ojalá sea así, y que no me moleste más. Aunque después de todo lo que me dijo el otro día, no sé si creerle, y no tiene una buena reputación que digamos ¿Por qué mi cliente justo tenía que ser él? Luego de esa llamada sigo inmersa en mi trabajo, hasta que miro la hora ¿Cómo se pasó tan rápido el día? Eso pasa cuando te gusta tu trabajo, el tiempo se pasa volando haciendo lo que amas.

Recojo todas mis cosas y salgo de mi oficina. Sólo queda mi jefe en el edificio. Escucho que me llama. Me giro.

—¿Pasa algo? —le pregunto.

—Nada. Sólo te quería felicitar por tu trabajo durante estos dos meses. ¿Ya te sientes cómoda en el lugar?

—Sí. Me siento muy bien. Me encanta el ambiente en la oficina, y como me había dicho al comienzo, sí son todos muy agradables —me río despacio.

—Muy bien. Me alegro mucho. Si tienes algún problema, no dudes en decirme.

—Muchas gracias —retomo mi camino hacia al ascensor. En mis trabajos anteriores nunca había tenido un jefe tan simpático. Eso facilita mucho las cosas. Me encanta mi trabajo y más aún si las personas con las que comparto son amables.

Me subo al auto y conduzco hacia mi casa. Llego directamente a la cocina. Luego de un día de mucho trabajo, con suerte pude comer algo, y más si sentía todo el día el estómago apretado por causa de la llamada de Daniel. Después de comer, me voy de inmediato a la cama, me siento en ella y de la mesita de noche cojo todas las cartas que me ha enviado M. Luego de que Daniel las viera, me las traje a la casa, no podía seguir dejándolas ahí, corriendo el riesgo de que, aunque hubieran estado en un cajón con llave, él podía volver a verlas.

Algunas noches me gusta releer cada una de las cartas. Es como que hay algo dentro de mí que me dice que él es bueno, que me quiere de verdad y que quizás le de vergüenza conocerme en persona aún. Cada cosa que me cuenta en cada carta, a medida que va avanzando el tiempo siento que lo conozco más, es tierno, cariñoso, divertido, entre otras cosas más, que quizás cuando lo vea en persona pueda corroborarlas. El no conocerlo a veces hace que me coloque más ansiosa ¿Cómo será físicamente? Algunas veces me pongo a pensar, y me lo imagino de pelo oscuro, ojos café y sus labios... ¿cómo serán sus labios? Helena, ¿por qué estás pensando en su boca? Puede ser que me esté gustando más de lo que me puedo imaginar.

Carta #2 de Helena

Hialeah, Florida; 17 de mayo de 2019

Querido M:

Espero que estés bien. Que alegría me dio ver que aunque sea pequeña, me diste una pista. ¿M es la inicial de tu apellido? Estuve pensando y no se me ocurre algún conocido que su apellido comience con esa letra. Me tendrás que dar alguna señal, o algo para saber quién puedes ser...

Me alegro de que tu padre lleve horas sin beber, de verdad espero que dure mucho tiempo, así todos los problemas puedan resolverse y tu estés mucho mejor. Quiero que estés bien, en serio. Y puede ser que en realidad ¿te quiera un poquito? Ya, mejor no te digo nada más porque no es justo que tu me conozcas y me digas que me quieres, pero que yo no tenga ninguna idea de quién eres, y te confiese eso. Prefiero decírtelo de verdad cuando nos veamos en persona, así será todo más real.

Te envío abrazos, Helena.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top