5. Culpable.

(******)

Ya van dos meses desde que he recibido, cada tres días, cartas de M. Aún no sé quién es. Él no me ha dicho y yo tampoco he encontrado alguna pista. Cada vez me estoy acostumbrando a recibir esas cartas, y me estoy sintiendo más cercana a él, lo estoy llegando a conocer mucho más y ya no siento que es un extraño.

Hoy es mi día libre, aprovecho para ordenar todo la casa, y ya que tengo tiempo iré a visitar a mi madre al cementerio y le contaré sobre lo que me está pasando, necesito un rato a solas con ella. Mi mamá falleció hace dos años y Marco es hijo de ella, quedó embarazada de él antes de estar con mi padre y prácticamente crecimos juntos ya que él tenía tres años cuando nací. Es así como desde su muerte hemos sido más cercanos, aunque últimamente por mi trabajo no nos veamos mucho, siempre estamos en contacto. ¿Como falleció? Es difícil recordarlo, pero mi madre iba manejando camino a casa, sin embargo en un momento ella contesta el teléfono, cosa que sé que no debería haber hecho, y empieza a pelear con mi papá, en eso el auto se le descontrola y tiene un accidente. Ella llegó muy grave al hospital, y con Marco alcanzamos a despedirnos de ella. Fue algo muy duro para los dos, y aunque ya hayan pasado dos años aún la extrañamos como el primer día. Yo aún sigo culpando a mi padre por su muerte, ya que si él no la hubiera llamado en ese momento ella aún estaría aquí, junto a nosotros.

Termino de ordenar la casa y me visto con algo cómodo, unos jeans, una camiseta negra y mis amadas converse. Salgo de la casa, me subo al auto y conduzco hacia el cementerio. Apenas llego compro algunas flores y camino hacia el lugar donde está mi madre. Llego y me siento en el césped. ¿Por qué te fuiste mamá? Me haces tanta falta... Si bien han pasado ya dos años, tu partida aún me duele como si hubiera sido ayer. Te extraño tanto. Sin darme cuenta se me salen algunas lágrimas. Dejo las flores encima y comienzo a comentarle sobre lo que me ha pasado en estos últimos meses... mi nuevo trabajo y lo cómoda que me siento allí, y las cartas que he recibido de M. Mientras hablo escucho unos pasos detrás de mí. Es mi papá. No digo nada, no tengo ganas de discutir.

—Helena, tu madre está muy orgullosa de ti —dice mi padre, detrás de mí. Yo me pongo de pie y me doy vuelta, frente a él.

—¿Qué haces aquí? —le espeto— Tienes el descaro de venir hasta acá.

—Vine a ver a tu madre. Yo también la extraño, aunque no lo creas. Era mi esposa, hija.

—Ya. Y no me digas hija, me perdiste cuando ella falleció.

—No digas eso. Sé que no lo dices en serio...

—Realmente lo digo muy en serio... fue todo tu culpa. Si no la hubieras llamado ese día y en ese momento, ella aún estaría con nosotros —le digo furiosa. Necesito sacarme este dolor que siento, y si le digo todo lo que pienso, quizás me sienta un poco mejor.

—No busquemos culpables. Los dos estábamos discutiendo.

—¿Ahora la culpas a ella? Porque te conviene, no se puede defender.

—No la culpo, sólo digo que no hay que seguir abriendo las heridas del pasado. Hay que aprender a vivir con esto.

—Es que yo no sé si pueda vivir sin mi mamá. La extraño demasiado. Y todo es tu culpa —le grito y le doy un pequeño empujón en su pecho, mientras las lágrimas corren por sí solas por mis mejillas. Él me toma el brazo y me acerca a él, yo me resisto. Sin embargo, ya no tengo fuerzas y me dejo abrazar por él— Ella debería estar aquí.

—Tranquila, Helena. Ya verás que todo mejorará y aprenderemos a vivir con este dolor... sólo que nos tomará un poco más de tiempo... —me dice, mientras me sigue abrazando. Yo sigo llorando pegada a su pecho.

Nos quedamos en silencio unos minutos, sólo se escuchan algunos sollozos por mi parte que a medida que pasa el tiempo van disminuyendo. Nos separamos. En susurros me despido de mi madre y me dispongo a caminar hacia la salida.

—¿Quieres ir a tomar un café? Aquí cerca hay una cafetería —dice mi padre a mis espaldas. Yo me giro.

—No, gracias. Tengo trabajo que hacer, para otra vez será —le sonrío. Me doy la vuelta y ahora sí camino hacia mi auto con las manos en mis bolsillos. Aún no estoy preparada para volver a tener una relación con mi papá. Estoy muy dolida por todo.

Entro al auto y respiro profundamente, controlándome para no volver a llorar. No quiero que todos me vean así, hoy ya han sido muchas lágrimas. Conduzco de vuelta a mi casa. Apenas llego comienzo a avanzar en el trabajo atrasado, reviso carpetas y escribo ideas para así despejar un poco mi mente.

Pasan las horas y cuando observo hacia la ventana ya está oscureciendo. Dejo el trabajo de lado y camino hacia mi habitación para dormir. Mañana tengo que levantarme temprano para volver a la oficina. Me pongo pijama y me siento en la cama. En mi mesita de noche veo la fotografía de mi mamá, la cojo y la observo unos minutos. Me acuesto con ella abrazándola, y así, pensando en todo lo que ha pasado, me quedo dormida. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top