4. Disculpas.
Otro día de trabajo. Al revisar el buzón ya se imaginarán de quién hay una carta, sí, del Sr. M. Me subo al auto y conduzco hacia la oficina. Entro, saludo a todos y dejo mis cosas en el escritorio. Lo primero que hago es sentarme y comenzar a leer la carta. ¿Qué problemas tendrá él? ¿Serán graves? de alguna u otra manera, me comienzo a preocupar, ¿serán estas cartas una manera de salir de sus problemas? Tengo que buscar alguna pista de quién puede ser. Busco las otras tres cartas enviadas por "M" , sin embargo me falta una, ¿donde la habré metido? si todas estaban aquí, en la carpeta. Busco por todos lados, saco todas las cosas de mi bolso. Tocan la puerta.
—Adelante —digo alzando la voz.
—Soy yo, permiso —dice mi jefe.
—Pase, ¿necesita algo? —le pregunto, mientras sigo hurgando en mi bolso.
—¿Estás buscando algo?
—Nada importante.
—Bueno, yo sólo te venía a entregar esto —dice, estirando su mano con un papel en ella. ¡Es la carta! ¿por qué la tiene él?
—Gracias —la recibo— ¿Dónde la encontró?
—Se te cayó ayer, no alcancé a devolvértela, la encontré en la puerta de tu oficina. Ahora, no quiero sonar inapropiado, pero ¿alguien te está acosando? —me sorprendo ante su pregunta. La carta que me entregó es la primera que me envió "M", quizás al leerla suene algo acosador, pero si leyera las demás, se daría cuenta que no es tan así. ¡Esperen! ¿Por qué mi jefe leyó mi carta?
—¿La leyó?
—Sólo el comienzo. Lo siento, sé que son tus cosas...
—Efectivamente, son mis cosas, no tiene derecho —lo corto. Está bien que sea mi jefe, pero no debería haberlo hecho— Y no, nadie me está acosando, no se preocupe.
—Lo siento, en serio. Sé que no debí hacerlo, pero pensé que podrías estar en peligro, o algo así.
—Ok. ¿Necesita algo más? Tengo mucho trabajo por hacer —le digo. Me molesta demasiado cuando se meten en mis cosas, además, él no sabe nada de mí, nuestra relación es estrictamente profesional, nada más.
—No, nada más, te dejo trabajar. Otra vez, disculpa por el mal rato —cierra la puerta.
¿Quién se cree que es Charlie Williams para leer mis cosas personales? Está bien, es mi jefe y dueño de todo este edificio pero no es quién para revisar lo que es mío. Ahora que lo pienso bien, ¿le habré hablado muy fuerte? no quiero que me despida por haberle hablado así, en algún momento libre que tenga tendré que pedirle disculpas, tampoco quiero perder mi trabajo. Vuelvo a lo que estaba antes de que me interrumpieran. Ahora junto las cuatro cartas y las vuelvo a leer, una por una, buscando algunas similitud entre ellas o algunas pista que me lleve a saber quién es "M". Sin éxito, las vuelvo a guardar, esta vez en el primer cajón del escritorio, con llave.
Sigo en mi trabajo, revisando carpetas y organizando todo unas horas más, ya que mañana debo visitar a unos clientes para ver la decoración de una casa. Llega el momento de darme un receso. Salgo de mi oficina y me bebo un café, mientras converso con Chris, y Anna, otra compañera de trabajo.
—¿Y ya te acostumbraste al ritmo de esta oficina? —me pregunta Anna.
—Sí, cada vez me está gustando más.
—Eso está bien. Además, el jefe es agradable, aunque aún no lo has visto en sus malos días, es un poco insoportable —me dice Chris.
—Y espero no me toque verlo así —los tres reímos— ¿Y ustedes llevan mucho tiempo trabajando aquí?
—Nos contrataron al mismo tiempo, llevamos casi tres años aquí —dice Chris.
—Que bien. Espero durar mucho tiempo aquí, realmente necesito el trabajo.
—Si haces bien tu trabajo, todo va a salir bien. Eso es lo que siempre nos dice el Sr. Williams —dice Anna.
Seguimos conversando unos minutos más, hasta que ya llega la hora de volver a mi oficina.
—Nos vemos chicos —les digo, alejándome. Entro a mi oficina y veo una planta encima de mi mesa con una carta ¿quién la habrá dejado ahí? ¿el tal M sabe donde trabajo?
Abro la carta y la leo "Helena, mil disculpas por leer tus cosas. Sé que no debí haberlo hecho, lo siento mucho. Por favor acepta esta suculenta en parte por el mal rato que te hice pasar. Charlie Williams". ¡¿Qué?! ¿Mi jefe me da regalos? ¿Todos los jefes hacen eso? Aunque yo también tenía la intención de disculparme por cómo le hablé. Con el motivo de agradecerle el gesto, dejo la carta encima del escritorio y voy hacia la oficina del Sr. Williams. Toco la puerta. Escucho un Adelante e ingreso.
—¡Helena! No te esperaba por aquí ¿Ocurre algo? —me pregunta.
—No. Sólo venía a agradecerle el regalo —digo, acercándome a él.
—Por favor, toma asiento. Y no fue nada, sólo acéptalo por lo que te hice.
—No se preocupe. Yo también quería pedirle disculpas por la manera en la que le hablé. Sé que usted es mi jefe, no debería haberle hablado así —digo mientras me siento en la silla frente a él.
—Fue mi culpa, yo leí tus cosas sin tu permiso —yo le sonrío tímidamente— Pero ya pasó, ¿está todo bien ahora? —me extiende su mano. Yo le doy la mía.
—Sí, todo está arreglado. Y otra vez, le agradezco la suculenta, será una nueva decoración para mi oficina —le sonrío.
—Esa era la idea. Que bueno que te gustó.
—Bueno, debo volver al trabajo —le digo mientras me doy la vuelta para volver a mi oficina.
—Está bien. Nos vemos.
Salgo de su oficina y vuelvo a la mía. ¿Es normal que tu jefe te de regalos? Espero que sí, porque nuestra relación es sólo profesional y no quiero ser nueva aquí y ya causar problemas.
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