26. No es un buen día.

(******)

Me levanto con nada de ganas, pero tengo que hacerlo, debo ir a trabajar. Además, debo llamar a Daniel para finalizar los detalles de la decoración de su habitación, y hasta ahora recuerdo que también debo hablar con Jasmine, después de lo que escuchó debo aclararlo todo.

Me visto, como algo rápido, cojo mi bolso y carpetas, salgo de mi casa y como todos los días reviso mi buzón. Saco todas las cartas, como cuentas bancarias, pago de luz y agua, pero lo que no esperaba recibir es una carta de él. No quiero leerla, no tengo ganas de saber qué quiere decirme, no después de saber que es él quien me ha escrito todos estos meses.

Meto todos los papeles entre las carpetas y subo al auto, conduzco hacia el trabajo. Subo el edificio y llego a mi oficina. Dejo todas las cosas encima del escritorio y lo primero que hago es llamar a Daniel, quiero terminar cuanto antes el trabajo en su casa.

(Llamada)

—¡Helenita! —me saluda.

—Ya te dije que no me digas así —le respondo— ¿Cuando puedo ir a tu casa a terminar por fin el trabajo?

—Hoy se va Jasmine, así que podrías venir mañana —escucho su voz algo divertida.

—Prefiero que esté ella, debo decirle todo después de la conversación que escuchó entre nosotros. ¡Ella cree que yo soy la mala aquí! Y es todo lo contrario.

—Es que no podrá ser, Helena. Ella acaba de tomar el taxi para irse, lo siento —dice sarcásticamente.

—Ok, nos vemos mañana entonces.

—Aquí te espero, Helenita —y corta la llamada.

¡Arghhh! Que rabia con Daniel. Si no tenía ya suficiente con David, ahora vuelve Daniel con sus indirectas y cosas raras. Sólo espero que mañana por fin termine todo lo que tenga que ver con él, y no volver a verlo nunca más.

Comienzo a revisar las carpetas para seguir con el trabajo y ahí vuelvo a ver la carta de David. No me aguanto y la abro. Comienzo a leerla y sin darme cuenta siento una lágrima por mi mejilla. Me dolió todo lo que me hizo David y sufrí demasiado por su culpa, no podré perdonarlo fácilmente. Es que lo odio por todo lo que pasó, y por lo que más lo odio es porque dejó que me enamorara de él, y ahora ¿qué hago yo con lo que siento? No puedo ir y dejar todo atrás, porque mientras yo estaba con psicólogo y saliendo adelante después de todo, él estaba de lo más tranquilo, sin preocupaciones y en escuela nueva.

Sigo en mis pensamientos y siento que tocan la puerta. Me seco rápidamente las lágrimas, guardo la carta entre la carpeta y me acomodo en mi asiento.

—¡Adelante! —digo aclarándome la garganta. Abren la puerta y es mi jefe.

—¿Estás ocupada? —me pregunta mientras entra a mi oficina, cerrando la puerta tras de él.

—Ahora no tanto —le doy una media sonrisa.

—Te traje algunas carpetas, hay algunos clientes que quiero que veas —me dice, sentándose en la silla delante de mí y dejando varios papeles encima del escritorio.

—Sí, ningún problema —le digo mirando los papeles. No quiero mirarlo a los ojos, no quiero que note que estuve llorando hace algunos minutos.

—¿Pasa algo? —me pregunta, preocupado.

—No, nada —digo volviendo a secar alguna lágrima que sin darme cuenta bajó por mi mejilla. No llores ahora, Helena, no frente a tu jefe.

—Helena, si tienes algún problema puedes contármelo —dice posando su mano sobre la mía. Yo me sobresalto ante su caricia, y quito la mano— Disculpa, no quería incomodarte.

—No se preocupe —me decido a mirarlo a los ojos. Creo que él nota mis ojos llorosos.

—¿Estuviste llorando, Helena? ¿Te pasó algo? —me pregunta preocupado.

—Estoy con algunos problemas personales, pero nada grave —trato de sonreírle.

—¿Segura? Si no te sientes bien, puedes tomarte el día —me dice sonriendo.

—No, gracias. Ya estoy bien.

—Bueno, cualquier cosa no dudes en decirme —me dice poniéndose de pie— Ojalá puedas resolver tus problemas. No es bueno que una chica como tú esté llorando así —me sonríe antes de irse y cerrar la puerta.

Yo me quedo confundida. ¿Una chica como yo? ¿Qué me habrá querido decir? Espero que no me esté pasando películas, porque no quiero más problemas, ya tengo demasiado con Daniel y David, no quiero más problemas con otro hombre, y más encima si es mi jefe.

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