19. ¿Qué pasó?

Salgo del baño, y bajo las escaleras. Cuando llego, Daniel me está esperando en el mismo lugar. Volvemos a la pista de baile y mientras nos movemos Daniel me entrega un vaso con algún líquido. Yo lo acepto y sin pensarlo lo bebo.

—¿Qué me diste? —le pregunto, mientras el licor me arde por la garganta.

—Vodka, ¿no te gusta? —me responde. Yo abro los ojos como plato. 

—Vine en mi auto, no puedo beber nada.

—Tranquila, hay que disfrutar de la fiesta —me sonríe. Mientras seguimos bailando y bebiendo, mientras nos reímos en algunos momentos.

¡Hace tiempo iba a una fiesta y no me divertía así! Sin darme cuenta ya llevo unas cuantas copas encima de mí. Comienzo a marearme un poco, decido parar de bailar y me siento en un sofá.

—Yo no puedo manejar así —le digo a Daniel, quién se sienta a mi lado.

—No, yo puedo llevarte a tu casa —me dice.

—De acuerdo —le digo mientras le entrego las llaves de mi auto. No puedo rechazar su ofrecimiento, ya que no tengo otra manera de volver a mi casa.

—¿Te quieres ir ahora? —me pregunta.

—Sí, por favor —le doy una media sonrisa. Me pongo de pie como puedo, mientras me tambaleo un poco y me acerco a Chris, que está conversando junto a mi jefe— Me voy.

—Has bebido mucho... ¿Cómo te irás? —me pregunta Chris, preocupado.

—Daniel me irá a dejar —le digo mientras señalo a mi ex novio con mi dedo.

—¿Daniel? ¿Se conocen? —me pregunta sorprendido.

—Sí, es mi ex novio —le digo como si nada, mientras camino hacia la salida— Nos vemos —les digo a los dos, mientras me despido moviendo mi mano.

Salimos de la casa y Daniel me abre la puerta del auto para subirme en el lado del copiloto. Yo me siento y espero a que él se suba por su lado. Apenas entra pone el auto en marcha y conduce hacia mi casa, de acuerdo a las indicaciones que le voy diciendo. En el camino cada vez me siento más mal, creo que no debería haber bebido tanto.

Daniel estaciona el auto y me ayuda a bajarme de él. Como puedo busco las llaves dentro de mi bolso y abro la puerta. Entramos y Daniel cierra la puerta detrás de él.

—Gracias por traerme —le digo tambaleándome, tratando de subir las escaleras— Pero ya puedes irte.

—¿Irme? Pero si apenas puedes subir las escaleras. Déjame ayudarte —me dice tomando mi brazo y pasándolo por encima de sus hombros. Yo no digo nada, estoy tan borracha que me cuesta hablar. Él coloca su mano alrededor de mi cintura y me ayuda a subir.

Cuando llegamos arriba me pregunta cual es mi habitación, yo la apunto con mi dedo y seguimos caminando. Llegamos a la habitación y Daniel me deja despacio encima de la cama. Apenas mi cabeza toca la almohada cierro los ojos y escucho cada vez más lejos la voz de Daniel.

(******)

Me despierto por los rayos de sol a través de las cortinas. Abro los ojos y me viene un dolor de cabeza terrible. ¿Qué hora será? Sin mirar toco a mi lado de la cama buscando mi celular, pero me asusto al sentir un cuerpo al lado mío. ¿Dormí con alguien? De anoche sólo recuerdo que alguien me vino a dejar a mi casa y me recostó en la cama, de ahí no supe del mundo ¿Quién está a mi lado? Giro la cabeza y veo a Daniel dormido. ¿¡Qué!? ¿¡Qué hace Daniel en mi cama!? Me siento de golpe en la cama y comienzo a moverlo. ¿¡Dormimos juntos!? ¿¡Hicimos algo!? ¡Ay, Helena por qué bebiste tanto!

Daniel ni siquiera abre los ojos, sólo estira su brazo y se vuelve a dar la vuelta.

—¡Daniel, despierta! —le digo volviendo a moverlo. Él no hace nada— ¡Daniel! —digo alzando la voz, para que me escuche. Ahí él parece reaccionar y se da la vuelta hacia mí, asustado.

—¿Qué pasa? —dice sentándose en la cama.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto.

—Despertando, ¿por qué? — Ja ja, qué gracioso. Si sabe a lo que me refiero...

—No te hagas, Daniel. ¿Por qué estás durmiendo en mi cama? —le pregunto seria, mientras cruzo mis brazos.

—Anoche estabas algo borracha y yo te traje a tu casa. Apenas podías subir las escaleras, entonces te ayudé. ¿No te acuerdas?

—La verdad es que no mucho... —le respondo algo tímida. ¡Qué vergüenza no acordarse de lo que hiciste estando borracha! Espero no haber hecho algo de lo que después me tenga que arrepentir— ¿Y por qué te quedaste?

—La verdad es que sólo iba a recostarme un rato a tu lado, pero sin darme cuenta me quedé dormido.

—¿Seguro?

—Seguro. ¿No confías en mí? —Quisiera decir que sí, pero la verdad es que no. No después de todo lo que pasó entre nosotros.

—Mm.. no lo sé, Daniel. Aún no te has vuelto a ganar mi confianza. No pasó nada más entre nosotros, ¿cierto? —le pregunto lo que había estado en mi cabeza hace varios minutos pero no me atrevía a preguntarle.

—No, Helena. Nunca haría nada sin tu consentimiento —me dice sonriendo. ¿Dónde está el Daniel celoso y manipulador? ¿Lo cambiaron, y yo no me di cuenta?

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