12. Me siento culpable.
—¿Qué pasó, Helenita? —me pregunta Daniel, mientras toma su ropa y se vuelve a vestir.
—¡No sé en qué estaba pensando! ¡Esto no puede volver a pasar! —le digo alzando la voz. De un momento a otro me siento enojada con él. Sé que yo también tengo culpa, pero ¡él tiene novia! ¡Se nota que no le importa nada! Menos mal lo detuve a tiempo.
—Pero si te estaba gustando... ¿recordaste nuestros momentos en la universidad? —me dice provocativamente, sonriendo y volviendo a acercarse a mí.
—¡No! ¡No te acerques! —le digo colocando mi mano en su torso, alejándolo de mí— ¡Te dije que era una relación estrictamente profesional!
—Tú también te dejaste llevar. ¿Por qué no terminamos lo que acabamos de empezar? No me puedes dejar así —me dice tomando mis brazos.
—¡Suéltame! —le digo, soltandome de su agarre— No me vuelvas a tocar, Daniel. Y lo digo en serio. ¡Respeta tu relación con Jasmine!
—Tú sabes por qué estoy con ella... Además, no te hagas la que no te gustó... la estábamos pasando muy bien.
—Ya, puede ser que me haya dejado llevar, pero no puede pasar nada más. ¡Estoy enamorada de otra persona! —le suelto. ¡Sí, estoy enamorada de M! aunque aún no sepa quién es...
—¿¡Qué!? ¿Es ese tal M, no? ¡Él no te conoce como te conozco yo, Helena! —dice, utilizando mi mismo tono de voz.
—¿Y qué si es él? ¡Yo puedo estar con quién quiera! No quiero volver a estar contigo, la pasé muy mal cuando estuvimos juntos, Daniel.
—¿Muy mal? ¿En serio? —me pregunta, levantando sus dos cejas, incrédulo.
—Puede ser que hayamos tenido momentos bonitos al comienzo de la relación, pero luego se volvió algo tóxica, y tu sabes muy bien por qué... —le confieso.
—¡Mentira! ¡Yo no voy a parar hasta que seas mía de nuevo, Helenita! —me dice volviendo a alzar la voz. ¿Hasta que vuelva a ser suya? pero si yo no soy un objeto. ¿Quién se cree que es para hablarme así?
—¡Ya déjalo, Daniel! Dejemos atrás lo que acaba de pasar. ¡Tu estás en una relación! ¡Respétala! —le espeto. Que ya deje con sus jueguecitos, yo no quiero estar con él, nunca más. Lo que pasó hace unos minutos fue un error, no puede volver a pasar.
—¡No puedo dejarlo! Con lo que acaba de pasar, ¿no recordaste lo mucho que me amas? —él me mira divertido, yo rodeo los ojos. Ya me está cansando esta situación.
—Si no vas a cooperar, pediré que te asignen otra decoradora de interiores, en serio —le digo seria. Es la última alternativa que me queda. Si el sigue así, no podré seguir haciendo mi trabajo aquí.
—¡No! No puedes dejarme. Te prometo que no te provocaré más —me dice, sonriéndome. ¡Qué hombre más bipolar! Recién estaba gritando, y ahora está de lo más amable. ¿Podré confiar en él? No creo, pero sólo asiento con la cabeza, no quiero seguir con el mismo tema.
—De acuerdo. Ahora me tengo que ir, te avisaré cuando vengan los trabajadores a comenzar a pintar las paredes y techo —le digo tomando mis cosas. Bajo corriendo la escalera antes de que pueda decir algo más.
Abro la puerta y entro rápido a mi auto, aún con la respiración agitada. ¿¡Qué acaba de pasar, Helena!? ¡No debiste dejarte llevar! Sí, lo sé, pero no me pude controlar, tampoco todo fue malo durante la relación con Daniel, también hubo momentos lindos, hasta que se puso excesivamente celoso. Pero bueno, si quiero volver a trabajar tendré que aprender a controlarme y ser fuerte para que la relación sea estrictamente profesional. Ahora sí es en serio.
Conduzco hacia las Oficinas Williams. ¡Quiero llegar a trabajar para despejarme y olvidarme de lo que acaba de pasar con Daniel! Llego al edificio y enseguida entro a mi oficina. Cierro la puerta y me siento en mi escritorio, respiro profundamente sacando todo pensamiento sobre Daniel de mi mente. Quiero y debo concentrarme en el papeleo y los demás clientes. Toda la tarde me la paso organizando el trabajo para los demás clientes y las ideas para las decoraciones. Cuando miro por la ventana ya está oscureciendo, cojo mis cosas y salgo del edificio para volver a mi casa.
Apenas llego, subo a mi habitación. Saco todas mis cosas de mi bolso y encuentro la carta de M. La vuelvo a leer, tomo papel y lápiz para escribirle una respuesta.
Carta #3 de Helena
Hialeah, Florida; 20 de mayo de 2019
Querido M:
¿Cómo has estado? Espero que bien, y espero que los problemas en tu familia se puedan solucionar, no quiero que la sigas pasando mal. Si necesitas cualquier ayuda no dudes en pedirmela, en serio.
Con respecto a conocernos, tienes razón, quizás con todos los problemas que tenemos es mejor que nos veamos en persona cuando los resolvamos así nos enfocamos en nosotros y en nada más. Ya tengo muchas ganas de saber quién eres, Sr. M.
Te quiere, Helena.
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Dejo de escribir y llevo la carta al buzón. Vuelvo a entrar a mi casa y de inmediato me lanzo a la cama. Me pongo a pensar y me asalta la culpa. ¿Por qué me siento tan culpable por lo que pasó con Daniel? Me siento como si hubiera engañado a M, siendo que aún no sé quién es y no tenemos ninguna relación. Puede ser que me esté enamorando de verdad.
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