10. Amiga.

(******)

Es fin de semana, por fin. Me despierto y miro mi celular, son las 12:00 de la tarde, buena hora para levantarme un día de descanso. En eso recibo una llamada. Es mi amiga María.

(Llamada)

—¡Helena! ¿Cómo estás? —me saluda alegre.

—Muy bien, recién despertando ¿y tú?

—Aquí estoy, afuera de tu casa. ¿Puedes abrirme? —¿Qué hace aquí? Y sin avisar...

—¿Qué? Aún no me visto... ¿Por qué no me avisaste antes?

—No alcancé, andaba por aquí cerca y decidí pasar a visitarte. ¿Puedes recibir a tu mejor amiga? Yo ya te he visto en pijama, Helena. Hasta una vez desnuda... —se ríe.

—¡Ya, no digas más! Voy enseguida —corto la llamada.

Me levanto rápidamente de la cama y me coloco lo primero que encuentro en mi armario. Bajo corriendo y le abro la puerta a mi amiga.

—¡Amiga! —me abraza.

—¿Cómo estás? —le pregunto. Si bien conversamos seguido por mensaje, hace días no nos veíamos, y no sabe nada sobre Daniel. Tengo que contárselo.

—Bien, ¿y tú? —me responde, mientras se sienta en el sofá.

—¿La verdad? No sé como estar en estos momentos —le confieso. ¿Cómo se está cuando vuelve tu ex tóxico y dice que "aún te ama"?

—¿Qué te pasó? ¿Algo malo?

—No sé qué tan malo es... Sólo que... ¡volvió Daniel! —le digo rápido.

—¿Qué? ¿Cómo que volvió ese estúpido? —dice sorprendida.

—Sí. Hace unos días fui a ver una casa que tengo que decorar... y era él, con su novia.

—¿¡Tiene novia!? Pobrecita... —María sabe todo sobre Daniel. Yo sufrí mucho con él cuando fuimos novios en la universidad, y mi amiga estuvo ahí, todo el tiempo conmigo, apoyándome.

—Sí, tiene novia, pero trabaja afuera de la ciudad, entonces ahora tengo que verme con él más seguido... ¡Y no quiero!

—¿Y qué te dijo? ¿Sigue siendo igual?

—Sí, sigue siendo el mismo tóxico de siempre. ¿Te puedes imaginar que me dijo que está con su novia porque quería "olvidarse de mí"?

—¡Es un idiota! ¿Quién se cree que es de volver después de tres años y decirte todo eso?

—No sé, está loco si cree que voy a volver con él. ¡No quiero ni verlo!

—Pero no lo veas... ¿le dejaste todo claro?

—¡Sí, le dije todo! Sólo que insiste en que me sigue amando... Hasta leyó las cartas—le suelto. Sin embargo, recuerdo que ella no sabe nada sobre M.

—¿Qué cartas? —me pregunta extrañada.

—No te he contado... pero alguien me ha estado enviando unas cartas hace unos meses... —le cuento todo acerca de M. De las cartas que me envía cada tres días y todo lo que me cuenta en ellas, hasta lo que estoy empezando a sentir por él.

—¡Wow! —me dice sorprendida— ¿Te estás enamorando de alguien que no conoces? ¿No es raro?

—Sí, puede ser. Pero es algo que no puedo controlar, no puedo escoger de quién me enamoro. Sólo que todo lo que dice en esas cartas, y si él dice que me conoce... puede que no sea mala persona. Me quiere...

—Sí, está bien amiga. Sólo ten cuidado, aún no sabes quién puede estar detrás de esas cartas. No te ilusiones tanto.

—Yo confío en él. Sé que me quiere de verdad.

Seguimos conversando acerca de nosotras y de todo lo que nos ha pasado durante estos meses, mientras almorzamos. Ella me cuenta que con Paul se han comenzado a juntar más seguido, a solas, y puede ser que estén empezando a sentir más cosas entre ellos que sólo amistad. ¡Me alegro por ellos! Los dos son mis amigos, así que me encanta que se quieran tanto. María me dice que se tiene que ir porque ya está oscureciendo, nos despedimos y yo vuelvo a mi habitación pensando en lo que me dijo mi amiga "Aún no sabes quién puede estar detrás de esas cartas. No te ilusiones tanto". Yo no me estoy ilusionando, lo que estoy comenzando a sentir por él es de verdad, aunque no lo conozca en persona aún. En la próxima carta que le escriba le exigiré que quizás sea el momento de vernos, ya no puedo seguir así mucho más tiempo. Necesito verlo en persona y conocerlo. 

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