Cartas.


De nuevo varios idiotas se voltearon a verla cuando ella paso por los pasillos. Ignoro completamente las miradas coquetas, lujuriosas y de supuesto amor que se tornaban a su alrededor hasta llegar a su destino.

No entendía que era lo que le llamaba la atención a esos bastardos. O más bien si la entendía y la sabía.

Y no era su físico precisamente.

Llevaba siempre el uniforme escolar, una falda azul oscuro de paredes que cubría a medias la mitad de sus muslos, un suéter amarillo de mangas largas con escote en "V", una camisa blanca de mangas cortas debajo con un listón atado en un moño rojo, unas medias blancas hasta los tobillos cubiertas por unas botas cortas color negro con cordones blancos y sus típicas coletas colgando bajo su nuca con aquel mechón rebelde colgando por en frente de su cara en medio de sus dos ojos rojos como la sangre y su característico y peculiar color verde y blanco de su cabello no ayudaba a su apariencia aunque nunca le importo aparte de que era flaca, tenía menos fuerza física que sus demás compañeras y el busto plano así que no había en donde mirar.

Cuando llego a su casillero puso la combinación y apenas la mini puerta de metal fue abierta una avalancha de cartas en sobres rosas, amarillos, azul cielo y blanco con diferentes estampillas cayó sobre su cara y después al suelo.

Ella soltó un gruñido mientras veía el cómo aun había una que otra carta sobre sus libros.

- Vaya que eres popular, eh señorita ciencia -  

- León - dijo volteando a ver al joven de cabellera rubia despeinada de ojos aguamarina casi turquesa, con una gargantilla blanca con el típico uniforme de pantalones negros, zapatos marrones oscuros, una camisa blanca de mangas cortas y la chaqueta negro con botones dorados amarrada a la cintura como era su costumbre -

- No me llames así, no soy un León - la miro mal -

- Aja si claro - rodó los ojos -

- Esta vez tienes más cartas que la semana pasada - miro al suelo mientras las recogía de tres en tres - eres muy popular - la miro -

- Si claro - tomo sus libros y cerro su casillero - No soy idiota león, es diez billones por siento seguro de que lo único que esos idiotas quieren es a alguien que  les haga la tarea o que les de lo que sus novias o enamoradas no pueden - se rasco el oído con el dedo meñique -

- Si haces eso poco femenino como rascarte el oído con el dedo estoy más de acuerdo contigo - dijo eso sin pensar mientras pasaba las cartas una detrás de otra hasta que sintió la mirada carmín de pocos amigos de la peliverde  sobre él - eh...¡Lo siento! No quise decir eso yo...l-lo dije sin pensar- agitó las manos dejando caer de paso las cartas -

- Como sea - respondió dandose vuelta caminando directo a si próxima clase -

- ¡Senko espera! - fue tras su amiga dejando atrás las cartas regadas en el suelo -

Cuado ingresaron a clase se sentó en donde siempre, en frente de la ventana mirando al otro lado de esta hacia la calle mientras esperaba a que la clase empezara.

- ¡SENKOOO! - su tranquilidad se callo cuando escucho la voz de su amiga Taede Ôki. Su mejor amiga desde primaria, a pesar de que ella tuviese tanta fuerza como varios de sus compañeros ella era mucho más femenina y sensible que ella una combinación extraña a primera vista pero le agradaba -

- Sabes que no tienes que gritar, estoy a un metro de ti - dijo - ¿No deberías de estar en clases? ¿Que haces aquí? -

- Bueno...un chico me pidió que te diese esto - le entrego un sobre blanco con un sello en forma de mariposa morada -  

Ella sólo bufó en respuesta.

- ¿Otra más? - la tomo de mala gana entre dientes y con el ceño fruncido - no tengo tiempo para estas cosas, me distraen de lo que es importante además se que todos esos idiotas sólo quieren a alguien que haga sus tareas y eso -

- Oh, vamos Senko no digas eso eres muy bonita -

Senko sólo volteo su mirada hacia ella.

- Al menos leela me pidió que te dijera eso, dijo que lo aría feliz saber que por lo menos la leíste - sonrió con dulzura -

Miro la carta una vez más y suspiro.

- ¿Si digo que la leeré me dejaran de hinchar el culo? - dijo -

- ¡Claro! - respondió - ¿Espera que? -

Justo en ese instante sonó el timbre de clases y eso alarmó a la castaña.

- ¡Oh, no voy tarde a clases! - miro hacia atrás - ¡Lo siento Senko, pero tengo que irme! ¡Hablamos luego! - corrió hacia afuera -

Luego de que vio como la larga cabellera media suelta de su amiga se alejaba miro de nuevo la carta y la arrojo por la ventana y volvió a sentarse justo cuando su profesora entraba al salón.

- Parece que no esta de buen humor hoy - dijo el rubio mientras miraba a su amiga desde la distancia - espero que no sea por mi culpa -

.

Al termino de su ultima clase de historia del día fue directo al club de ciencias lista para pasárselo con su tan amada ciencia, dejo su mochila para ponerse su bata de laboratorio lo que un joven de gafas aprovecho para meter una carta de sobre rosa en el bolsillo de su mochila e irse rápido de allí. No se dio cuenta de que alguien había puesto algo en su mochila y siguió metida en lo suyo en lo que más amaba.

- ¡Hey Kohaku-kun! - volteo su mirada encontrándose con los dos castaños acercándose a él -

- Yukio, Taede - dijo -

- ¿También estas esperando a Senko-chan?- pregunto el castaño -

- Si - dijo - hoy creo que por accidente la hice enojar así que quería aprovechar para disculparme con ella- admitió con vergüenza -

- Ya veo - dijo Yukio -  

- ¡Ahí viene! - sonrió - ¡Senko, estamos aquí! - agitó la mano para que su amiga la viese -

- De nuevo no hay necesidad de gritar- dijo con fastidio - ¿Podemos irnos? -

- Si -

- De hecho....- todos voltearon a ver al joven de ojos aguamarina - me gustaría acompañarte sólo yo a casa esta vez, Senko -  

- ¿Eh? - ella levanto una ceja -

- ¿No les importa o si? - miro a los dos castaños -

- Para nada - dijo Yukio- entonces supongo que nos veremos mañana - sonrió -

Senko y Kohaku asintieron con la cabeza.

Emprendieron su camino hasta la casa de la peliverde luego de despedirse de sus dos amigos. La joven caminaba sin decir nada con la vista al frente con la bicicleta a su lado dando un paso tras otro mientras que el joven de cabellos dorados la seguía con las manos en los bolsillos había un largo silencio entre ambos que él dedujo que era por lo que le había dicho hoy en el pasillo, miro a su amiga quien seguía con la vista al frente hasta que arto del silencio entre ambos decidió hablar.

- Oye...Senko ..-

- ¿Que pasa? -

- Yo....siento...siento mucho lo que te dije en el pasillo, en verdad lo dije sin pensar no digo que tengas que cambiar o que por ser como eres no seas atractiva o algo así y por eso quería disculparme por si te ofendi -

Ella detuvo su andar y volteo a verlo, el joven estaba con un ligero rubor en sus mejillas mirando a otro lado.

- Pfff....jajajajajaja -

- ¿Eh? - la miro confundido - ¿De que te ries? ¿Que es tan gracioso? -

- ¿Enserio creiste que me habías ofendido con ese simple comentario tuyo hoy en el pasillo? Jajaja entre tú y Taede no se quien tiene apariencia de rudo y es más sensible - le limpio una lagrima de la risa - Sabes que no soy de las chicas a las que le importe recibir halagos o esas mierdas -

- ¿Entonces que fue todo eso, eh? - se cruzo de brazos -

- ¿Que fue que? Ya me conoces león, le doy menos importancia a ese tipo de comentarios como le doy menos importancia al romance - sonrió de costado - no sigas pensando que ese bobo comentario me hizo mal y ya vámonos que para eso querías acompañarme - volvió a emprender el rumbo a su casa -

- Esperame - fue hasta terminar caminando a la par de ella -

Ella sólo negó con la cabeza y siguió caminando con una sonrisa en el rostro.

Cuando estaban pasando en frente del parque le llamo la atención un vendedor de dulces a lo lejos y con su aguda vista vio que había algodón de azúcar el favorito de su amiga.

- Oye Senko ¿Quieres un algodón de azúcar? -

- ¿Que? -

- Se que te gusta - dijo -

- Olvide mi billetera en casa león -

- ¡Descuida yo invito! Tú sólo espera aquí ya vuelvo -

- Hey espe...- tarde el joven ya había ido como un rayo a quien sabe donde por esa golosina, ella no veía nada desde donde estaba parada pero si él decía que había entonces debía de haber - tú nunca cambias...- dijo la joven a sus adentros negando con la cabeza y los ojos cerrados -

- Aquí tienes -

- ¿Eh? - al abrir los ojos vio una nube rosa en frente de ella con un dulce aroma y al levantar la mirada vio a Kohaku sonriendole mientras le extendía aquel dulce - eso fue rápido - pensó pero todas formas acepto el algodón con una sonrisa - diez billones de puntos para ti por ser tan rápido, digno de un león tan ágil como tú -

- No soy un león - dijo - sólo calla y come - le dio una mordida al suyo - a ver si eso te hace crecer más enana - riendo burlón -

Ella lo miro de mala gana lo que lo hizo reír más.

Se la pasaron comiendo, riendo y hablando durante todo el camino a casa y en el proceso ambos terminaron el dulce justo antes de llegar a la casa de la joven.

- Aquí es - dijo - nos vemos mañana león -

- Si claro señorita ciencia - le dio unas palmadas en la espalda sobre la mochila haciendo que ella avanzara casi cayendo sobre la bicicleta . Lo miro con reproche y él se rió - vamos, hablamos luego -

Ella entró a casa y viendo que su madre aun no había llegado se dirigió a su cuarto para bañarse y relajarse luego de un día de soportar a sus supuestos "admiradores secretos" y sentarse en su cama suspirando relajada mientras secaba su cabello. Cuando se recosto en su cama choco contra su propia mochila la tiro al suelo pero no se dio cuenta de que estaba abierta y al momento de chocar contra el suelo vio el como entre sus libros, anotadores y lápices se asomaban dos cartas, una blanca y otra rosa.

Bufó enojada.

Se puso de pie y las tiro al tacho de basura junto a su escritorio, junto a otras más, nunca las leía ni tampoco le importaba saber el contenido de estas simplemente no tenía tiempo para eso.

.

Al día siguiente siguió pasando lo mismo su casillero de nuevo estaba lleno de cartas aunque no tanto como el día de ayer y en su pupitre se encontró con otra arriba y cuatro más debajo de esta lo que la hizo gruñir enojada ¿Esos idiotas no entendían que a pesar de sus tontas cartitas ella aun así les diría que no?.

Cuando llego a casa apenas abrió la puerta y entró dejando afuera su bicicleta su madre entró deprisa a la sala.

Beniko su madre adoptiva fue donde ella sonriendo de manera pícara mientras ella sólo se quitaba la mochila.

- Bienvenida mi querida Senko - le sonrió, su cabello blanco peinado a un costado de su cabeza ma recibió una vez más como siempre - ¿Como te fue hoy? -

- Estoy llena de tarea - dijo -

- Aja y dime....¿No te an llegado no se.....más cartas? -

- ¿Que? -

- Encontré esto mientras limpiaba tu cuarto - mostró una carta de sobre rosa abierta a un costado -

- Genial - dijo a sus adentros -

- ¿Por que no me dijiste que tenías admiradores, eh? - le sonrió - espero que no te moleste pero las leí todas algunas eran muy bonitas, algunas eran poemas muy dulces estaba leyendo esta cuando llegaste hija, y debo decir que esta es muy tierna y curiosa -

- ¿Por qué lo dices? - alzo una ceja con curiosidad -

- Mejor leela tú - le extendió la carta con el sobre  y ella la tomo -

- No tengo tiempo para esto - fue donde su mochila y saco las otras cartas más - el romance y esas cosas no son para mi y no tengo tiempo para distraerme -

- Vamos Senko - su madre la detuvo - veo que todas esas cartas fueron escritas expresando mucho sus sentimientos y varias son muy dulces y dicen que respetan tu decisión, aunque sea....sólo lee esa -

Ella suspiro.

- Esta bien - subió a su cuarto -

Cuando ya estuvo en su cuarto sentada en su escritorio terminando con su ultima tarea ya eran casi las doce, ella no solía dormirce de inmediato no a menos que  estuviese cansada se alejo de su escritorio con su silla de ruedas mirando hacia el techo hasta que volteo a ver de nuevo su escritorio y ahí estaba aquella carta se debatió a si misma si leerla o no hasta que finalmente fue donde esta y la tomo sacando el contenido de un costado, era un papel blanco una hoja simple como la de sus cuadernos de clases, el papel estaba doblado así que lo abrió:

¡Hey hola Senko!

Siento que pierdas tu tiempo leyendo esto pero sólo quería decirte que....aun no voy a decirte algo cursi, no aun pero si voy a decirte que te miro desde lejos y que aunque no lo notes me pareces muy bonita aunque conociendote se que no me vas a creer así que mejor voy a decirte que me pareces una chica muy interesante y dulce a tú manera.

Eso era todo, aquella carta no contenía nada más que palabras que fácilmente se la pudieron haber dicho a la cara, no contenía palabras cursis como seguramente las demás, eso la confundió pero a la vez la hizo sentir...¿Bien?.

Esa no fue la primera y ultima carta que resivio de ese tipo ya que una vez encontró un trozo de papel sobre su pupitre que sólo decía:

"Te vez bien hoy ;)"

Eso era todo nuevamente y de nuevo era un simple trozo de papel de cuaderno y la misma letra.

- ¿Ocurre algo Senko? -

- ¿Hm? Kohaku - dijo -

- ¿Que es eso? - se acerco para ver mejor y vio que sólo era una simple nota - así que al fin te animaste a leer las cartas de tus fans ¿eh? - le sonrió- jaja aunque es corta esa nota no miente - le guiño un ojo - en fin la clase ya esta por empezar deberíamos de tomar asiento -

- Ehh...si...- dijo - mmm...-  miro el trozo de papel y lo dio vuelta y vio...¿Garabatos? estaban hechos con la misma tinta que la anterior carta y la escritura de esta lo que la hizo abrir los ojos -

Esa vez decidió saltarse el club de ciencias e ir directo a casa en donde al abrir su mochila de nuevo encontró una carta de sobre verde claro y al abrirla esta decía:

¡Hola de nuevo Senko!

Veo que ya leíste mi carta y lo que te deje sobre tu banco hoy, espero no molestarte pero...esta vez si te diré algo cursi y es que elegí este sobre por que me recordó a tu cabello y este color de tinta por que me recordó a tus ojos, los cuales siempre me fascinaron desde la primera vez que te vi.

Espero no molestarte pero creo que te mandaré más cartas, y creo que me eh enamorado de ti.


Al día siguiente todo fue lo mismo, clases aburridas, recesos cortos, la hora del almuerzo y esta vez no tendría que ir al club de artes marciales así que sólo acompañaría a Senko a casa junto a sus otros dos amigos como siempre y luego se iría a casa junto a su madre y su hermano mayor. Una vez estuvo solo en su cuarto se sentó en su cama y busco sus auriculares en su mochila cuando sintió algo plano, suave y puntiagudo al sacarlo vio que era un sobre amarillo, lo miro de adelante y atrás no tenía cello ni postal así que la abrió y al hacerlo era sólo una hoja de cuaderno como las que él tenía en sus cuadernos de clases, al ver el contenido este tenía escrito con una tinta azul:

Oye Kohaku

Espero que me dejes ser tu admiradora secreta así como yo te dejare ser mi admirador secreto, pero sólo tú.

Me dejare casar por ti si tú eres experimentado por mi.

¡Wenasssssss! Aquí con una mini historia y si hubieron confunciones al principio es por que esta es una historia Genderbend.

La primera que hago a decir verdad.

¿Que les parecio?

Se que a muchos no les habrá gustado mucho algunos nombres como el de Byakuya en su versión femenina pero a decir verdad sólo encontré cinco nombres japones para mujer que empezaban con "B" y este me pareció el más aceptable no se ustedes.

En fin no digo más espero que les haya gustado y ¡Sayonara!

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