Odiosa fumadora:

Debo admitir que iba a empezar escribiendo "Querida fumadora" como en cualquier carta que se llega a leer, pero lo que tu eres es odiosa, no querida. 

Debería presentarme, pero quizá ni te importa quien soy, ni que te vengo a decir, porque la realidad es que das a demostrar eso. 

Pero igual así, vengo a plantearte que realmente me molesta que fumes.

Por si te preguntas quién soy, o de donde te conozco, bueno; voy a tu mismo curso.

Te veo cada día antes de entrar al colegio fumando, también te veo salir del baño de chicas con olor a cigarrillo en la boca, y cuando termina el día te encuentras en la esquina de tu casa con un grupo de chicos fumando quién sabe qué cosas.

Me he preguntado que opina tu madre o tu padre al respecto, y que pasaría si yo les llegara a decir, pero prefiero hablar contigo primero.

Espero tu respuesta, odiosa fumadora.

Atte: El chico que odia a los fumadores.