Carta 7: Señora de Nada - Parte III
The Oberoi Amarvilas Hotel, Agra, domingo
Mi desmemoriada amiga:
Finalmente llegamos al hotel en Agra, después de pasar la noche... sí, adivina... en el ómnibus. Una experiencia aromática para olvidar. Aprovecho a escribirte mientras Pattie toma un baño de inmersión.
Sigo contándote de la semana pasada. ¿Recuerdas que el muy... "caballeroso"... Cara de nada me dijo que olía a excremento de mono?. Bien. La verdad es que me sorprendió, y como no estaba preparada para lidiar con la insolencia con el estómago vacío, no supe qué decir. Una verdadera pena, porque para su desgracia... Patricia sí lo escuchó.
Le cayó encima un tifón miniatura de furia sureña. Pattie me apartó a un costado bruscamente, se le puso delante con los brazos en la cintura (así parece más grande, teóricamente) y lo miró a los ojos con cara de asesina.
— Oye, tú, ¿pero qué rayos te has creído? ¿Cómo te atreves a hablarle así a una mujer? ¡Eres un irrespetuoso!
Adam la observó con el ceño fruncido. Si no hubiera estado aterrada por la manera en la que lo miraba, me hubiera reído de la situación: Pattie mirando hacia arriba y él hacia abajo para verse a los ojos. — Patricia, si me disculpas creo que este tema no te incumb—
— ¡¡POR SUPUESTO QUE ME INCUMBE, ESTÁS MALTRATANDO A MI MEJOR AMIGA!!
Benjamin y Dom observaban con los ojos como platos. Ninguno de los dos había escuchado el comentario de su amigo, y no entendían nada. Me miraron sorprendidos, y yo sólo pude atinar a encogerme de hombros. Si no callaba a Pattie pronto iba a suceder lo mismo que había pasado esa mañana, y no estaba muy segura de cómo iba a reaccionar el señorito Cara de Nada frente una nueva tanda de insultos (aunque merecidos).
—Pattie, por favor, no grites —le rogué, tomándola de un brazo— deja que yo solucione esto
Patricia me miró con los ojos llenos de furia y lágrimas. Oh no, es demasiado tarde. — ¡¡NO!! ¡¡ÉL NO VA A HABLARTE ASÍ!! —le clavó la mirada a Adam y se acercó aún más a su rostro, salvando los más de treinta centímetros de altura de diferencia que se tienen—... y pensar que creía que los ingleses eran caballeros... lo único que has hecho desde que nos viste es tratar mal a Dylan, y tú no tienes ni idea de la suerte que tienes de verla siquiera, ¡de tenerla cerca!
DANGER DEMON DANGER. No quería que se enteraran de que me accidenté. Aún no se lo he dicho a ninguno, y gritarlo en medio de una galería no me pareció de lo más adecuado. Es más, Cara de Nada es la última persona en el universo universal que quiero que lo sepa. Lancé un "Pattie, por favor, no" que se perdió entre los intentos de Ben de separar a los contrincantes y los sorbidos de nariz de mi amiga. Adam permanecía ceñudo, pero algo en su rostro había cambiado: ya no tenía su mirada vacía... sino unos ojos profundamente tristes. Herido. Ésa es la palabra... parecía herido.
Ben le hablaba a Patricia con su voz tan tranquila y cariñosa, pero ella ya estaba fuera de sí. — Sé mínimamente decente y hazme un favor —le susurró a Adam lloriqueando— déjanos en paz, nunca te hemos molestado, ni lo haremos... ignóranos... pero no nos quites esto, ¡ya tenemos suficientes problemas como para estar lidiando contigo! —y lo dejó ahí parado mientras se iba a toda velocidad hacia la habitación.
Cenamos solas en uno de los restaurantes del hotel, casi en silencio. Intenté charlar y distraerla tanto como pude, pero fue un rotundo fracaso. La dejé en paz, y mientras me comía el pollo tandoori más picante de la historia, reflexioné en algo que no había reparado hasta ese momento: cómo se hubieran sentido mis amigos si en vez de perder la memoria, bueno, no hubiera despertado... o sobrevivido siquiera. Me deprimió tremendamente pensar en que un día alguien pudiera venir a decirme que Pattie se hizo daño. O que alguien se apareciera de la nada a decirme que nunca más tendré cerca a Robbie... no podría, me moriría. Solo pensar en eso y ya estaba por empezar a hacer pucheros, cuando Pattie me habló.
— D, ¿estás bien?
NO... no estoy bien. — Sí sí, claro... es el pollo más picante de mi vida...
No me creyó ni un poquito, pero al menos por una vez en la historia, no replicó. Se quedó pensativa, y luego dió un saltito de emoción. — ¿Sabes lo que necesitamos, tú y yo? ¡¡A Mike!!
— ¿A quién?
— ¡A Mike! ¡Magic Mike! ¿Channing Tatum?
¿¿WHAT?? — Pat, yo sé que crees que sí, pero no tengo ni la más pálida idea de a qué te refieres... ¿quién es toda esa gente?
Me levantó de un tirón y me llevó a toda velocidad a su habitación. En este hotel tenemos habitaciones separadas, inclusive en alas distintas. Me sentó en la cama, buscó y rebuscó en el catálogo de Netflix y finalmente encontró lo que buscaba. Se recostó a mi lado, y confiada, me dijo: "Amiga, voy a cambiarte la vida.... de nuevo".
Oh Jebús, alabado seas. Gracias por el regalo glorioso que es el talentoso, guapo, musculoso y terriblemente sensual ejemplar del sexo masculino Channing Tatum. Gracias, gracias, gracias. Y aún más gracias por haberlo hecho actuar en una película sobre strippers masculinos, y por inspirar a Ginuwine a escribir Pony, y por crear el momento exacto en el tiempo en el que el sr. Tatum decide hacer una rutina de baile en Magic Mike al ritmo de esa canción.
Pattie se durmió cerca del final. Yo la terminé, cubrí a Pattie y me fui a mi habitación con un plan. Me quité mi vestido tan fino por un babydoll rosado (gracias, querida), busqué una remera blanca, me puse mis zapatillas Converse verdes y, a falta de gorra como en la película, dejé mi pelo suelto. Hice lugar corriendo sillas y maletas, y ya estaba lista para mi performance.
— Y esta noche, señores y señoras, el Palacio Umaid Bhawan presenta, por primera vez a la única, la incomparable... la insaciable, y definitivamente inimputable... Magic Dylan
Encendí la música y lancé el celular a la cama. Salté de mi escenario improvisado y me puse a bailotear y a tratar de ser tan sensual como el sr. Tatum (oh, como si fuera posible).
I'm just a bachelor, I'm looking for a partner // Estoy soltera, estoy buscando un compañero
Someone who knows how to ride // Alguien que sepa cómo montar
Without even falling off // Sin ni siquiera caer
Se me atascaron los rulos cuando quise quitarme la remera, pero eso no me desanimó para nada. Me desatasqué rápidamente, se las lancé a mis espectadores imaginarios y seguí sarandeando el culo. Si todo falla, puede que tenga una carrera como stripper.
Gotta be compatible takes me to my limits // Tiene que ser compatible, que me lleve a mis límites
Girl when I break you off // Niño cuando te rompa
I promise that you won't want to get off // Te prometo que no querrás bajar
No podía hacer esos trucos tan sensuales en el suelo como en la película, pero sí hacer unos saltos hacia atrás. Di unas cuantas vueltas, unos sacudones, acaricié a un señor anciano espectador imaginario y me llevé mi baile a la pequeña terraza de la habitación. Iba acariciándome los rulos y el cuello, apoyándome en las sillas y tratando de parecer lo más exótica posible cuando lo vi sentado en el borde de la piscina, su silueta inconfundible recortada contra la luz de la luna.
Miré la hora, 2:45 AM. No había nadie en las inmediaciones. "¿Qué estará haciendo?" pensé intrigada. Fui a recuperar mi remerita, porque al fin y al cabo este lindo babydoll es para dormir y no para hacer espionaje en la terraza. Volvía a mi puesto de vigilancia mejor abrigada cuando vi que lentamente, como si no quisiera perturbar el agua siquiera, Adam se hundía suavemente en el agua... vestido.
Me puse en alerta. Continué viendo la superficie, pero no emergía. El agua seguía calma. Tuve un presentimiento terrible, y sin pensarlo siquiera, salí corriendo de la habitación. Las escaleras, el hall de entrada y la mitad del patio pasaron como un borrón, y cuando llegué a la piscina no me detuve a pensar: me lancé de cabeza con el babydoll de encaje, la remera blanca y las Converse verdes sin acordonar.
Abrí los ojos bajo el agua y no lo vi por ningún lado. Luego divisé una forma cerca de uno de los bordes, a uno o dos metros de donde estaba... y noté que tenía la cabeza sobre el nivel del agua. OH NO, OH NO NO NO NO ME HAGAS ESTO. Saqué la cabeza del agua y lo vi, con una cara de sorpresa increíble y los brazos estirados, sujetándose de unos rebordes interiores que tiene la piscina. Ay mierda, quedé como una imbécil.
¿Qué se suponía que le dijera? "Qué calor hace por las noches, ¿verdad?, como para lanzarse vestida a la piscina, jeje". Me puse roja, pero lo seguí mirando. A pesar de que estaba empapado y con cara de "qué diablos le sucede a esta loca", tenía la mirada clara y tremendamente calma. De pronto deseé que se enfadara, que me mirara con odio, que intentara insultarme. Cualquier cosa antes de ver esos ojos tan llenos de desesperanza. "Llegué a tiempo", pensé.
— ¿Viniste por mí? —dijo suavemente
Lo seguí mirando sin decir nada. A veces es tan claro, tan lleno de luz. Parece que tuviera los ojos llenos de estrellas.
— Dylan... ¿viniste por mí?
Su voz sonó tan triste que me dieron ganas de llorar. Qué ridícula me vería, con el pelo empapado, la remera pegada al cuerpo de cualquier manera y el vestidito flotando alrededor mientras hacía pucheros. — Me asustaste —dije, y aunque a esa altura era una obviedad preguntarlo, quería que la respuesta saliera de su boca— ... ¿estás bien?
Se le quebró la voz en mil pedazos, y a mí, el corazón.
— No... ¿y tú?
— Tampoco —respondí agachando la cabeza. ¿En qué realidad está bien sentirse tan sola?.— Pero mejoraremos, ¿verdad?... va a mejorar...
Tiene que mejorar. Levanté la vista del agua y estaba a mi lado, empapado de agua y de dolor. Algo muy malo le sucedió a este hombre. Y cuando digo algo seguramente esté queriendo decir alguien... alguien lo destrozó. Ojalá supiera qué hacer para ayudarlo, porque además de atraerme casi incontrolablemente, no puedo tolerar las ganas de sanarlo. Quiero verlo sonreír como hace unos días atrás en Chand Baori, anhelo ver su mirada confiada cuando camina por los lugares que tanto le gustan. Quisiera que esté alegre y feliz. Y ése debe ser un espectáculo digno de ver, un Adam feliz. Espero de todo corazón estar ahí para presenciarlo.
Se me acercó tanto, tanto... que las ganas de tocarlo que sentía me dolían adentro. — Tú vas a estar bien, preciosa, ya lo verás... ya veo lo mucho que la gente te aprecia, y no lo digo solo por Patricia... tienes un don especial para hacerte querer, y sin siquiera esforzarte
— Si tengo un don, no funciona —admití, y no pude contener las lágrimas— no tienes idea...
— Funciona, créeme —apoyó su frente en mi cabello y me susurró al oído— a mí me tienes loco por tí y lo único que hacemos es gritarnos
Lo observé incrédula. Me bastó un segundo para hundirme de cabeza en sus ojitos llenos de estrellas. Nos abrazamos, despacio al principio, pero luego lo aprisioné como si fueran a quitármelo. Sé que me tomó de la cintura, y que me acarició el rostro, porque sus manos se sentían tibias, seguras. Nos besamos con desesperación, enredados. Fue tan reconfortante y honesto, que si no nos hubieran interrumpido, tal vez aún seguiríamos en esa piscina, disfrutando de nuestro primer momento juntos, llenándonos de besos y calorcito... pero no pudo ser, porque un amable señor se presentó con dos batas blancas comentando que la piscina estaba cerrada desde hacía horas. Nos fuimos cada cual a su habitación, muertos de risa, y antes de enviarme a dormir me volvió a besar. Dormí las pocas horas que le quedaban a esa noche tan tranquila e ilusionada, que no me importó parecer un zombie a la mañana siguiente, ni pasarme seis horas encerrada en un ómnibus bajo la lluvia. Tanto me gusta que prácticamente no me reí casi nada después de que se cayó del asiento trasero.
Ahora está junto con Ben y Dom inspeccionando unas columnas en los jardines. Aún no le hemos dicho a nadie, ¿por qué hacerlo?... esto es solamente sobre él y yo. Supongo que lo van a notar cuando pasen más de 36 horas y no nos hayamos insultado.
Tengo que irme a dormir, no puedo escribir una palabra más, y esta noche tenemos una cena de bienvenida.
Te escribo luego, Demon del pasado... te lo contaré todo si me haces un favor... no vuelvas. Aún no.
++Magic Dylan++
P.D: Patricia todavía quiere asesinarlo. No quiero pensar en qué dirá en cuanto se entere...
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