Carta 2: Mumbai - Delhi y los niños del tour
Butaca 36, Tren 12977,en algún lugar entre Nueva Delhi y Jaipur
Querida Demon del pasado:
Aquí vamos, camino a Jaipur en un tren nocturno repleto de gente. y Cuando digo repleto, lo digo en serio. Hay gente dentro del tren... y afuera también. No puedo dormir sabiendo que al otro lado de la ventanilla hay gente colgando.
Deja que resuma las partes aburridas para tí. Llegamos retrasadas a Mumbai y, en consecuencia, tuvimos que llorar en Migraciones para que nos hicieran el papeleo y no perder el avión a Nueva Delhi. Corrimos desesperadas a toda velocidad para embarcar. Lo logramos, por suerte. Eso es todo lo que vi de Mumbai: pasillos atestados de gente, pisos grises y empleados de Migraciones.
Aterrizamos en Nueva Delhi y nos golpeó un calor infernal. INFERNAL. Sentía que el pelo no sabía cómo comportarse, si estallar de frizz, desarmarse o estirarse. Se decidió por una masa pegajosa uniforme que se me adhirió al cráneo y me hacía transpirar como si estuviera en un sauna. Tuve que hacerme un rodete en el medio de la cabeza para que me pudiera llegar aire al cuello. No creo que pueda soltarme el pelo siquiera un día.
No puedo explicarte con palabras justas la belleza del hotel al que llegamos. El lobby tiene mármol y dibujos que te quitan el aliento, alfombras mulliditas, flores de todos los colores que te puedas imaginar y un aroma exquisito. La habitación no se queda atrás. Nos hospedamos aquí porque desde este lugar parte el grupo con el que viajaremos. Lancé el bolso al costado de la cama mientras Patricia corría desesperada al baño gritando "¡¡al fin un inodoro de verddaaaaddd!!" . Solamente necesité dos segundos mirando por la ventana para decidir cuál era mi siguiente movimiento, a pesar de que hacía casi cuarenta horas que no dormía. Se lo comuniqué a Pattie, nos cambiamos y salimos alegremente de la habitación hacia el jardín.
Me sumergí a la piscina lentamente, disfrutando del agua fresca. Tú me entiendes, necesitaba un momento en el agua, ese instante donde todo puede estar mal alrededor, pero nada importa si sentimos el glub glub glub en los oídos. Estaba agotada, pero anhelaba ese instante de silencio en mi cabeza. Nadé un poco, hasta que mis brazos se declararon en rebeldía. Mover siquiera el codo era doloroso, pero como las piernas podían seguir moviéndose, decidí darme vuelta y flotar viendo el rosado del cielo apagarse. Estaba entretenidísima observando una nube de lo más gordita navegar el cielo cuando sentí que me sostenían por los hombros. Me tomó completamente por sorpresa, y del susto me hundí en el agua. Saqué la cabeza del agua y observé alrededor asustadísima.
Había dos muchachos... bah, hombres... sentados al borde la piscina con los pies en el agua. Un tercero estaba en el agua, delante mío, y supe de inmediato que era el que me había tomado de los hombros.
-No quería asustarte -comentó con una pequeña sonrisa y la voz suave- pero si seguías flotando, de seguro ibas a golpearte en el borde
Lo miré como una boba, lo sé, pero en ese instante que ese chico me agradaba. Es tan adorable, y cálido, y tiene esos ojos verdes con ribetes azulados que parecen un encantamiento... comencé a quererlo justo allí. -Oh... gracias -comenté mientras miraba el borde y me preguntaba cuánto se habrían reído si chocaba- eres muy amable.
Se rió y se le arrugaron los ojitos. -Venías flotando tan tranquila que esperé hasta último momento para distraerte...
-Qué bueno que lo hiciste... humm...
-Benjamin
Tienes cara de Benjamin. -Shukriya, Benjamin... y ahora si me disculpas -le hice una pequeña reverencia (que devolvió teatralmente) y me fui flotando hacia el otro lado de la piscina.
Pat estaba completamente dormida en su reposera. La desperté para que volviéramos a la habitación, y después de unos refunfuños y un buen baño, se durmió tan profundamente que pensé que no lograría despertarla al día siguiente. Me quedé un buen rato apreciando la vista que hay desde la habitación: no tiene precio. Gracias Robbie querido, estoy segura de que por eso lo elegiste.
Ayer por la mañana tuvimos la presentación formal con nuestros compañeros del tour. Nos encontramos en uno de los salones del hotel para desayunar, y allí tuvimos una charla sobre el viaje que haríamos, las medidas de seguridad y los instructores. Observé atentamente a los compañeros que tendría mientras devoraba trocitos de banana y unos tortitas deliciosas, y descubrí felizmente que mi nuevo amigo Benjamin cruzaba la puerta con sus amigos. Aguardé pacientemente mi turno para presentarme, esperando que no ser la primera. La ansiedad me hizo comer sandía, lo juro, fue la ansiedad.
Hay australianos, japoneses, suizos, ingleses y nosotras. Los guías son indios, Pratiyah y Radesh. Viniendo a un país que, hablando claramente, no es seguro para las mujeres, tanto la familia de Pattie como la nuestra insistieron en que contratáramos un tour. Obviamente lo hicimos, porque era el tour contratado o viajar con Robbie y esperar dos meses más. No way. Escuchamos atentas historias sobre aniversario de casados de todo tipo (y algo en japonés ininteligible). Finalmente le tocó el turno a Pattie. Tosió brevemente como hace siempre que está orgullosa por lo que va a decir y necesita llamar la atención.
-¡Buen día! Mi nombre es Patricia Kelley -sí, eso dijo.... PATRICIA KELLEY... y luego está peleada con Rob, sí, claaaaro- soy de Gainesville, Georgia, en los Estados Unidos... -pausa para efecto innecesaria- y vinimos a este viaje para empaparnos de la cultura de la India y vivir una aventura
Cerró su declaración con una seña de la cabeza y recibió un tibio aplauso. También aplaudí, le di un mordiscón a la tortita que tenía en la mano y me quedé esperando a que alguien dijera algo. Todos me miraban. Ay mierda, me tocaba a mí. Tragué a toda velocidad, tosí, y me olvidé la presentación tan correcta que había ideado cuando comía banana.
-Ehhh ahhh sí, hola a todos, hola.... mmm... -volví a tragar- mi nombre es Demon, es decir, Dylan, pero por favor díganme Demon... también soy de Gainesville, y vine a la India a... vine a...
A empaparme de la cultura general. A hacer amigos. A buscar recuerdos. A tratar de recupera mi vida. A sanarme.
MENTE TOTALMENTE EN BLANCO. -.... a comer, me gusta comer, y yo... ehhh... me gusta comer... y empaparme de la cultura, eso.
Todos se rompieron a carcajadas. Inclusive los japoneses, que probablemente no habían entendido una palabra. Obviamente me puse más roja que un tomate, haciendo juego con el pelo. Agaché la cabeza para cubrirme con los rulos y escuchar a los demás. Finalmente llegó el turno de mi nuevo amiguito. Se acomodó el cabello negro y revuelto hacia atrás, se sentó derecho y sonrió.
-Namasté, compañeros -¿cómo no se me ocurrió eso?- me llamo Benjamin, soy oriundo de Essex, Inglaterra, y estoy aquí para vivir nuevas experiencias con mis amigos y ustedes... espero que podamos disfrutar el viaje y conocernos más, estoy ansioso por comenzar.
Lo aplaudimos alegremente, y nos sonreímos desde lejos. Le tocó el turno a uno de los chicos del borde de la piscina. Es pequeño, tiene la misma altura que yo, pero lo disimula teniendo el pelo oscuro revuelto y parado en todas direcciones. Tiene facciones orientales, y unos ojos marrones llenos de picardía.
-Buenos días, mi nombre es Dominic, pero me pueden decir Dom... también soy de Essex, y básicamente vine a vivir una aventura con mis amigos, pero también me gustaría ver los monumentos históricos y la arquitectura, así que mejor me preguntan lo que quieran después y nos apresuramos, ¿cierto?
Todos nos reímos y lo aplaudimos aún más efusivamente que a Ben. Dominic hizo una reverencia y le dio un suave codazo al otro muchacho de la piscina.
Me sorprendió que, estando en la India, donde hace un calor infernal que te derrite hasta los pensamientos, alguien pudiera, literalmente, emanar frío. Frialdad, eso fue lo que percibí al mirarlo. Es un hombre alto, delgadísimo y pálido. Ni siquiera esbozó una sonrisa. Estaba prolijamente vestido con una remera clara, jeans y zapatillas bajas. Tenía una gorra azul en el regazo, lista para cubrir su cabello rubio rojizo. "Ni un poco de calor, y eso que tiene el cabello de fuego", pensé. No tuvo la delicadeza de descruzar los brazos para hablar.
-Buen día, mi nombre es Adam Ewing y he venido a acompañar a mis amigos... espero que todos tengamos un buen viaje -. Nada. Ni un rastro de expresión en sus ojos azules helados.
Lo tengo recostado enfrente mientras vamos traqueteando por las vías. Sí, nuestras camas están junto a las de ellos. En lo que a mí respecta, no lo he visto sonreír ni una vez. ¿Cómo es que una persona no puede conmoverse o disfrutar de tanta belleza? O al menos, sentir una emoción ante la dulzura de los lugareños, la pobreza que te atenaza la garganta a cada instante, el olor intenso... (te contaré más sobre esto luego).
Acaba de mirarme con esos ojos de muerto viviente. Se caló la gorra porque le fastidia la luz con la que estoy alumbrándome y suspiró. Tengo la terrible impresión de que este tipo es un mierda.
Y no toleramos a los mierdas. Para nada.
++Frankendemon++
P.D: sigo escribiéndote luego, Demon del pasado. Si lo escucho suspirar una vez más lo voy a tirar del tren.
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