Carta Nº38 a mi querido Layne Staley
Lunes 18 de marzo, 2024
❤️ Mi Layne, ❤️
Hola, mi Layne, el sábado 16 por la noche, tuvimos una pequeña junta en la casa, de una compañera, de la oficina. Yo entusiasta, quise vestirme bonita y me coloqué una playera con una de tus imágenes en ella (ya sabes, tengo muchas playeras contigo en ellas estampadas) De alguna manera quería sentir que tú estuvieras ahí conmigo acompañándome.
Fue una reunión muy divertida y agradable, cariño. Bebimos un poco más de la cuenta, comimos cosas ricas, que de seguro a ti te hubiesen encantado y las risas no faltaron en ningún instante.
La anfitriona tenía un lindo perrito, que era idéntico al que yo tuve; mi compañera, con la que trabajo en conjunto, también llegó con su perrito, lo que fue muy divertido y agradable para todas.
La reunión la hicimos en la pequeña terraza, de mi compañera y no te voy a mentir, tiene un departamento muy bonito y acogedor. De hecho, la terraza tiene una vista perfecta, que da con el cerro, y como ya era de noche, las luces de los departamentos y la media luna hacían la combinación perfecta para que yo aún más pensara y soñara contigo.
Caí muchas veces en la tentación de imaginar y soñar que los dos vivíamos allí y que yo estaba embarazada de ti y tú me cuidabas en aquel departamento. Te veías igual al concierto con tu banda Mad Season en Seattle. Quizás te parezca raro, tonto, o puede que te resulte tierno, pero soñé con eso, mi Layne.
Es verdad, nos pasamos un poco de copas. Yo no estoy muy acostumbrada a beber, pero esa era la ocasión para hacerlo y divertirse. Tomé mucho vino y espumante, creo que mis copas estaban exageradamente llenas, por lo que mi cabeza daba y daba vueltas jejejeje.
Comentábamos cosas de algunas compañeras en particular, lo que nos provocaba mucha risa y tú siempre estabas presente en mi mente y corazón, amor mío. Tu recuerdo era más que latente en mí.
Ilusionada, le mostré mi playera contigo a mi compañera y a ella le fascinó, bueno, no sabe quién eres tú precisamente, pero conoce de mi admiración por ti, solo eso, y ella mareada, demasiado diría yo, le hizo el comentario a su hermana que yo estaba loca por el sujeto que tenía en mi playera, y yo les sonreí a ambas y me reí por dentro. Pensé en ti con más idilio y anhelos.
Hicimos todas un brindis y yo vibrando por dentro de alegría, bajé la cabeza para encontrarme con tus ojos en mi playera, los que estuvieron toda la anoche observándome y cuidándome y yo me sentí increíble y muy contenta.
Luego de regreso, estaba en el auto de una de mis compañeras, que iría a dejarme a la casa, y cuando nos detuvimos en el semáforo, íbamos conversando y yo me volteé a mirarla y vi a unos sujetos, en el auto de junto, quienes nos estaban haciendo gestos obscenos. Yo me puse nerviosa y volteé rápido la mirada, y sin girarme, le dije a ella que no se diera vuelta porque había unos sujetos que nos estaban insinuando cosas y a mí me dio una sensación de risa, pero me contuve y seguimos conversando. Yo me reí para dentro y te me viniste de nuevo a mi mente.
El semáforo por fin cambió a verde, aceleramos el paso y dejamos a los sujetos atrás, muy atrás y yo comencé a reír. Fue algo tan inesperado, un poco incómodo y chistoso a la vez.
Bueno, cariño, todas esas cosas sucedieron aquella grata y alocada noche en donde, una vez más, tú estuviste presente y me acompañaste, aunque no lo supieras.
Te amo, amor mío. Mi amado Layne Staley.
Siempre tuya
Stephanie.
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