Carta Nº11 a mi querido Layne Staley

Ambientada en el año 1992.

Sentados en el sillón, veíamos una serie de animé que a Layne le encantaba y yo contenta de poder acompañarlo, y verla junto a él, él volteó a mirarme y me sonrió con ternura.

—Te amo — aquello me derritió por completo y su dulce voz hizo estremecerme de ternura.

—Yo también te amo, mi Layne.

—Sé que mañana me iré por la gira con la banda, pero prometo que te llamaré todos los días — le acaricié su barba de chivato y él me contempló con su hechizante sonrisa.

—Lo sé. Creo en ti, amor mío.

Le dije amándolo perdidamente, y Layne sin contenerse más, aproximó sus labios a los míos y me besó todo apasionado.

Yo lo abrasé fuerte, acaricié su enorme espalda, y él se recostó sobre mí, lo que me volvió loca y lo deseé con fervor y él sostuvo mi rostro con ternura y me asechó con sus ojos de cielo.

—No quiero que aún nos separemos, mi Stephanie.

—Yo tampoco, el hecho de que sea probable que mis padres quieran venir por mí me aterra y no podría vivir lejos de ti, mi amor. No podría.

—No, no pienses en eso. Tu padre en especial ya tiene que entender lo nuestro y que estamos viviendo juntos.

—Lo sé, pero me igual me aterra que quieran llevarme cuando tú te vayas.

—Eso no va a suceder, niña mía. Tu padre y madre deben resignarse y aceptar que nos queremos y que estamos juntos.

—Es cierto, pero ahora lo que más quiero es estar en tus brazos y que me ames.

—Así lo haré mi hermosa. Te amo tanto.

—Y yo a ti, siempre, mi Layne.

Le murmuré y Layne volvió a besarme con desesperación y amor...

Desnudos ambos en nuestra cama, Layne abrió los ojos y me vio dormida en su regazo. Su corazón vibró de dicha.

Recordó que habíamos hecho amor y acarició mi rostro, amándome con todo su corazón...

Muchos días después...

Encerrada en la que había sido mi propia casa, mis padres me trajeron a la fuerza, cuando se enteraron que Layne viajó por lo de su gira con su banda, lo que él hasta ese momento desconocía por completo, y yo desecha, solo pensaba en él y en que debía de estar desesperado al intentar en comunicarse conmigo por el teléfono y que yo no le contestara.

Se me llenaron los ojos de lágrimas, y exasperada, volví a pensar en él, recordé su tierna sonrisa, sus dulces gestos, sus ojos celestes como el cielo y arranqué una hoja de mis tantas libretas y comencé a escribirle una carta.

Para mi amado y siempre dulce Layne,

Amor mío, te he extrañado con todas las fuerzas del mundo. Dios, no sé cómo no se me ocurrió haberte escrito antes, pero ya no soporto más aquí. Sé que estás en plena gira con tus amigos, pero tienes que saberlo, mis padres llegaron a nuestra casa, a los dos días de que te marchaste a Brasil y me llevaron con ellos. Por más que me opuse y me defendí, fui un fracaso. Mi padre llevó a un par de tipos para que me sacaran y lo logró.

Estoy desesperada amor mío, dijiste que nada pasaría, pero lamentablemente sucedió y ahora estoy a kilómetros, alejada de ti y sin saber qué pasará con lo nuestro.

Solo deseo que vuelvas por mí y me saques de estas horribles cuatro paredes, solo tú amor mío. Mi amado Layne.

Siempre he confiado en ti, porque eres el único que nunca me ha defraudado y sé que jamás lo harás. Me enamoré de ti por tu ternura, calidez y buenos sentimientos, sentimientos que no todos aprecian pero yo sí. Eres mucho más que el guapo y sexy cantante de potente y oscura voz. Vales mucho más, amor mío.

Necesito saber de ti, oír tu voz, sentir tus apasionados y largos besos, que me abrases cuando quieras, escuchar tu risa, verte fumar a todas horas, como cada vez lo haces y que me digas que todo siempre estará bien.

Ya te imagino como estarás cantando frente a todo tu querido público; con tus infaltables gafas negras, tu cabello muy arreglado y peinado con gel. Tu chaqueta de cuero, tus jeans y esa playera rosa. Sabes que cuando te vistes así me vuelves y me encantas; por eso ahora es así como te imagino mi Layne.

Te amo tanto, amado mío, que las estrellas, que ahora se interponen en mi ventana, insisten en compararse con tus profundos ojos.

Te amo amor mío y jamás me cansare de decírtelo.

Tuya siempre,

Stephanie.

Angustiado al yo no contestarle el teléfono, se sintió ahogar y pensó en lo peor.

—Esto no puede estarnos pasando, amor mío. Mi dulce Stephanie...

Corrió de la caseta telefónica y su amigo Jerry lo detuvo.

— ¿Qué ocurre, hermano? ¿Por qué estás tan acelerado?

—Se la llevaron, Jerry, mis suegros lograron sacar a mi novia de nuestra casa y llevársela con ellos.

— ¡Demonios! ¿Y cómo estás tan seguro de eso?

—Porque la he estado llamando y nada que me contesta. Llevo 3 días intentando en comunicarme con ella.

— ¿Y qué es lo que harás?

—Tengo que volver y sacarla de esa casa. Amigo, sus padres han sido tan egoístas y aprensivos con ella, de verdad, Stephanie no se merece algo así y yo soy el único que puede rescatarla de ellos.

—Pero ¿Y la gira? Hermano, discúlpame que sea pesimista, pero tenemos tres conciertos más que dar aquí — Layne soltó un suspiro con pesadez.

— Rayos. No puedo. Jerry, mi novia está en apuros, tengo que ir por ella — Jerry lo miró con lamento y tocó su hombro...

En cuanto le hicieron llegar la carta, la aferró a sus manos y ardió de furia por lo que sus suegros, mis padres, me habían hecho y comenzó a empacarlo todo.

Justo habían terminado de dar sus últimos tres conciertos en aquel país y Layne impaciente, lo único que quería era llegar a mi antiguo hogar, en donde mis padres me tenían en contra de mi voluntad.

—Solo resiste un poco más amor mío. En unas cuantas horas más, volveremos a estar juntos y tus padres no podrán impedirlo...

Encerrada en mi habitación, se me cubrieron los ojos de lágrimas al pensar que Layne no había recibido mi carta y me puse a llorar.

—Todo esto es tan injusto... Mi Layne, amor mío, ven por mí...

De pronto, abrieron mi puerta. Era mi padre y yo lo miré con resentimiento.

—Sé que ahora desapruebas todo esto que estamos haciendo por ti, pero es por tu bien. Stephanie, ese hombre es un drogadicto y en cualquier momento te arrastrará a ti con eso.

—Cuantas veces les he dicho que Layne está rehabilitado. Lleva más de un año limpio y alejado de todo ese mundo ¿Por qué no pueden aceptarlo de una buena vez?

—Porque aunque esté o no esté limpio como tú le dices, él volverá a caer y tarde o temprano tú también serás como él, una adicta que ni siquiera podrá valérselas por sí misma.

—Layne me ama ¿Cómo no se dan cuenta de eso? Por mí fue a ese hospital de rehabilitación y ahora está bien. Ha sido muy bueno conmigo y los dos nos queremos ¿Por qué tú y mamá no pueden aceptarlo?

—Porque ese muchacho es una desgracia y vergüenza para nuestra familia. Jamás será parte de nosotros, y es mejor que lo aceptes ya.

—Nunca ¡¿Entiendes?! ¡Aunque ustedes se opongan toda la vida, yo me iré con él!

— ¡Ya es suficiente!

Me gritó y me dio una bofetada la que me hizo caer. Mi padre furioso, me vio tirada en el suelo, y yo sin poder moverme, solo tendí a mirarlo con odio.

—No volverás a ver a ese muchacho. Es una orden.

—...

Acabada por completo, las lagrimas me corrieron por las mejillas; me toqué el rostro, el que aún me dolía por el fuerte golpe que mi padre me había dado y solo pensé en Layne y reventé en llanto.

A la noche siguiente...

Débil y mareada, me sentía de lo peor. Había vomitado todo lo que me había comido y sin ganas de nada, estaba tirada en mi cama. Mi único pensamiento era Layne, mi amado novio, del que no perdía la esperanza de que vendría por mí y me sacaría de ese horrible lugar. Mi mejilla y ojo estaban marcados con un moretón debido a la cachetada que mi padre me había dado y casi sin poder cerrar el ojo, no tenía fuerzas de nada y no entendía porque...

Mi madre frunció el ceño y miró a mi padre.

—Tengo un mal presentimiento de todo esto, Agustín

— ¿Presentimiento? ¿De qué rayos estás hablando ahora?

—De que ese muchacho llegara aquí y se llevara a Stephanie.

—Tonterías. Eso no va a pasar porque ese tipo no tiene carácter. Es un cobarde que ya a estas alturas debe haberse enterado que Stephanie está con nosotros y claro no tiene las agallas para enfrentarse a nosotros y prefirió desistir y dejar a nuestra hija.

—Claro, igual tiene sentido lo que dices y sería mejor que así sucediera.

—Y así será. Te lo doy por firmado. El error más grande que cometió Stephanie fue haberse involucrado con ese artista de malas costumbres, todo un bohemio y drogadicto...

Tal como yo lo había descrito en mi carta, se bajó del auto, y con la mirada fija en aquella casa, caminó firme y decidido.

<< Solo espero que te encuentres bien, mi vida. >>

<< Solo ansió verte y tenerte en mis brazos y alejarte de una vez por todas de esta mala gente. >>

Cabizbaja, y sin fuerzas, estaba acostada en mi cama y tenía la mirada perdida en todas las radiantes estrellas celestes, muy celestes y profundos, como los bonitos ojos de mi amado Layne Staley.

Sin sacarse las gafas oscuras, tocó el timbre y en cuanto mi padre abrió la puerta, quedó anonadado. Casi se le fue el aliento, mientras que Layne lo miró en seco.

—Hola señor Agustín.

—Pero no es posible ¿Qué rayos haces tú aquí en mi casa?

—Vengo a buscar a mi novia y no me iré sin ella.

—Jamás pensé que serías capaz de llegar hasta aquí por ella.

—Pues se equivocó señor. Ahora déjeme pasar. Me la llevaré conmigo de inmediato.

—Eso jamás. Stephanie ya ha perdido mucho tiempo a tu lado. ella se merece otro futuro, uno muy lejano al tuyo y a las drogas.

—Señor, no tendría porque darle explicaciones, ni a nadie de lo que hago con mi vida, pero estoy rehabilitado. Su hija se lo puede confirmar.

—Ella ya nos había dicho esa mentira, la que no creemos su madre y yo, claro.

Layne solo pensó en mí y se puso más firme.

—No me importa si creen o no creen, ahora déjeme pasar si no quiere de verdad grandes problemas conmigo.

— ¿Me está amenazando?

—Sí señor. Ya he tenido mucha paciencia con usted y no me está dejando opción, o me deja entrar y sacar a mi novia de esta casa o los demandaré por secuestro y maltrato a mi mujer — mi padre abrió los ojos de pánico.

— ¿Usted no sería capaz?

—Por mi novia, haré todo lo que esté en mis manos y eso incluye meterlo a usted y a su esposa a prisión por haber traído a su hija a esta casa en contra de su voluntad.

Mi padre perplejo, y sin saber qué hacer, apretó los puños de ira y deseó darle un puñetazo a Layne en su rostro. Estaba sorprendido, muy sorprendido de que Layne estuviera frente a él en su propia casa y solo por mí.

—Esto no se va a quedar así, muchacho.

—No le temo a sus amenazas, pero le digo algo. Si encuentro que a mi novia le hicieron algo, no tendré consideración con ustedes.

—...

—Ambos están advertidos...

Firme, pasó por el lado de mi padre y se dirigió a las escaleras en donde yacía mi habitación.

Triste y agotada, todo me daba vueltas sin razón y con los ojos hinchados de tanto llorar, el moretón en mi mejilla y ojo derecho aún no bajaba y volví a pensar en él, cuando de pronto, alguien intentó abrir la puerta y yo temí que fuera otra vez mi padre y me aferré a las sabanas.

Sin poder entrar, forzó con todas sus fuerzas la cerradura y con un golpe, al fin la abrió y pudo entrar.

En cuanto me vio, sus ojos brillaron de amor y de felicidad y yo sorprendida y tan feliz como él, le sonreí y traté de sentarme en la cama; Layne corrió hacia mí y ambos nos abrazamos fuerte.

Él acarició mi cabello y luego mi rostro.

—Mi amor, mi amor.

—Aquí estoy, amor mío. Te dije que nunca te dejaría sola y siempre estaré a tu lado.

—Mi Layne, mi vida — él vio el moretón en mi ojo y se desfiguró de ira.

—Esto no se va a quedar así. Tus padres irán a prisión por haberte lastimado — me puse a llorar.

—Sácame de aquí, por favor Layne. Sácame — él volvió a abrazarme fuerte y besó mis labios, lo que me reconfortó y más lo quise y amé.

Con cariño y anhelos acaricié su mejilla y su barba de chivato y él me vio perdidamente enamorado.

—Nadie volverá a separarnos mi vida. Te lo juro.

—Lo sé. Confió y creo siempre en ti.

—Te amo.

—Y yo a ti.

Lo miré débil y el mareo regresó. Layne lo advirtió y me sostuvo de él.

— ¿Qué pasa amor? ¿Estás bien?

—Estos últimos días me he sentido horrible y muy mareada. He vomitado todo lo que he comido.

— ¿Has vomitado y estás con náuseas?

—Sí. Creo que todo esto ha sido mucho para mí. Quiero irme de aquí y estar solo contigo mi Layne — acarició una vez más mejilla y sus ojos brillaron de ternura.

—Ven aquí. Nos iremos ahora ya.

—Si, por favor — me apoyó de él, lo que amé.

— ¿Puedes caminar? — traté de enderezarme, pero las piernas no me respondían.

—...No puedo.

—Ven aquí. Yo te cargaré.

Con cuidado, me sostuvo y me cargó en sus brazos, lo que me llenó el alma y le sonreí perdidamente. Encontré que se veía tan guapo, tal como me lo había imaginado en mi carta y Layne me sonrió todo dulce. Y así cargada en sus brazos, me sacó de aquella casa y al fin de la vida de mis tortuosos y egoístas padres.

De regreso en nuestra casa, Layne me recostó con suavidad en nuestra cama y yo perdida en él, él me observó y luego comenzó a besarme sin impedimento y como tanto lo deseaba.

Ambos besándonos, nos sonreímos y luego miramos con detenimientos las iluminadas estrellas, que estaban fijas en nuestra ventana, las que me hacían recordar con amor a sus profundos y mágicos ojos celestes, de los que me enamoré cuando los vi asecharme por primera vez.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top