Carta N°22 a mi querido Layne Staley

Hola mi Layne,

Siento no haberte escrito en estos días, pero he estado escasa de tiempo, así que ahora aprovechare para resumirte todo.

A mi abuela, gracias a dios le tomaron otros exámenes, al otro día después de que la llevamos a la urgencia, y no tiene nada en la pierna. El dolor que siente es debido a la artrosis que ya lleva hace un par de años; igual le dieron antibióticos para calmar el dolor, pero todavía le sigue doliendo al pisar. Esperamos que se le pase pronto, o si no, mi mamá tendrá que volver a llevarla, aunque no me preocupa tanto por lo que nos dijeron los doctores. Pienso que es más de paciencia y que ella claro haga el reposo que le ordenaron.

Hoy sábado, quisimos preparar una sabrosa lasaña con mi mamá, y mientras la armábamos, yo pensaba en ti.

¿Habrás comido Lasaña alguna vez?

¿Te gustaba la lasaña?

Esas dos preguntas me hacía, mientras la cocinábamos, y sonreí fantaseando contigo todo el rato.

Fantaseé con cocinarte una rica lasaña y que tú te la comieras contento, siempre con tu dulce sonrisa.

Se lo dije a mamá y ella me sonrió, y yo seguí viéndote a mi lado, y soñando con aquello, mi tierno Layne.

Nuestra lasaña nos quedó para chuparse los dedos, así que cuando estábamos comiéndola, volví a pensar en ti, y con más fervor anhelé que estuvieses sentado en nuestra mesa y que probaras con ganas la lasaña que hicimos mamá y yo. Te imaginé sentado junto a mí usando tu gorro de vaquero y esa playera, de color rosa, que te gustaba usar y que te hacía lucir muy guapo, bueno, siempre lo estabas.


Sé que te hubiera encantado, nuestra lasaña, ya que amabas la comida chatarra y deliciosa, al igual que yo.

Te adoro con todo el alma.

Siempre tuya
Stephanie.

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