Carta N°18 a mi querido Layne Staley

Para mi travieso, tierno y querido Layne,

Me quedan dos días aquí en la playa, así que aprovecho de sentir la brisa y el viento en mis mejillas; las olas están más fuertes, lo que me resulta más relajante y tranquilizador.
Todos los días hemos pasado a almorzar y a cenar al restaurante de un simpático sujeto, que sé que te hubiera agradado mucho.
Hoy las nubes están más visibles en el cielo, y mientras las miro, pienso en ti con cariño y amor.
Me acerqué hasta la orilla de la playa con mi madre y nos metimos a las olas. El agua estaba fría pero muy rica y mientras me mojaba, pensé en ti y soñé con que estuvieras ahí bañándote conmigo. Estabas con tu traje de baño, tu cabello largo al viento, además de tu torso varonil; Me sonreíste, reíste y luego me tomaste en tus brazos y yo estalle en risas.
- Vamos, preciosa 💖
Volví a reírme.
- No, no quiero, Layne. Por favor, no lo hagas - El volvió a reírse y me miró risueño.
- Ah, no lo sé.
- Jajaja.
Ambos riéndonos plenos y fuera de control, las olas iban y venían frente a ambos y Layne, todo travieso, me lanzó al mar y reventó en risas.
- ¡Qué malo eres!
Le grité y el risueño y muy contento, me vio con destellos y se lanzó al mar junto a mi, mientras que las olas nos acechaban. Yo me le abalancé a sus brazos y Layne viéndome con ternura, me tomó y los dos nos sonreímos perdidamente en plenas olas.

Siempre tuya.
Stephanie.

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