Desde una pequeña mirada, hasta una caricia, en una continúa seducción entre mi respiración y la tuya,

Hasta un beso que culmina de manera tan hermosa dicho acto del que la noche, el día, las personas al pasar, o incluso el viento celoso por no llevarte lejos de mí, eran testigos.

Y ahora, que no estás aquí ni siquiera, te pienso tanto que llego a imaginarte delante de mí, solo que siempre termino frustrado por no alcanzar a tocarte, por no llegar a sentirte como lo deseo.

La frustración por momentos se convierte en un profundo dolor, uno que me conlleva a extrañarte...

Extrañarte como si fueras parte de mí...

Y es que has hecho de mi corazón tu hogar de una manera tan delicada que empiezo a sentirme un extraño en mi propio cuerpo.

Un extraño que desea que vivas en el hasta el fin de nuestros tiempos.