IV Palpitación:
Ella vestía el océano,
Desde sus más feroces oleajes hasta la más maravillosa calma.
En ella se reflejaban las estrellas, cientos de ellas, e incluso las nubes negras, en un vacío continuo que parecía la entrada a la eternidad.
Muchos se acercaban a ella para observar estas fantásticas narraciones que acabo de contar;
Yo solo la admiraba a lo lejos, como un niño en la costa anhelando algún día conocer el mar.
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