En ésta fría noche, donde los recuerdos invaden mi mente, como fantasmas atormentados por la oscuridad. Te escribo nuevamente, en estas hojas en blanco, húmedas y frías, como aquellas gotas de lluvia que bajan por la ventana de mi habitación, recordándome lo semejantes que son con mis lágrimas, aquellas que caen sin parar, mientras recuerdo con tristeza, lo que fue y lo que no será.

Hoy te miro nuevamente, a lo lejos, en la oscuridad, observando cada uno de tus detalles, grabandolos de por vida en mi corazón, pero duele, duele como un hierro hirviente, bajando por mi suave garganta, creando un nudo indesatable, un nudo de ahogamiento.

Después de tanto tiempo aún duele, aún duele como la primera vez, como aquella noche en la que desee que todo fuera un sueño, en la que desee tenerte nuevamente entre mis brazos, pero hay deseos que nacieron para no cumplirse, tal vez caprichos del destino o alguna fuerza que sabe lo que hace o simplemente se encapricha con el débil.

Sé que nunca verás esto, que mis palabras una junto a la otra jamás serán vistas por tus ojos, leídas por tus labios y escuchas por mi voz, pero fue la única salida que encontré, para escribirte lo que siento, sin herir tu ego, sin rebajarme ante tus pies.

La noche se torna aún más tenue, la brisa rosa mi rostro y me hace estremecer, como tus caricias ante mi piel, aquellas noches de invierno, cuando lo único que importaba era el placer. Todo se torna negro, todo deja de tener sentido ¿Alguna vez te sentiste así? Lo dudo, solo los enamorados sufrimos a lo bestia, queriendo volver al pasado, donde se fue feliz, a aquella fecha especial de mes, donde se sonreía sin fingir, donde se lloraba sin arrepentimiento, donde no había razón para sufrir, donde no había razón para dejar de existir.

Hoy de vi y dolió ¿Eres feliz? ¿Lo juras? Sí es así me marcho, sin molestia, sin lágrimas, pero no me pidas que te olvidé, aún no, no estoy lista, solo un poco más y si no, toda la vida.

Para concluir una carta más a lo imposible, te diré. Se feliz por los dos, porque mi corazón, aún no sana.