16.7
-¡Kiyoko! ¡¿Qué te había dicho referente a seguir con esas estúpidas notas?!.- Me sobresalté al escuchar lo voz enfurecida de mi padre. Tome la nota que había escrito y la guarde en un cajón que estaba en mi escritorio.-- ¿Y bien Kiyoko?.-- Cuando el levanto la mano con todas las cartas que me habían mandado, rápidamente abrí el mismo cajón donde había guardado la nota anterior.
Todas las cartas que había guardado habían desaparecido.
--¿Por qué revisaste mis cosas?.- dije con un hilo de voz.
--Sabía que me estabas ocultando algo, a ti... te gusta ese chico ¿verdad?.-- Me quede un rato paralizada dándole la espalda a mi papá, entonces respire hondo. Estaba dispuesta a decir lo que siento aunque sea una vez frente de el.
Siempre había sido controlada por el, sin importar las buenas notas que tenía, aunque no saliera de casa, sin importar que casi no tuviera amigos, por una vez no iba a permitir que me dijera de quien debía de enamorarme. Me levante de la silla que estaba cerca del escritorio y observe fijamente a los ojos a mi padre.
-- Sí, yo estoy enamorada de esa persona.
Mi habitación se quedo en silencio. Estaba nerviosa, era la primera vez que me revelaba y aun más que es por una persona que aun no conozco. Entonces mi papá salió de la habitación y cerro la puerta para que segundos después se escuchara como colocaba el seguro.
-- ¡O-oye! ¿Qué estas haciendo?
-- No voy a permitir que un cualquiera tenga a mi hija. Estas castigada todo el fin de semana.
La cita es este sábado. Al recordar eso golpee la puerta con desesperación.
-- ¡Abre la puerta, por favor papá!.
No se cuanto tiempo estuve tratando de llamarlo a el y a mi madre pero nunca abrieron la puerta. Caí sentada al piso observando un punto fijo en las paredes moradas que decoravan mi habitación.
¿Aquí acabaría todo?
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