#4
"Mi querida Alice,
Hoy quiero contarte el día en que supe que eras una niña, y no puedo evitar emocionarme solo de recordarlo. Fue un día que jamás olvidaré, uno de esos momentos que quedan grabados para siempre en la memoria y en el corazón. Todo comenzó cuando tu mamá y yo fuimos a la ecografía para ver cómo ibas creciendo. Estábamos nerviosos, emocionados y, aunque ya te amábamos con todo nuestro ser, había algo en esa cita que nos hacía sentir que todo cambiaría.
Mientras el doctor movía el ecógrafo sobre la barriga de tu mamá, allí estabas tú, tan pequeña, tan frágil, y al mismo tiempo tan increíblemente hermosa. Sé que solo era una imagen en blanco y negro, un pequeño borrón en la pantalla, pero para mí, Alice, ya eras perfecta. No importaba que aún no pudiera ver tu carita con claridad, porque en ese momento, sentí un amor tan grande que parecía que mi corazón iba a salirse del pecho. Era como si todo el universo se detuviera para que pudiera contemplar ese instante, donde te conocía un poquito más.
Luego vino la confirmación que cambiaría nuestras vidas para siempre: el doctor nos miró con una sonrisa y nos dijo que estabas sana, que todo estaba perfecto... y que eras una niña. Alice, no puedo describirte lo que sentí en ese momento. Fue como si todo el aire en la habitación se llenara de felicidad. Sentí una mezcla de orgullo, emoción y una ternura que jamás había experimentado antes. Me costaba incluso hablar, porque la emoción me ahogaba. Sabía que Lizzy también sentía lo mismo, porque nos miramos a los ojos y sonreímos, compartiendo ese instante de pura felicidad. Sabía, en lo profundo de mi ser, que tú eras nuestra pequeñita, y que desde ese momento mi misión en la vida sería cuidarte de todo y de todos.
Y sí, no te voy a mentir, desde ese día supe que iba a ser un padre celoso. No porque desconfíe del mundo, sino porque te quiero tanto, Alice, que haré cualquier cosa por protegerte. Vas a ser mi princesita, mi pequeña guerrera, y quiero estar ahí para cada paso que des, para cada lágrima que derrames y para cada risa que compartas.
Apenas salimos del consultorio, lo primero que hice fue contárselo a tu tío Sam. Ya sabes cómo es Sam, siempre tranquilo, pero esa vez, cuando le mostré la ecografía, no pudo evitar sonreír. 'Así que ahora somos tres Winchester,' bromeó, y no pude estar más de acuerdo. Porque ya no solo éramos Sam y yo; ahora tú también formabas parte de nuestra familia, y no podía esperar para que jugaras con los hijos que él algún día tendría. Además, le conté a Eugenia, tu tía por parte de Sam, que estaba igual de emocionada.
No podía dejar de compartir la noticia con todos: Nina y Theo, los hermanos de tu mamá, que te esperan con los brazos abiertos, y por supuesto, a tus abuelos. Sí, Alice, tus abuelos, el gran Poseidón y la reina Marianella. ¿Puedes imaginarlo? El dios del mar, tu abuelo, sonrió de una manera que nunca había visto cuando le contamos la noticia. Todos estaban emocionados, pero yo, yo solo pensaba en ti, en esa pequeña que pronto llegaría a nuestras vidas.
Me convertí en un hombre con una misión: mostrarle esa ecografía a todo el mundo. Iba de aquí para allá con la imagen en la mano, mostrándosela a todos con orgullo. Y por supuesto, también quería compartirla contigo, así que aquí te envío una copia de esa primera imagen que tengo de ti. Puede que sea una imagen pequeña, pero para mí, significó el universo entero.
Sabes, Alice, cuando vi esa imagen, no podía dejar de imaginar cómo serías. Siempre te he deseado que te parezcas a tu mamá, Lizzy, tanto por fuera como por dentro. Sueño con que tengas esos ojitos azules tan profundos como el mar, su sonrisa sincera que ilumina cualquier habitación, y su cabello rubio, suave como la seda. Pero más allá de lo físico, lo que más deseo es que heredes su corazón. Porque tu mamá es la persona más empática, apasionada e inteligente que he conocido, y si tú llegas a ser como ella, sabré que he sido el hombre más afortunado del mundo.
No importa si eres sirena, humana o una mezcla de las dos, Alice. Lo único que realmente me importa es que vengas sana y salva, que crezcas con amor y que seas feliz. Desde el día en que supe que Lizzy estaba embarazada, acepté cualquier destino que nos tocara, porque lo que sea que venga, sé que lo enfrentaremos juntos. Pero si hay algo que he aprendido gracias a tu mamá, es que el mundo sobrenatural es mucho más hermoso y complejo de lo que jamás imaginé. Y ahora, gracias a ti, empiezo a entender y aceptar cosas que antes me parecían extrañas. Ya eres mi princesita, mi pequeña maravilla, y no puedo esperar a verte crecer.
Así que aquí estamos, en este punto del viaje, esperando tu llegada con el corazón lleno de amor. Siempre serás mi niña, y no puedo esperar para protegerte, cuidarte y amarte con toda mi alma.
Con todo mi amor,
Tu papá, Dean."
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