Álvaro: Hey, a qué hora quedamos en tu casa??

Yo: Y qué te ha hecho pensar que quedamos en mi casa??

Álvaro: Prefieres venirte a la mía???

Yo: No, déjalo. A las seis te parece bien??

Álvaro: Claro!!

Dejo el móvil. Ya está solucionado. A ver si lo atropellaran y tuviera que hacer sola el trabajo... No tendré esa suerte.

—¿Con quién hablabas?—pregunta mi hermano.

—No es nadie. Sólo un idiota.

Él asiente. Debe de comprenderlo. En fin...

David aparca en la puerta de casa. Nos bajamos y mi madre nos espera en la puerta.

—He quedado con unas amigas esta tarde. ¿Os quedaréis en casa?

—Yo no. He quedado...—se sonroja David.

—Yo sí, mamá. Tengo que hacer un trabajo de Tecnología con un compañero.

—Está bien—asiente.

Comemos todos juntos y a las cuatro mi madre se larga. Yo termino los deberes y me cambio. No pienso ir con vestido delante de sus narices. Imaginad que me mete mano.

Así que opto por unos vaqueros largos y una camiseta de manga larga. Lo sé, estamos en mayo, pero cualquier precaución es poca.

Me pongo una trenza y bajo las escaleras de mi casa. Mi hermano está mirándose al espejo, bastante nervioso.

—¿A dónde vas?

—He quedado. Donde y con quien, a ti no te importa.

—Vale, pero ten cuidado. Paula es mi amiga. Como le hagas daño, te mato.

Asiente, colorado. Mi intuición sigue funcionando muy bien.

Se marcha. En el fondo, espero que le vaya bien. Me encantaría ser la cuñada de Paula.

Escucho el timbre. Mi corazón late con fuerza, no lo logro entender.

Abro la puerta y lo veo ahí, apoyado contra la pared en una pose... ¿sexy?