Capítulo 52

¿Sabéis ese momento de la película donde la pareja protagonista van el uno hacia el otro y se acaban besando? Bueno, pues pensadlo así, aunque más bien soy yo la que corre hacia él.

Al segundo, Álvaro me agarra de la cintura y me besa con fuerza. El corazón me va a mil por hora, aún peor que la última vez.

Me siento como en una nube, de haberme quitado un peso enorme de encima. Sentir que por fin no me molesta tenerle cerca, besarle, quererle. Supongo que he madurado.

Nos separamos para respirar, y me doy cuenta de que Álvaro me había levantado del suelo. Eso tiene más sentido.

Le abrazo, casi pretendiendo ahogarlo.

—Soy idiota—me susurra al oído.

—Ya lo sé. Pero por eso me gustas.

Me noto sonreír, hasta sin mirarle.

—Esto no se me da muy bien...

Nos separamos por completo, y me mira, entre avergonzado y frustrado. Se acaricia la nuca, como pensando las palabras exactas.

—A ver... Yo... Pues eso, que tú y yo... Ya sabes...

Mira que no saber como pedirme salir... Al final Dani va a tener razón. En el fondo es un chico muy inseguro. Y eso me encanta.

Le cojo de la camiseta y le vuelvo a besar. Un beso tierno y cariñoso.

—Pues claro que sí, bobo. No hace falta ni que lo preguntes.

Sonríe. Descubrir que tiene la sonrisa más bonita del mundo es una bendición.

—Anda, vamos. Que a lo tonto tonto, no llegamos a clase.

Me da un pequeño beso y me lleva de la mano dentro. Si antes nos observaba medio instituto, ahora no hay ni un alma. Estarán todos en clase.

—Señorita Martín, señor Gango, con ustedes quería hablar yo—aparece el director.

Mierda...

Pero el director sonríe. ¿Qué querrá?

—Me acaban de llegar dos CARTAS para ustedes directamente desde California.

FIN

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