-Me encanta el trabajo, chicos-sonríe la profesora.

Me relajo. Tanto lío al menos ha merecido la pena.

-Podéis iros a la biblioteca, ya habéis terminado.

Álvaro sonríe maliciosamente. ¿Qué pretende?

Salimos juntos de la clase, pero él toma el sentido contrario.

-La biblioteca está por ahí.

-¿Quién ha dicho que vaya a ir a la biblioteca?-me hace un gesto para que lo siga.

Eso hago y lo sigo a distancia. Entra en una puerta en la que nunca me había fijado. Es la entrada a una terraza. Nunca había estado aquí.

-¿Qué hacemos aquí?

-Dani me dijo que la semana pasada fue tu cumpleaños-asiento, aunque no me haya hecho ni caso-. Pues felicidades.

Antes de que me dé tiempo a abrir la boca, me besa.

Primero es un beso relajado, labio con labio. Pero poco a poco abrimos las bocas y nuestras lenguas empiezan a juguetear juntas.

Álvaro me lleva caminando hasta una pared, donde se apoya con una mano y me apoya a mí la espalda.

Nos seguimos besando sin movernos, yo tengo las manos sobre su nuca y él en mi cintura.

Nos separamos jadeando, necesitábamos respirar. Apoyamos nuestras frentes la una en la otra, respirando con fuerza.

-Alv, yo...

-Sssh...-me pone un dedo en la boca-. Ni se te ocurra estropear este momento.

Me río y volvemos a besarnos con fuerza. Me aprieta contra él, puedo sentir los latidos de su corazón, muy fuertes y rápidos.

Se vuelve a separar, con fuerte respiración. Sus ojos se han vuelto más oscuros.

-Es la mejor estupidez que he hecho en mi vida.

Me da un pico y se marcha. Yo me siento en el suelo, tratando de normalizar la respiración.

Madre mía... Ha sido increíble.