Aporreo su puerta. Me está poniendo de los nervios. Si no me abre ya me lo cargo...

Entonces se abre la puerta de golpe y aparece un Álvaro despeinado, semivestido, y sobre todo, cabreado.

—¿Me quieres decir por qué me llamas a las una de la madrugada? Trataba de dormir, ¿sabes?

—Tengo que contarte algo. Pero aquí no, vamos a tu habitación.

A regañadientes, me conduce a su habitación.

—No quiero que hagas el menor ruido. Si mis padres te pillan aquí, te matan. Y luego me matan a mí.

Entro en silencio y él cierra la puerta. Me mira, severo. Quizá debí haber esperado hasta mañana...

—Espero que sea importante, Natalia.

—Lo es. Ya sé quien es Auryn.

—Pues mira qué bien...—parece aburrido.

—No te lo vas a poder creer... ¡Es Blas!

Su cara le cambia al escuchar esas palabras.

—¿Cómo? Pero eso es...

—¡Increíble, lo sé! Yo tampoco me lo creía, pero es así. El chico que me gusta desde hace años, también es mi Auryn.

—¿Y... ahora qué?

—Estamos juntos. ¿No es genial?

—Espero que os vaya bien—me hace una sonrisa forzada.

—¿No te alegras?

—Nat, no puedo alegrarme de que estés con otro chico. ¿Tengo que recordarte que estoy enamorado de ti?

Uy... Lo olvidé... Mierda, no debería haberle contado esto.

—Pero no importa. Seguiremos siendo buenos amigos.

—Tampoco.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque esta mañana te dije que si te enamorabas de Auryn me alejaría de ti. Y pienso hacerlo.

—Alv, creía que estabas de coña...

—No, Nat. No puedo ser tu amigo sabiendo que estás con Blas. Me haces daño, aunque sea sin querer. Ahora lo mejor es que te vayas.

Me da un beso junto a la comisura de los labios y me da la vuelta para que me marche.

Me voy en silencio, pero apenada... No ha salido como yo esperaba.

Una vez me he ido, Álvaro recibe una llamada.

—Hola, tío... No te vas a creer lo que me ha pasado...

—Natalia me lo ha contado.

—¿Sí? Entonces ya te habrás enterado...

—Sí. Ese imbécil te ha suplantado frente a ella.