—¿Qué hiciste ayer tras irme yo?

La pregunta me descoloca. No le puedo decir a Dani que fui a ver a Álvaro. A ambos les gusto, y ya la he liado al decirle a Álvaro quien me regaló el medallón.

—Estuve en casa, estudiando—respuesta simple, pero efectiva.

Asiente y seguimos caminando. Se ofreció a recogerme en su moto esta mañana. Aún tengo que descubrir cómo preguntarle si es Auryn...

Doblamos una esquina del instituto y me quedo indignada. Álvaro está hablando con Sonia. Creí haberle dicho que no le hablara.

Sé que suena egoísta, pero no quiero que juegue con dos chicas. Es sólo por eso.

Pero... Si quiere guerra, la va a tener.

—¿Por qué te paras?

—Calla y ven un momento.

Sé que está mal, pero le beso. Sí, eso hago. Al principio, se queda paralizado, pero luego me responde con efusividad.

Cuando nos separamos por falta de oxígeno, le brillan los ojos. Se va colorado y yo me quedo ahí. Álvaro no está. Estupendo... Le he besado para nada, aunque ahora sé que no besa mal, nada mal.

Voy hacia mi clase, ya llego tarde, cuando me cogen de la mano y me arrastran dentro de un cuarto. Es Álvaro.

—¿Qué haces?

—¿Me quieres decir por qué has hecho eso?—pasa de mi cara y me responde con otra pregunta.

—¿El qué?—me hago la tonta—. Ah... ¡Eso! Pues le he besado, porque me gusta, y si no te gusta, te jodes.

—Natalia, sé perfectamente que lo has hecho porque estaba con Sonia.

—Pues puede que sí sea por eso. ¿Pasaría algo? Dani me sigue gustando igualmente...

—Pues que estaba hablando con Sonia para decirle que no me iba a volver a acostar con ella, porque me gusta otra chica. Pero parece que ella ya tiene a otro...

Me quedo blanca. Si yo no la lío, no soy feliz...

—Y-yo...

—No, déjalo. Si está claro que prefieres al poeta y al niño bueno—se le ve dolido—. Pues lo mejor será que te vayas con ellos.

Sale del cuarto, dejándome sola. Solo yo me meto en estos líos. Pero está claro que tengo que solucionarlo.
Voy a clase. En mi mesa, hay un sobre.

Otra carta...