Capítulo 18
-¿Seguro qué no quieres que haga yo esa parte?
Dejo el serrucho y lo miro. Este quiere que lo mate con el serrucho.
-¿Crees que por ser una chica no soy capaz de usar una herramienta?
-Oye, no te pongas a la defensiva-Álvaro levanta las manos en son de paz-. Sólo digo que pareces estresada. Si sigues dándole tú, te cargas la madera. Y la has comprado justa.
Tiemblo de los nervios y le paso el serrucho. Yo sólo quiero acabar cuanto antes.
-¿Te puedo preguntar una cosa?
-Ya lo estás haciendo-me contesta mientras sigue serrando uno de los trozos marcados a lápiz. Resoplo.
-¿Por qué estás interesado en mí? Vamos a ver, sé que tenemos que hacer el proyecto, pero a parte de eso... ¿Por qué te importo?-le consulto mi duda mientras busco la pistola de silicona.
-Porque me gustas.
Me asusto tanto, que casi tiro la pistola al suelo.
-¿Qué?
-Lo acabas de oír.
-Tú estás de coña...
-Mira, Natalia...-me mira fijamente-. Puedo ser muchas cosas, molesto, pesado, despistado y me meto en líos, todo lo que quieras, pero no miento. Es más, creo que no he mentido en mi vida. Soy bastante sincero, la verdad. Así que no, no estoy de coña.
-¿Pero por qué? ¿Por qué yo? Hay montones de chicas mejores.
-Bueno... Lo más fácil sería decirte que porque eres la única chica que no cae a mis pies. Pero no sería cierto. Me gustas porque tienes personalidad, no te dejas pisotear por nada ni nadie. Siempre estás contenta y ayudas a todo el mundo, sea quien sea. Quizás no sea un poeta, como el Auryn ese, pero me gustas en serio...
No sé ni que decirle. Con la mano siento que la pistola de silicona ya está caliente, así que cojo unos guantes.
-Ya he terminado-suspira.
Le paso unos guantes, que se los pone. Cojo la pistola y empiezo el proceso de pegar las piezas. Él me las sujeta y ya no hablamos. Las primeras son sencillas y estamos enfrente, pero para que el barco se sujete mejor, me coloco entre los brazos de Álvaro.
Estoy temblando, sobre todo al empezar a notar su aliento en mi cuello.
Cuando termino la última pieza, giro un poco mi cuello para avisarle, pero me quedo paralizada. Sus ojos verdes me miran...
Se me va acercando...
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