Veo, satisfecha, que Carlos se pone a hablar con Carla y Álvaro se retira. Para una vez que hace algo bien, el moreno éste...

Camino hacia atrás, pero me chocó con alguien.

-Lo siento muchísimo, yo... ¡Dani!

El rubio me mira, asustado.

-Ha sido culpa mía, en serio-trata de justificarse.

-No... Que va. ¡Por cierto! Siento lo que pasó el otro día. Juro que me suelo acordar de las caras.

-No importa, Natalia. Estoy bastante acostumbrado a que todos me ignoren.

Natalia... Mi nombre completo. No soporto que Álvaro me llame así, pero cuando Dani lo dice... Es distinto. Me gusta cómo suena en su boca. ¿Cómo debería tomarme eso?

-Al menos, podríamos ser amigos-sugiero.

Espero que me diga que sí. Es una de esas personas que me encantaría conocer más. Me cae bien.

-Bueno, yo... Me-me encan... encantaría.

Tartamudea de los nervios. Me gustaría saber si tiene algún amigo, pero me da cosa preguntarle.

Voy a decirle algo más, pero me ponen una mano en el hombro. Estoy alerta durante los dos segundos que tardo en darme cuenta de quien es.

-¿Qué tal ha ido el examen, Nat?

Si no dice algo, revienta. ¿Qué le costaba dejarme con él? Nada, pero él ahí. Me doy la vuelta, para que vea que estoy enfadada. Aunque estoy segura de que le encanta enfadarme.

-Bien-corto por lo sano la conversación.

-Hija, hoy estás de mala leche.

-No... Tú me pones de mala leche. ¿Qué querías?

-¿Es qué ya no puedo hablar con mi amiga?-se hace el ofendido.

-No somos amigos. Somos, desgraciadamente, compañeros de trabajo. Ya está. Y ahora, si me disculpas, voy a seguir donde estaba con un amigo de verdad-me doy la vuelta, para ver que se ha ido-. Lo sabías, ¿a qué sí?

-Sip, pero como no me haces ni caso... Te lo hubiera dicho-se encoge de hombros.

-Necesito deshacerme de ti cuanto antes... Ven esta tarde a mi casa. Ya me han llegado los materiales. Haremos el trabajo. Tú te olvidarás de que existo y yo haré lo mismo. ¿Sí?

Asiente, pero sé que no me dejará en paz.