"Querida Natalia:

Siento no haber mandado carta esta mañana, pero no tuve tiempo. El instituto, ya sabes.

Te he visto irte llorando de una clase. ¿Qué te ocurrió? ¿Estabas bien? Nadie merece tus lágrimas, fuera lo que fuera, olvidalo.

Te alegrará saber que he aprendido a hacer la letra antigua. Antes las hacía mi madre, pero a partir de esta carta, las haré yo.

Espero que te encuentres bien,

Auryn"

La leo por undécima vez. Es un tierno... A mi hermano y a mí nos costó un rato calmar a mi madre, para después comer tranquilamente. ¿Qué qué hago ahora? Estudiar para el único examen de Tecnología del trimestre, que da la casualidad que es mañana.

Pero no me concentro mucho. Entre la incógnita del escritor de la carta y mi hermano, que está con sus amigos de la uni abajo...

Cierro el libro de golpe y bajo las escaleras. Que se me note. Hago todo el ruido posible mientras bajo las escaleras.

Pero no... No era un amigo de la universidad. Era Álvaro. Los dos me miran extrañados y de pronto me siento avergonzada.

-¿Desde cuándo conoces a Álvaro?

-Desde hace varios años, Nata-Álvaro arruga la nariz-. Y ahora, si me disculpas, dejanos solos. Hace mucho que no hablamos.

-¿Y tú? ¿No piensas estudiar para el examen de mañana?-me cruzo de brazos mirando al moreno.

Él me mira, asustado y con los ojos como platos.

-¿Tenemos examen?

Yo asiento, mientras escucho el sonido de un WhatsApp. Es de David.

-Oye, Alv, mejor lo dejamos para otro día. Mi novia me reclama. ¡Estudiad mucho!-grita saliendo por la puerta.

Pero será... Álvaro.

Álvaro se acomoda en el sofá, con su típico aire de suficiencia.

-¿Entonces? ¿Estudiamos, Nat?

Ojalá matar a alguien no fuera un crimen. Adiós a mi tarde tranquila de estudio...