8. Y entonces... comprendí todo

Después de navidad me di cuenta de algo. De hecho me di cuenta de muchas cosas.

Cuando empezaban los ensayos no podía dejar de mirarte. Vivvi, era como si me hubieras lanzado un hechizo y no pudiera escapar de él.

Me encantaba verte actuar, como pasabas de ser la alegre tú, al siempre triste duende que interpretabas.

Me gustaba mirarte. Cada vez que lo hacía, y supongo que ahora también lo hago, sentía algo nuevo.Una sensación diferente y única. Era extraña y poderosa. Y reconozco que me asustaba. Seguía sin entender lo que me estaba ocurriendo. Así que decidí investigar.


Estamos en el autobús. Me siento con Kira. Se pone a hablar.

- Clara, el otro día me dio un de javú -

Elle comienza a explicarme su historia. Es una historia que ya me ha contado miles de veces, y por eso ya me se el final.

- Él tenía razón cuando decía que era muy bonito estar enamorado. No se puede describir con palabras...- termina.

- Y tú... - No estoy segura de si realmente quiero formular esa pregunta.- ¿ Cómo supiste que... Que te gustaba Fátima ?- agacho la cabeza.

" Ojalá que no haga preguntas, espero que se limite solo a contestar"

Y respondió. Me doy cuenta de que la he perdido. Sus palabras vuelan. Se la ve hechizada. Y comienza a describir cada uno de los síntomas.

- No podía dejar de pensar en ella. Me encantaba pasar el rato juntas. Era como si tuviera pirañas en el estómago. Todo se volvía más claro, como si una estela dorada se extendiera a nuestro alrededor...-

Empiezo a pensar que no vas a terminar nunca. Pero creo que ya tengo la respuesta. Así que la dejo disfrutar.
Acabo de comprender que estoy enamorada.                           

Supongo que después de aquello empezé a mirarte de otra forma.

Sabía que lo nuestro era imposible. Que ya apenas hablábamos. Y por eso siempre buscaba la forma de volver a dirigirte la palabra.

Pero era tan difícil... Una fuerza muy fuerte, mucho más que el amor que sentía por tí me alejaba. Me empujaba hacia atrás. Y hacía, que aún estando a tu lado sintiera como si estuviera a mil años luz de tí.

Más tarde comprendí que esa fuerza era tan solo un manojo de emociones negativas que no sabía cómo manejar.

La duda, de no saber que estaba sintiendo, de sí sería correspondido. El miedo, que todos los humanos sienten hacia lo desconocido. El miedo a que mi vida perfecta se desmoronase entera. Y solo por quererte a tí. Porque nunca había creído en el amor y al final me había enamorado de tí, de una chica. La timidez, que yo creía que había superado pero no podía estar más equivocada...

Pero las ignoraba. Todos eso sentimientos estaban encerrados bajo llave.

Y te veía desde aquella silla mal iluminada. Y me encantaba tu gesto. Esa mueca medio sonriente que dejaba asomar tus blancos dientes.  Cada vez que te ponías nerviosa abrías mucho los ojos, elevabas las cejas y hacías un movimiento muy extraño con tu nariz.
A mí me daban ganas de levantarme. Darte un abrazo y decir que no pasaba nada. Que lo hacías perfectamente.

Supongo que después de todo, yo solo quería que las cosas volvieran a ser como antes. Incluso si eso significaba dejar atrás ese sentimiento que crecía cada vez más deprisa en mi interior.

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