Había imaginado nuestro reencuentro miles de veces. Lo había hecho de millones de formas distintas pero nunca pensé que acabaría siendo como fue.

Estoy apoyada en la valla. Tengo un buen presentimiento. Llevo una semana magnífica. He estado de viaje y me he saltado el primer día de clase de teatro, algo que no me agrada tanto. Pero aún así estoy súper feliz.

Este año Lucía no puede venir, las clases le coinciden con el baloncesto y ha tenido que hacer un sacrificio. Se que la vamos a echar de menos.

Espero tu llegada mientras hablo con mi primo.

Escucho a alguien acercarse por mi izquierda. De repente todo se vuelve rosa. Por alguna extraña razón empieza a oler a flores y a chocolate. Además suena una música alegre, que me parece haber escuchado antes pero soy incapaz de identificar con certeza cuál es. Me doy la vuelta y ahí estás. No puedo evitar esbozar una sonrisa.

Estoy tan feliz, de la semana en el extranjero y del finde que se me acerca. De qué empiecen las clases de nuevo. Pero creo que lo que más felicidad me produce es verte a tí de nuevo. A tí, y a tu inmensa sonrisa.

Entonces me preguntas algo. Una pregunta que me es imposible olvidar.
Que se me clava como un puñal en la espalda y que me despierta de mis ensoñaciones.

- ¿Y él es...?- No se cómo reaccionar
.
- Mi primo, Julián - Respondo antes de que puedas terminar esa frase.

Tu asientes. Me dices que te alegras de verme, que has venido con una amiga... Yo soy incapaz de escuchar nada. Me he quedado en blanco.

Dejo que me abraces y eso, por extraño que suene, me reconforta.

Después te vas y yo... No se lo que me pasa. Pero pareces que eres como el príncipe Caspian cuando decide investigar Narnia, no se sabe cuando volverás.

🔵🔵🔵

Recuerdo Vivvi, que después de eso realmente pensé que nuestra amistad se había roto para siempre.

Me acuerdo comentarlo con Naira y más tarde con mis amigos del colegio.

Reconozco que me afectó mucho, tal vez demasiado. Quizá, si no me hubiera afectado tanto las cosas hubieran sido diferentes, pero ya es demasiado tarde para arrepentirse. O tal vez no, quién sabe Vivviene. Ahora solo nosotras podemos decidir que será de nuestra amistad. Pero todavía no es momento de hablar de eso.

Después de aquel pequeño accidente no sabía que hacer. Las clases se volvieron infinitas. Y aunque trataba de ser optimista y dejar fuera mi timidez me era imposible.

Así que me limitaba a mirarte a lo lejos. A verte sonreír mientras hablabas con ese amiga tuyo. A admirar tus interpretaciones, que se veían mejores que nunca, cuando no se podían comparar con las de la talentosa.

Durante tres largos meses estuve perdida. Vivía en un océano de recuerdos, navegaba de un lado a otro buscando tierra firme. Y me preguntaba porqué. Qué había pasado con nuestra pequeña gran familia.

Hasta que un día ocurrió algo.