Capítulo 3: Los equipos

En la escuela, al día siguiente, los gemelos están sentados fuera de su salón, en una de las bancas de cemento colocadas en los pasillos de la escuela, esperando a que la maestra termine su chismecito con el grupo anterior para poder entrar; su grupo de amigos empieza a reunirse, están casi completos cuando un chico llega atrayendo las miradas de todos hacia él como un magneto.

El chico en cuestión no es muy alto, pero sí muy delgado, con piel un poco morena y cabello castaño; se acerca al grupo con sus audífonos conectados disfrutando totalmente de la música mientras da un show silencioso, sosteniendo con su mano un micrófono invisible hasta ponerse de rodillas frente a todos y seguir "cantando" alguna de las canciones de las mujeres a las que tanto admira. Por su camisa roja de cuadros, paliacate negro en la cabeza y botines negros, los gemelos casi pueden apostar a que escucha "Look what you made me do" o variantes.

Cuando el chico termina su espectáculo de regadera, sonríe con su característica alegría y buena vibra y guarda sus audífonos antes de dirigirse hacia todos.

—¡Hola! Bendecido... miércoles, ombligo de... semana —saluda agitando sus manos.

—Josué —llama Álex haciendo que el chico voltee a verlo—. Hoy es jueves.

El chico alarga la cara y sume las mejillas, se queda estático un momento antes de dar media vuelta y regresar por donde vino, repitiendo el espectáculo hasta levantarse para volver a saludar.

—¡Hola!, bendecido jueves, viernes chiquito —canturrea risueño corrigiendo su error anterior.

Todos ríen un poco ante su broma y estiran las manos para saludarlo, en ese momento, los alumnos dentro del salón comienzan a salir. Los gemelos toman sus respectivas mochilas y se levantan mientras todos comienzan a entrar.

Su grupo de amigos está compuesto de dieciséis personas, (de las cuales una no iba en el mismo salón que ellos, pero pertenecía al grupo por ser novio de Ale), sus asientos están medianamente delimitados:

En la clase de historia todos disfrutan de sentarse casi hasta adelante, puesto que su maestra es un amor de persona y también les tenía muy buen aprecio, por ello, la parejita del grupo se sientan juntos, en primera o segunda fila; una chica se sienta frente al escritorio o algunos asientos hacia la derecha; Josué no queda muy lejos de la parejita y usualmente aprovecha la clase para hacerse sus extravagantes y dedicados maquillajes; cerca de él suelen sentarse dos chicos de tez morena, uno de lentes y cuerpo de gimnasio y el otro alto y delgadito; junto al segundo chico casi siempre hay una chica menudita y de lentes. Vicky suele variar de lugar, a veces está cerca de la puerta, a veces en medio de toda la bola, pero a su lado siempre hay un chico de lentes muy simpático y, a veces, la chica más alta del grupo y con el cabello pintado de colores vibrantes (usualmente rojo o amarillo).

Los faltantes del grupo son algo más dispersos; uno aparece una vez cada media vida, (eso cuando se dignaba a aparecer); otro, a veces está con el grupo, a veces no; otra chica normalmente está más con otras compañeras del salón y los gemelos son los más desacomodados, se sientan donde haya lugar para ambos, a veces en medio de todos, a veces alejados de todos.

Los jueves es el día que menos clases tienen, por lo cual no es sorpresa verlos acaparando cuatro mesas de la cafetería y todas las sillas de plástico una vez que la clase de historia termina. Aún hay algunos que tienen una materia optativa, pero sus lugares ya están apartados.

Alex está sentado a un lado de Victoria, su hermana se levantó unos momentos atrás para hablar con su mejor amigo.

—¿Piensas en lo de los equipos? —pregunta de pronto Vicky, sacándolo de sus pensamientos.

—Los equipos no me preocupan tanto —responde el chico apoyando su mejilla en su mano—, me preocupa el reto, ni siquiera sabemos qué hay que hacer o cuál es el objetivo.

—Lo averiguaremos esta noche —afirma Vicky tratando de darle algo de calma.

—Tengo miedo de que sea algo peligroso.

—No creo que lo sea.

En ese momento se ve que se acerca el resto del grupo, su clase había terminado.

—¡Llegaron los de estética! —anuncia Alex con media sonrisa—. Ahora sí, saquen el UNO.

Todos comienzan a sentarse en las sillas apartadas, Alex mantiene su mano en la silla a su lado para apartar el lugar de su hermana. Josué junto con la parejita y otro chico se sientan en la última mesa para tomar una clase de inglés.

Una vez que todos están acomodados, los chicos de la clase sacan cuadernos, algunos van a comprar su desayuno y otros esperan a que se pase el juego de cartas; Álex le silva a su hermana para avisarle que van a jugar, ella le pide con una seña que la esperen un momento. Cuando pasan la caja con las cartas, Victoria comienza a revolver.

—¿Quién va a jugar? —pregunta.

—Mi hermana y yo —responde Alex rápidamente—. Josué, Isa, Sofi, ¿ustedes juegan?

—Ahorita que acabemos —responden Josué e Isa.

—Yo también juego. —Se apunta el chico a un lado de Vicky.

En ese momento, otra chica se acerca y se sienta frente a Vicky, dos sillas al lado de Josué.

—Jatz, ¿juegas UNO? —propone Álex.

—A ver, sí —responde la chica.

—Antonio, ¿juegas? —pregunta Vicky al chico moreno de lentes sentado en la esquina.

—Seh —responde el chico acercándose mientras Victoria comienza a repartir las cartas.

Ale se acerca a la mesa y se mete gateando para llegar a su lugar a un lado de su hermano y comienzan a jugar.

Esa noche, en su sueño, Álex y Victoria aparecen en el barco de esta última, mientras que Ale y Miguel se encuentran en una especie de cuartel general en medio de la Selva.

—Bienvenidos de nuevo capitanes y tenientes —saluda la voz profunda de Morfeo mientras su sombra comienza a rodear a los cuatro jóvenes—. Como recordarán, el día de ayer se les informó dónde se encuentran y por qué motivo. Hoy conocerán las reglas del reto de Somnium, así como a sus equipos y recibirán las indicaciones para la primera parte.

»El reto de Somnium es un juego que se ha llevado a cabo durante siglos, una vez cada diez años. Los participantes deben sortear un total de diez retos que los acercarán a un desconocido y glorioso premio final.

»Cada reto aumentará lentamente de dificultad, las victorias serán individuales, el equipo con más integrantes victoriosos se adjudicará el punto de gane y aquel que gane más puntos habrá ganado el reto de Somnium.

—¿Y qué ganamos? —pregunta Ale con desconfianza.

—Lo averiguarán el día del reto final —responde Morfeo—. Aquellos participantes que vayan perdiendo serán eliminados del reto y no podrán volver nunca.

—¿Esa es la única consecuencia que tiene perder? —inquiere Victoria con una ligera sospecha.

—La única —afirma Morfeo con calma—. Este juego es totalmente inofensivo y no tiene consecuencias más graves.

»Ahora, durante este juego, está prohibido hacer algún tipo de trampa, entre las cuales se incluyen sabotear injustamente al equipo contrario o a otro compañero de equipo y hacer uso de sus habilidades para causar un daño real y malintencionado en otro jugador. No hay habilidades restringidas en Somnium, no importa cuán peligrosas sean.

»El incumplimiento de estas reglas causa la inmediata expulsión del jugador, con un destino igual al de haber perdido, aunque eso signifique una desventaja para el equipo de dicho jugador. A cambio, se le otorgará una pista extra a dicho equipo.

»El equipo de la capitana guerrera y el teniente explorador lleva por nombre "Equipo Fauno", sus contrincantes serán el "Equipo Hyperion". Es hora de que conozcan al resto de sus compañeros de equipo.

Sin más, la sombra desaparece, la puerta del cuartel se abre y el barco de Victoria comienza a moverse.

—¿A dónde vamos? —pregunta Álex sosteniéndose del barco.

—A donde él nos lleve —responde Victoria con simpleza apuntando a su barco.

Mientras el barco sigue avanzando, Miguel y Ale salen del cuartel, encontrándose en medio de la selva, pero con un amplio camino digno de un bosque encantado frente a ellos.

—¿Vas a recibir a tus subordinados así? —pregunta Miguel apuntando a la armadura de la chica con desaprobación.

—No me vestiré como una reina —advierte ella—. ¿Qué tipo de magia tengo?

—Posees todos los poderes presentados en tu serie favorita de la infancia —responde Miguel en su modo mecánico.

—Gracias, necesitaba confirmarlo —exclama ella burlona antes de hacer un movimiento con sus manos y dejar que una nube guinda la envuelva, exhibiéndose en cuanto se desvanece, con un traje de noble tipo medieval masculino con un reconocimiento en su costado.

Antes de que cualquiera de los dos pueda decir otra cosa, se escucha el ruido de un galope poderoso frente a ellos, al volver la vista al frente, dos imponentes caballos se acercan a todo galope, uno más cerca que el otro.

El caballo más cercano es impresionantemente veloz, un corcel de un hermoso color blanco con crines negras y sobre este viene montado Josué, ataviado con las vestimentas típicas de un príncipe de Disney pero en un curioso tono marrón terroso con raíces enredadas sobre las botas plateadas y por parte del pantalón y enredaderas en las costuras de las mangas; en su cabeza porta una corona de bugambilias y flores de cerezo que le dan la apariencia de un príncipe del bosque, lleva envainada una espada de empuñadura dorada con incrustaciones esmeraldas.

—¡Josué! Que elegancia, Majestad —comenta Ale impresionada mientras se acerca a su amigo quien está bajando de su caballo.

—¡Ale! —saluda Josué acercándose a ella para saludar—. ¿Tú eres la capitana?

—Así es —responde ella haciendo una reverencia divertida.

Un relincho suave anuncia la llegada tranquila del segundo caballo, una bonita yegua moteada de pelaje gris y manchas cafés con crines en un tono paja; sobre ella viene una chica con un bonito vestido de princesa muy sencillo en color palo de rosa, con falda no tan amplia de tres cuartos de largo, escote recto y mangas abultadas hasta los codos.

La yegua se detiene y la chica alza la vista dejando que su tiara plateada reluzca con el sol, muestra su redondo, suave y dulce rostro blanquecino y sus largos cabellos negros.

—¡Vale! —exhalan Ale y Miguel acercándose a la chica.

—Hola —saluda la aludida sentándose con cuidado para bajar.

Miguel se acerca y la toma de las manos para ofrecerle un poco de apoyo y que pueda bajar con cuidado, por fortuna, en vez de tacones lleva un par de botas de montar.

Antes de que alguien pueda decir otra cosa, un sonido similar a una pequeña campana se hace presente y un pequeño camino de luz y diamantina rosada aparece en el aire siguiendo a un ser diminuto que queda a un lado de Josué.

El ser se agranda hasta tomar un tamaño humano, mostrando a una chica con un ligero y primaveral vestido corto floreado en tonos naranjas y negros a juego con las alas de mariposa monarca en su espalda, su cabello castaño reluce en una suave trenza y sus lentes le dan un brillo especial a sus ojos.

—¡Mamá Fosi! —celebra Josué con alegría abrazando a Sofía.

—Hola Sof —saluda Ale parada a un lado de Vale.

—Hola Ale, hola Josué —saluda ella con calma y dulzura—. ¿Quiénes son ellos?

—Ah, claro —exhala Ale dando un pequeño brinco—. Sofia, mi Lord; ellos son Miguel, mi teniente y mejor amigo, y Vale, una amiga de la primaria. Miguel, mi Lady; Josué y Sofía, amigos de la prepa.

—Un gusto —saludan los cuatro, entonces se escucha más ruido proveniente del camino.

Todos voltean y se ve un tumulto de caballos, dragones y otras criaturas acercándose por el camino, el resto de los integrantes del Equipo Fauno.

—¿Lista, capitana? —pregunta Miguel mirando a Ale.

—Hagamos esto —contesta ella adelantándose para recibir al resto de los jugadores.

Al mismo tiempo, el barco donde iban Victoria y Álex llega a una isla que parece una mezcla entre la isla Tiki, Nunca Jamás y el escenario ideal para que comience un apocalipsis zombie.

El barco se detiene en la costa, permitiendo que ambos bajen con cuidado y analicen un poco sus alrededores, entonces se escucha un ruido rompiendo el aire y desde el cielo algo, o alguien, se acerca a la velocidad de un meteorito. Vicky y Álex intercambian una mirada rápida y al segundo siguiente él desenvaina su mosquete y ella apunta con su rifle, frente a ambos se detiene el chico moreno de lentes y cuerpo de gimnasio.

—Antonio —exclama Álex con alivio bajando su mosquete.

—Buena reacción —comenta el chico con sorpresa.

Antonio lleva puesto un traje de licra que recuerda al traje original de Superman, incluso en los tonos rojo y azul, solo que invertidos, y el símbolo de la "S" en su pecho está sustituido por una "A".

—Por la corona y el listón, asumo que tú eres el capitán —comenta Antonio mirando a Álex.

—Correcto —responde este guardando su arma—. Y ella es la teniente.

—Entonces vengan —comenta el chico empezando a caminar hacia el bosque de la isla.

Mientras avanzan entre los árboles y las lianas, un ruido extraño se escucha y al momento siguiente un gato negro cae sobre la cabeza de Álex, quien grita asustado y lanza al animal de un golpe haciendo que Vicky lo atrape.

—¡Oye! No seas tan grosero —reclama el gato mientras se acurruca en brazos de Vicky, haciendo que Álex cambie su mueca de miedo a una de sorpresa.

—¿Isa? —cuestiona el chico.

El gato salta hacia el suelo y en cuanto sus cuatro patas tocan tierra firme comienza a transformarse y crecer, quedando de pie como un chico alto, de piel que oscila entre el moreno y el bronceado vistiendo una capa negra con capucha que le otorga un aspecto de ladrón y unos guantes de cuero verdes. El chico se quita la capucha exhibiendo su rostro con una sonrisa simpática y sus lentes cuadrados.

—Hola Álex, hola Vicky —saluda Isaías como si nada.

—Cerca de mí, no hagas eso —advierte Alex con media sonrisa—. No me gustan los gatos, y menos los negros.

Isa ríe suavemente antes de comenzar a seguir a la comitiva, pero son interrumpidos en su camino por el nuevo sonido de ramas y árboles a su izquierda, todos voltean dejando ver a una chica de estatura promedio, cuerpo ancho, cabello lacio oscuro y piel clara aunque sin llegar a blanca que viste un ajustado vestido negro de estilo victoriano corto y tela satinada, sus colmillos prominentes y ojos rojos hacen que no sea necesaria hacer alguna otra pregunta.

—Abran paso a la vampiresa Jatziri —saluda Álex en broma.

Jatziri ríe y se acerca al grupo a saludar, preparándose todos para dirigirse a dónde se encuentra el resto de los integrantes del equipo.

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