Capítulo 7

GULF

Mew ha pedido comida japonesa de mi restaurante favorito, no sé de dónde saca la información para dar en el clavo con cada cosa que hace. Accede a comer conmigo en mi sala, ahí puedo descubrir al Mew soñador, al que tiene una pasión admirable por su trabajo, en definitiva alguien de quien podría enamorarme.

Cuando acabamos de comer recojo los envases y los palillos dejándolos en la cocina. Mew me sigue sin que me dé cuenta y me atrapa contra la encimera. Siento su erección clavándose en mi culo sin ningún pudor.

—Y pensar que estuve a punto de decirle a Max que no quería ir al club esa noche, la suerte me ha sonreído por fin y no voy a dejarte escapar Gulf, es una promesa — me susurra al oído.

Después acaricia suavemente mi cara con su mano, delineando su contorno como intentando memorizarlo, Mew tiene esa cualidad de ser duro y exigente pero a la vez hacerte sentir la persona más especial del mundo.

—No pienso irme a ninguna parte, señor — le respondo en voz baja, como contándole un secreto. Él se ríe con mi ocurrencia y se aparta de mí lentamente.

—Eso espero pequeño, eso espero — me contesta con una sonrisa.

— ¿A qué hora tenemos que irnos, señor? — le pregunto con mi mirada en el suelo, no quiero más castigos, quiero que esta noche Mew me desee tanto que no pueda despegar sus manos de mi piel.

—A las cinco vendrá el coche a recogernos, seguramente tenga que beber y no podré conducir — me explica y una punzada de dolor me atraviesa el corazón, si ese maldito hubiese pensado de igual manera Tee estaría conmigo.

—Yo no quiero beber alcohol, no puedo hacerlo, señor — le explico y él asiente.

—Nadie va a obligarte a hacer algo que no quieras, y mucho menos a algo tan nocivo para tu salud. Si fuese por mí tampoco bebería, pero en estos eventos tengo que socializar y beber es la forma más rápida de cerrar un trato — me explica acercando sus labios a mi frente y dejando un casto beso sobre ella.

—Son casi las tres señor, si te parece bien iré a ducharme y cambiarme para el evento – me dice con esa voz dulce suya que me embelesa.

—Claro, ve — me da permiso y yo salgo volando por las escaleras.

Este ha sido un día muy extraño, he comido de rodillas y me ha encantado que Mew me diera de comer. Después hemos compartido un rato juntos en mi sala, esa ha sido mi parte favorita, Mew es un hombre fabuloso que me gusta cada vez más. Y por último ese beso en mi frente me ha hecho sentir especial para alguien otra vez, como si volviera a existir de nuevo después de tres años de solo ir de aquí para allá.

Me meto en la ducha pensando en el look que me pondré, quiero estar espectacular para que Mew no se avergüence de llevarme como acompañante, hoy es un día importante para él. Ahora que lo pienso pudo retrasar nuestro encuentro e ir con cualquier otra persona a ese evento tan vital para su trabajo, pero prefirió contar con mi compañía.

Salgo de la ducha veinte minutos después con mi pelo atado en una coleta, me ha crecido bastante y de esta manera lo manejo mejor y con una toalla rodeando mi cintura. Entro en mi vestidor repasando cada prenda en busca del perfecto traje negro y de repente lo veo. Talle estrecho, camisa blanca y zapatos oscuros. Sencillo, pero impactante. Deslizo las prendas de las perchas y las coloco sobre la otomana tapizada que ocupa el centro del vestidor. Entonces abro el cajón de la ropa interior y me decido por unos bóxer de seda negros, tienen un tacto suave y una tiras laterales que si las desatas puedes quitar la prenda sin tener que sacar los pies por ella, es muy práctico si esta noche consigo lo que quiero.

Oigo un carraspeo detrás de mí y cuando me giro veo a la perfección hecha hombre. Su precioso cuerpo está embutido en un traje negro de dos piezas con finas rayas diplomáticas blancas y una camisa negra sin corbata que deja ver un poco de su magnífico pecho, un collar plateado termina el look dándole un aspecto un poco peligroso. Intento contener el suspiro que sale de mi pecho pero fracaso estrepitosamente. Mew me mira con una sonrisa pícara que hace cosas raras con mi corazón.

—Ya has decidido que ponerte, es perfecto Gulf. Yo te he traído un complemento que espero quieras llevar — me dice colocándose detrás de mí.

— ¿Complemento? — lo ha dicho con una voz muy sugerente.

Mew desata la toalla que rodea mi cintura dejándome desnudo ante sus ojos. Su mano se desliza por mi espalda hasta la curva de mi culo, no deja de mirar nuestro reflejo en el espejo de cuerpo entero que tenemos delante. Sus ojos son puro fuego y pienso aprovecharme en cuanto volvamos de esa gala benéfica.

—Tienes una piel perfecta, suave y deliciosa — me dice besando mi cuello.

Yo ladeo mi cabeza para darle más espacio y no deja pasar la ocasión de morder la piel de mi cuello bajando hasta mi hombro.

—Quiero que lleves esto puesto — me dice enseñándome un plug anal de color negro.

— ¿En la fiesta? — le pregunto perplejo.

—Sí, quiero mirarte y saber que tienes esto puesto, que cuando quiera estarás estirado y listo para follarte sin miramientos — me explica totalmente excitado con la idea.

—Está bien señor, lo llevaré si es lo que deseas — le digo, en realidad no me desagrada la idea.

—Inclínate sobre la otomana — me pide.

Yo obedezco y él después de lubricarme bien con sus dedos mete el plug hasta el fondo de mi cuerpo. Cuando me incorporo puedo notar el dichoso aparatito tocar deliciosamente mi próstata. Ya no me parece tan buena idea pasear por ahí con esto en el culo, ¿qué haré si mi erección se hace evidente o llegue a provocarme un orgasmo? No quería pensar en eso, sería vergonzoso para los dos.

—Mew, señor, esto no sé si podré, es demasiado intenso— le digo.

—Lo harás bien pequeño, solo tienes que aguantar dos horas, después de eso podré marcharme sin que nadie se ofenda — me dice y un escalofrío me recorre cuando el plug vibra con intensidad.

— ¡Dios!, ¿qué ha sido eso? — le pregunto agarrándome a la pared, siento que mis rodillas son de goma.

Mew me enseña un pequeño mando a distancia sonriéndome con una expresión maléfica en su precioso rostro.

—Ahora yo tengo el control Gulf, el control sobre tu placer, el control sobre tu cuerpo. De momento me conformaré con eso hasta que tenga tu alma y tu corazón — me susurra al oído.

—Mew, no puedes usar eso en público — le exijo y antes de que pueda seguir protestando una nueva descarga me deja sin aliento.

—Esta no es tu sala Gulf, trátame con respeto — me lanza una mirada furibunda y me ordena que me vista porque si no llegaremos tarde.

Me coloco la ropa interior y el traje cómo puedo. El bóxer es bastante estrecho por lo que puedo disimular, si acaso mi erección se hace demasiado evidente.

Cuando acabo de vestirme me miro al espejo antes de bajar a reunirme con Mew, mis ojos brillantes y mi cara sonrojada hacen evidente mi excitación. Maldito Mew, si sigue torturándome así no sé si aguantaré el primer fin de semana.

Decido recomponerme y aguantar el tirón, le voy a demostrar que yo no me rindo, primero muerto.

El coche ya nos espera cuando bajo por la escalera con toda la dignidad de la que soy capaz, dejo que Mew abra la puerta de la limusina negra y me deslizo en su interior, intentando sentarme sin apretar mucho el plug, esta noche va a ser un infierno.

—Estás totalmente precioso — me dice cuando llegamos a nuestro destino y vuelve a abrirme la puerta para que pueda salir.

En cuanto pisamos el exterior del coche miles de flashes nos deslumbran con su luz. Los gritos de los fotógrafos diciéndonos que posemos para ellos me abruman, este ambiente es demasiado para mí. Mew percibe mi nerviosismo y apoya su mano en mi cintura para llevarme dentro del auditorio donde se celebrará la gala lo más rápidamente posible.

—Gracias, señor — le digo cuando estamos lejos de los paparazis.

—Aquí no tienes que llamarme así, los demás no tienen que saber nada de nuestra vida sexual. Puedes llamarme Mew, ahora eres mi cita de esta noche. Una cita de lo más sexy he de decir— me explica besando mi sien en señal de apoyo.

—Vale — le contesto, ahora mismo necesito recomponerme un poco.

Recorremos el salón y Mew va saludando gente por todas partes. Es una persona abierta y de trato fácil, tanto las personas jóvenes como los más mayores adoran a este hombre. Después de un rato presentándome personalidades de todos los estamos de la sociedad me guía hasta la mesa donde nos servirán la comida y donde podremos pujar por los objetos que se subastan hoy. El dinero recaudado se donará a diversos proyectos de desarrollo local.

En nuestra mesa hay cuatro personas además de nosotros, una mujer de pelo rubio y rasgos occidentales me resulta familiar y cuando Mew me la presenta no me lo puedo creer. Shelley McNamara la arquitecta ganadora del premio Pritzker del año pasado adoro su trabajo.

—Encantado de conocerte Gulf, he oído hablar del trabajo que realiza tu empresa y me parece realmente especial — me dice con mucha educación.

—El placer es mío, su trabajo es espectacular, la responsabilidad con el medio ambiente, la sencillez que a la vez respeta la singularidad de cada región donde radican sus creaciones, se merece ese premio — le digo entusiasmado.

Y la velada no puede ir mejor, Mew puja por un par de objetos de decoración y habla con todo el mundo en nuestra mesa. Parece que ha conseguido eso que ha venido a obtener y empieza a aburrirse porque de repente siento una fuerte vibración que me deja sin respiración. Toso un poco para disimular mi turbación y él sonríe como el diablo que es.

Después de media hora de tortura estoy a punto de explotar. Me disculpo con nuestros acompañantes y busco un baño con urgencia, tengo que quitarme este cacharro. Pero no llego muy lejos porque Mew me ha seguido y me mete en uno de los baños y cierra la puerta con cerrojo. Voy a decirle que es un sádico cuando sus ojos me atraviesan como dos espadas. Se quita la chaqueta del traje y se abalanza sobre mí como un tigre hambriento.

— ¡Dios Gulf, has aguantado mucho más de lo que esperaba! — me dice quitándome la chaqueta y abriendo mi camisa para poder darse un festín con mis pezones.

—Mew por favor, no puedo más — le suplico con mi cuerpo temblando sin control.

—Te has portado muy bien cariño, eres adorable y has encantado a todos. Ahora te daré lo que mereces — me dice.

— ¿Y eso es? — le pregunto pasando mis manos por su grueso pelo, la sensación es abrumadora.

—Adoración Gulf, solo mereces adoración — gime en mi oído.

Entonces todo se precipita, me baja los pantalones y desata las tiras de mi ropa interior quitándola del medio. Su mano saca el plug de mi culo y una sensación de vacío se apodera de mí, pero no tengo tiempo a echar de menos esa presión deliciosa en mi interior porque su polla me atraviesa como un ciclón.

— ¡Joder pequeño! — me grita enterrándose en mi cuerpo todo lo profundo que puede. Mi cuerpo está sensible por la estimulación previa y después de dos embestidas brutales y unas palabras sucias me corro entre espasmos que no puedo controlar. El orgasmo más intenso de mi vida me deja sin aliento.

—Mew, por favor — le pido, quiero que se corra dentro de mí. Necesito saber que él lo deseaba tanto como yo.

—Estoy aquí precioso, eres tan especial y serás mío, dime que algún día serás mío — gime contra mi oído mientras no para de follarme salvajemente. En ese momento siento que no puedo negarle nada a Mew, que simplemente al final, dejaré que mi corazón claudique ante él.

—Seré tuyo Mew — le susurro posando mi mano sobre sus brazos que me tienen atrapado sin poder escapar. Entonces un gruñido animal sale de su garganta mientras su semen inunda mi cuerpo dejando la señal que demuestra que yo, ya tengo dueño.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top