Capítulo 25
GULF
Lunes por la mañana, el peor día de la semana por dos razones; una, la cama de Mew es muy cómoda y dos, el cuerpo de Mew es demasiado tentador. Esta mañana casi llegamos tarde porque Mew no quería quitarme las manos de encima. Tardaré una semana en recuperarme de estos últimos tres días.
Después de la cena maravillosa del jueves por la noche, se ha dedicado a enseñarme a disfrutar de la sumisión en su cuarto de juegos. Hemos acudido a ese evento al que no podía faltar. Todo tipo de personas con dinero y con un ego del tamaño de China, rodeaban a Mew. Unos para sacarle algo y otras para meterse en sus pantalones.
En realidad me encantó ver cómo se desenvolvía en ese ambiente, haciendo comentarios educados y rechazando tan amablemente las insinuaciones más desvergonzadas. También me di cuenta de lo diferente que es Mew a esta gente. Pertenece a su círculo, pero les separa un millón de kilómetros de distancia.
En un momento en que la reunión se ha vuelto aburrida, ha cogido mi mano y me ha llevado al primer baño que ha encontrado. Creo que tiene una fijación con hacerlo en los servicios.
En general podría catalogar este fin de semana como épico.
Cojeo un poco hasta mi despacho y me siento frente al escritorio. Sobre éste alguien ha dejado una caja alargada y una nota pegada a ella.
Al principio pienso que Mew me ha mandado algún regalo, pero cuando abro la caja, un grito de sorpresa y asco deja mi boca.
— ¿Qué pasa?— me pregunta Tul entrando en mi despacho.
Yo solo alcanzo a señalar mi escritorio y él se queda petrificado en el sitio.
La caja está llena de flores muertas llenas de gusanos. Mi amigo la alcanza, la tapa y la saca a la papelera del pasillo. Después vuelve a entrar y abre el sobre que venía con las flores. Mientras todo pasa estoy en shock todo el tiempo, si esto es una broma, no tiene ninguna gracia.
La cara de Tul es un poema, me mira preocupado y metiende la nota que había dentro del sobre. Una amenaza escrita con trozos derecortes de revistas me dice que me aleje de Mew.

—Hay que llamar a la policía— me dice mi socio.
—Debe ser algún chiflado, no pienso dejarme asustar— le respondo respirando hondo para tranquilizarme.
—Al menos díselo a Mew, a lo mejor él sabe quién puede haberte mandado este "regalo"— me pide.
—Hablaré con él más tarde, ahora tenemos trabajo que hacer— le respondo, me niego a darle a ese tipo algún control sobre mi vida.
—Gulf, habla con él, en dos semanas será mi boda y no quiero que un loco psicópata la arruine— me advierte seriamente.
—Lo prometo—le respondo poniendo mi mano en el corazón.
Él parece tranquilizarse y me deja empezar con mi lunes, odio los malditos lunes.
ZEE
He pasado parte de la mañana hablando con gente con la que no he tenido contacto desde hace mucho. Quiero saber quiénes eran los dos imbéciles que se atrevieron a acorralar a Saint en el baño de ese bar.
He conseguido saber que hay cámaras en el bar y que el dueño me dejará verlas. No he preguntado cómo lo ha conseguido, porque Copter no es alguien con el que quieras jugar.
Son casi las doce cuando llego al bar en cuestión. Parece un lugar tranquilo, el típico bar donde vas a ligar una típica noche de sábado. Pero tienen cámaras, por lo que deduzco que no es la primera vez que pasan este tipo de cosas por aquí.
El dueño es un hombre de unos treinta años, con un pelo oscuro y unos ojos penetrantes que me dice que no es bueno meterse con él. Suelo reconocer a los tipos como yo, esos que un día fueron peligrosos, pero que supieron encauzar sus vidas.
—Hola, soy Zee. Gracias por dejarme ver las cámaras— le digo tendiéndole la mano.
—Soy Mix, el dueño de este sitio. No me gusta que entre escoria a mi bar, por eso voy a dejar que te encargues tú. Copter me ha dicho que puedo fiarme de que harás un buen trabajo con esos tipos— me responde muy serio.
—Lo haré, el chico al que casi violan es mi novio— le digo sin más explicaciones.
—Asegúrate de que les quede claro que si se acercan otra vez por este bar a molestar a mis clientes, los enterraré donde nadie los encuentre— me dice y algo en su mirada hace que me entren escalofríos.
Después de ponerme sus condiciones, me lleva hasta lo que supongo es su despacho. Un sitio amplio y ordenado, demasiado ordenado para mi gusto.
Se sienta frente a su escritorio y me enseña las imágenes del día y la hora que me interesa. Veo como Saint se sienta y le pide una cerveza al camarero. Un rato después un tipo de unos treinta años, bajo y de complexión delgada, se acerca a mi novio. Parece que Saint le dice que se largue, pero el idiota no se da por aludido.
Saint se levanta bruscamente y se dirige al baño. Mix me enseña las imágenes del exterior del aseo de chicos. En ellas se ve a Saint entrando y poco después al tipo de la barra, junto con otro mucho más grande, seguirlo hasta el interior.
—En los baños no hay cámaras— me dice Mix.
—Me lo imaginaba. ¿Podrías ampliar sus caras? —le pido.
—No hará falta, sé quiénes son— me responde.
— ¿Por qué no me lo has dicho antes?—le digo cabreado por hacerme perder el tiempo.
—Quería que vieras como seguían y cazaban a tu novio, una motivación, digamos—me responde con una sonrisa.
—No necesito motivación para encargarme de esos idiotas, Saint tuvo pesadillas toda la noche, esa es mi motivación—le espeto.
—Me alegro. Aquí tengo los nombres y las direcciones de esos dos. Son bastante conocidos por su manía de cazar chicos indefensos. Pero por lo visto tu novio los noqueó a los dos sin ningún problema—me dice divertido.
Saint es de armas tomar, sabe lo que quiere y no tiene miedo de defenderse y defender lo suyo. Así que asiento con la cabeza, muy orgulloso de ser su pareja. Cojo el papel que me tiende y decido que esta misma tarde les haré una visita.
Me despido de Mix y salgo al sol del mediodía. Decido llamar al trabajo para decirles que no volveré a la oficina. Quiero preparar bien mi plan de esta tarde, esos dos se van a arrepentir de haber tocado a Saint y se les va a quitar las ganas de andar violando a nadie más.
MEW
Hoy ha sido un día muy largo. Algunas complicaciones con el desarrollo de la aplicación me han mantenido en la oficina prácticamente toda la mañana y parte de la tarde.
Tengo varios mensajes de Gulf pidiéndome verme esta noche. Ni siquiera he tenido algo de tiempo para contestarle, así que lo cito en el ático en una hora.
De camino a casa pienso mucho en el fin de semana que hemos pasado juntos. Nunca me he sentido tan en sintonía con alguien anteriormente. Pensé que una vez firmara el contrato y empezáramos a vernos más a menudo, mi interés por él disminuiría. Pero me he encontrado deseándolo aún más. Me encanta que me mande mensajes o me llame en cualquier momento. A veces me descubro haciendo planes mucho más allá de los fines de semana.
Creo que Gulf está en el mismo punto que yo. Ya no se hace derogar cuando le pido que duerma conmigo los domingos por la noche. Me he dado cuenta que está muy cómodo a mi alrededor y eso me hace inmensamente feliz. Por fin he conseguido que confíe en mí y que me abra su corazón.
Gulf ya ha llegado cuando entro en el ático. Puedo notar su nerviosismo desde la entrada. Sus hombros tensos y su paseo de ida y vuelta por la alfombra del salón.
—Cariño, ya estoy aquí— le digo abrazándolo por la espalda.
Él me devuelve el abrazo y esconde su cara en mi cuello.
—Mew...
— ¿Ha pasado algo?
—Hoy he recibido esto— me dice entregándome una nota con una amenaza.
—Que mierda...
—Me ha llegado junto a una caja llena de flores muertas. ¿Sabes quién puede ser?— me pregunta. Sé perfectamente quien ha sido, maldito bastardo, voy a matarlo.
El aire se hace pesado entre nosotros, Gulf intuye que yo sé algo de esto y no se equivoca.
—Mew, dime la verdad. El otro día te oí hablar con alguien por teléfono y ahora esto— me dice.
—Gulf, lo siento mucho. Déjame que yo lo arregle—le pido.
—Dime qué pasa— me exige.
—Nada que no pueda solucionar— intento en vano que deje de preguntarme.
—O me dices ahora mismo qué está pasando o voy a la policía y que ellos se encarguen— me dice echando chispas por los ojos.
—Gulf... yo cometí un error— me rindo.
— ¿Un error? ¿Qué clase de error?—me pregunta.
—Cuando pasamos nuestro primer fin de semana juntos y después de cagarla fui a hablar contigo para disculparme, ¿te acuerdas?— le pregunto.
—Sí.
—Me dijiste que decidiera si quería abrirme a ti o te dejara en paz.
—Lo recuerdo.
—Pues esa semana pensé mucho en todo. Me entró el pánico y fui al club una noche...
Su mirada se vuelve borrosa y su boca se tensa en una línea fría.
— ¿Y?
—Besé a un chico.
—¿Te acostaste con alguien mientras pensabas si querías estar conmigo?
—¡No! Claro que no. Sólo nos besamos, y yo entré en razón y lo paré todo.
—¿Quién es?
—Lhong, un sumiso que tuve durante un tiempo. Lo dejamos porque era demasiado controlador. Fue una estupidez y me arrepiento de haberlo hecho.
—¿Es el rubio que me llevó hasta ti esa noche?
—No.
—Entonces te liaste con un ex, y no me lo dijiste. Y ahora me amenaza para que te deje.
—Fue un error, no estaba pensando, me entró el pánico. Lo siento mucho Gulf, debí decírtelo.
—Te entró el pánico... ¿Entonces qué pasará cuando te diga que te amo? ¿Qué pasará cuando sepas que no quiero ser solo tu sumiso? Dime Mew ¿Qué harás? ¿Saldrás corriendo a acostarte con el primero que te lo pida?
—Gulf, yo no...
—Déjalo Mew, ni siquiera me contestes, no quiero saberlo.
Entonces me da la espalda, coge sus cosas y sale de mi casa dando un portazo. Me quedo en shock en medio de mi salón sin saber qué hacer.
¿Qué coño ha pasado?
No sé mantener las cosas buenas de mi vida. Debí decírselo desde la primera vez que Lhong me amenazó, pero como el cobarde que soy me callé por miedo.
Estoy harto de que el miedo dirija mi vida. Gulf tiene que saber que no huiré, que me quedaré a su lado porque yo también lo amo.
Yo también lo amo, esa idea cala dentro de mi cerebro y me despierta del letargo en el que estoy sumergido.
Corro al ascensor y de ahí a la calle. No hay rastro de mi pequeño, así que intento llamarlo. Me salta el buzón de voz.
Bien,entonces no me queda más remedio que ir a su casa y rezar para que me dejedarle una explicación.
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